Obituario
Cómo decir adiós a un padre
Que Dios te tenga en su gloria, porque para nosotros, estarás siempre aquí
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:14h
Estoy seguro que muchos se habrán hecho esta reflexión. La verdad es que yo no quiero con estas líneas, ser un hijo que haya sufrido el que más del mundo por la pérdida de mi padre, pero sí quiero dejar mis líneas sobre mi vida con él, que seguro serán un fiel reflejo de los sentimientos que todos vosotros hayáis tenido con el vuestro. Papá, qué bonita palabra. Empezamos con ella a llamarle, y seguimos haciéndolo hasta su último día. En todo este tiempo, se suceden muchas cosas y, entre los primeros recuerdos que fluyen por mi cabeza, es cuando me compraste una bicicleta y querías que yo aprendiera el primer día, en las eras de San Pedro, en Sigüenza..."vamos hijo, tu puedes", desde ese día, hasta hoy, lo he tenido presente. SIGUE
Gracias papá. Luego, un poco más tarde, me regalaste un equipo del Real Madrid, con el nº 4 del famoso "Pirri", siendo tu del Atlético de Madrid, como mis hermanos, siempre demostrando que lo primero eran tus hijos, antes que cualquier equipo de fútbol, aunque en todos los camiones llevaras la insignia del Atlético. Hoy por estar a tu lado, si pudiera, sería de tu equipo. Gracias por respetarme.
Más tarde, empezamos a no entendernos porque yo me refugiaba en mamá, y tu empezabas a regañarme con los estudios y otras cosas, como es normal, y con esos amores y desamores, me pongo en los 14 años, empezando a entenderte, admirándote cada día más.
Comenzamos, a partir de esa edad a compartir, algo que nunca hemos dejado de practicar hasta los días de tu enfermedad, la caza. Entre lance y lance, me ibas enseñando lo que era la vida, qué momentos más intensos, y qué generosidad, cuando tu decías, "has pegado a esa perdiz", y no sabía si el perdigón era tuyo o mío.
Más tarde, se incorporó una persona muy importante para mí y para ti, tu nieto José Luis, que me lo quitabas y te lo llevabas a tu puesto de caza. Me ponía a miraros, y sentía algo en mi cuerpo que no encuentro palabras para describirlo, de lo entrañable que era, y tu le decías "vamos titi", como solías llamarle. Cómo me hubiera gustado que le hubieses visto cómo te llevo a tu último puesto. En mi retina, y en mi corazón, siempre quedará esa imagen.
Papá, a lo largo de esta vida, te he ido entendiendo y comprendiendo, y cada día que yo iba cumpliendo años, me identificaba más contigo, haciéndome más cómplice en tu vida.
Gracias por enseñarme lo que es el esfuerzo y el sacrificio por los hijos. Yo trataré de ser para los míos, la mitad de lo que tú has sido para nosotros.
Que Dios te tenga en su gloria, porque para nosotros, estarás siempre aquí
Fdo.: José Luis Alguacil Sienes