El fin de los ocho años de calvario de Sonsoles Espinosa y sus hijas en La Moncloa
Por
REDACCION
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redaccionguadanewses/9/9/19
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:14h
Sonsoles Espinosa está feliz. Atrás quedan ocho años de actos públicos y de exposición mediática en los que no ha logrado encontrar su sitio, y una casa, La Moncloa, a la que jamás llegó a acostumbrarse. Ni ella ni sus dos hijas, Laura y Alba, quienes están más contentas, si cabe, con la mudanza a la exclusiva zona de Somosaguas; una decisión tomada precisamente por ellas, ya que, como comentó en su día el ya expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, la intención era volver a León una vez dejara su cargo de jefe del Gobierno, pero la insistencia de éstas de permanecer en la capital hizo que el leonés reconsiderara la decisión. SIGUE
Alérgica a la fama y a la prensa, en alguna ocasión se le ha oído decir que en Madrid, y más concretamente en el Palacio de La Moncloa, se sentía como "en una sartén hirviendo", una "jaula de oro" de la que a menudo intentaba escapar viajando hasta su tierra natal, Ávila, o a León, donde ha vivido desde pequeña, en busca de esa vida de provincias que tanto añora.
En todo este tiempo, Sonsoles Espinosa no ha dejado de lado su profesión como soprano en el coro de la Capilla Real de Madrid, compaginando sus actuaciones tanto dentro como, sobre todo, fuera de España -en las que pocas veces el público se percataba de que una de las cantantes líricas era la primera dama española- con los actos públicos a los que obligatoriamente debía asistir como esposa del presidente del Gobierno, como la Pascual Militar y el Día de la Constitución.
A sus hijas tampoco les ha gustado nunca estar en el punto de mira de la opinión pública, aunque gracias a este vínculo familiar pudieran disfrutar de ciertos privilegios. Adoran la vida en Madrid, pero lejos de La Moncloa, algo que ya ha sucedido con algunos de los hijos de los anteriores presidentes del Gobierno patrio. En el caso de Laura y Alba Rodríguez Espinosa, su situación se complica teniendo en cuenta que ambas se encuentran en plena adolescencia y su rebeldía ha preocupado a sus progenitores y ha creado algún problema que otro en la armonía y tranquilidad familiar.
Las hijas de Zapatero han visto cómo, por culpa del cargo que ocupa su padre, a menudo eran objeto de críticas y polémicas varias por cuestiones como su estética gótica, puesta de manifiesto a raíz de la famosa y polémica fotografía en la que aparecían con el matrimonio Obama en el Metropolitan de Nueva York, o aquellas otras imágenes que circularon por las redes sociales en las que aparecen junto a sus amigos haciendo botellón.
Pero los comentarios sobre Laura y Alba no han quedado ahí. La Gaceta ya publicó en su momento que las jóvenes sufrían problemas de sobrepeso y que Sonsoles Espinosa había tenido que recurrir a un especialista endocrino. Otros tantos medios especulaban con la posibilidad de que, el mismo día en el que la Selección Española ganaba el Mundial de Sudáfrica, Zapatero había tenido que hacer frente a un problema familiar: su hija mayor había decidido independizarse y convivir junto a su pareja en una "especie de comuna", y de ahí la ausencia del expresidente del Gobierno en la celebración posterior al triunfo.
En cualquier caso, para las tres éstas son unas navidades muy especiales, ya que, por primera vez en ocho años, las pasarán lejos de La Moncloa, concretamente en su nuevo domicilio de Somosaguas, la zona con mayor renta per cápita de Madrid y una de las de mayor concentración de riqueza de España. Allí podrán disfrutar de esa tranquilidad y privacidad que tanto ansían lejos de los focos, que han sido un calvario para ellas durante los últimos ocho años.