EL OTRO Deporte
Vuelta A Las Tortillas
África Egido
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:14h
El deporte tiene esa maravillosa y perversa costumbre de bandearnos de un lado a otro sin dejar que nos establezcamos más tiempo del necesario en una misma emoción.
Tiene esa manía de permitirnos sacar pecho ufanos y castigar después nuestra altanería a base de grandes decepciones que nos hagan regresar con las orejas agachadas y tener que rendirnos a nuevas evidencias.
E sta última semana, el universo parece haber intentado castigar nuestra vanidad, golpeándonos donde más duele. Nuestros héroes de la Roja, esos guerreros imbatibles, ídolos dentro y fuera de la cancha, que entre vítores recibían hace días el premio Príncipe de Asturias, han regresado de Portugal entonando un triste fado y cargando -entre disculpas y lamentos- con un castigador 4-0 de la selección lusa. A veces, entre premio y premio, no es mala idea recordar que los galardones no sustentan una carrera. El mismo castigo a nuestro ego lo proporcionó la dramática derrota de Fernando Alonso que, una vez más, perdía el Mundial en una carrera con más frustración y errores que justicia... De nuevo, la Fórmula 1 tuvo sabor alemán. Aunque amargue.
P ero, ya que el deporte castiga y premia con la misma contundencia, ha tenido a bien regalarnos la ilusión del joven Marc Márquez sobre las dos ruedas para sentirnos otra vez campeones del mundo. Y esta semana miraremos de reojo al Torneo Maestros de Londres para que una raqueta vuelva a ilusionarnos y nos devuelva a un super-héroe. Y así, una semana más, nos sentaremos frente al televisor con nuestro saco de emociones, a la espera de que un balón, una raqueta o una buena carrera saquen lo mejor de él.◆