Nuestra Señora de los Dolores y El Cristo Yacente

Un poco de historia
La imagen titular de la cofradía de la Virgen de los Dolores se trata de una talla dispuesta para ser vestida tiene de madera la cara, las manos y los pies. En los últimos años va cambiando un poco su vestimenta, según el ritmo litúrgico de cada momento. Ahora mismo lleva ropajes de luto, a los que volverá durante la Semana Santa. Previamente a ésta, en Cuaresma, la veremos vestida de mujer hebrea, llevando en sus manos una corona de espinas lista para colocar sobre la cabeza de Cristo. La puesta en escena en Semana Santa, hasta la Guerra Civil, debía ser espectacular, ya que la Virgen era colocada encima de la custodia-tabernáculo del altar mayor de Santa María, rodeada de todo tipo de flores y candelabros, con la clara pretensión de conducir la vista del feligrés-penitente, desde la imagen de Nuestra Señora, hasta el Hijo, que estaba colocado en la parte superior. Debajo del camarín central se encontraba, hasta su destrucción durante la Guerra Civil, la imagen del Cristo Yacente.
Ésta ha sido sustituida por otra magnífica talla, obra de Fernando Cruz Solís, con la que ganó una beca de Escultura para acudir a Roma. En su momento, la talla del Cristo Yacente fue propieda de los excombatientes, así como la imagen de la Dolorosa pertenecía a las Hermanas Terciarias Servitas. Desconocemos el momento exacto en que su hermandad se puso en marcha en Santa María.

Ha sido necesario proceder a la restauración del retablo de características neoclásicas en que ambas imágenes están colocadas. El retablo se compone de dos columnas lisas, con capiteles de estilo compuesto. La carcoma lo había dejado en muy mal estado y exigía una rápida atención por sí mismo y para evitar que el resto de retablos y tallas padeciesen con el paso del tiempo del mismo mal. Ambas cofradías junto con la parroquia han colaborado. ◆