La Cueva de los Casares abrirá sus puertas en Semana Santa

En este sentido, el representante del Gobierno regional se desplazó a Molina de Aragón para concretar algunas cuestiones técnicas relacionadas con la próxima apertura y conocer las reformas que se están llevando a cabo en el Museo molinés. De esta manera y durante una reunión con el director del Museo, Juan Manuel Monasterio, se fijó un protocolo para ejecutar un proyecto de acondicionamiento y dotación de la cueva, que sirva para potenciar estos recursos como otra de las herramientas de dinamización turística de la Comarca.

Asimismo, se estableció que la visita se realizará mediante cita previa, con el fin de evitar visitas masivas y garantizar la conservación de sus grabados de excepcional importancia. Para ello se fijarán estrictas medidas de de seguridad y tiempos de permanencia en su interior y se llevarán a cabo siempre bajo la dirección y supervisión de guías especializados.

Por su parte, el director del Museo Comarcal puso de manifiesto su satisfacción e indicó que “la Asociación de Amigos del Museo Comarcal de Molina seguirá trabajando para divulgar y proteger estos recursos y, al mismo tiempo, para que sirvan de soporte a la actividad y desarrollo turístico de la Comarca, un aspecto importante que se pretende impulsar tanto desde dicha asociación, como desde la candidatura a Geoparque de la Comarca de Molina de Aragón y el Alto Tajo”. Asimismo, Monasterio destacó que conseguir que el complejo de la Cueva de los Casares vuelva a estar abierto al público, era un deber hacia toda la Comarca de Molina de Aragón.

Sobre la Cueva de los Casares
Los curiosos grabados de la Cueva de los Casares fueron descubiertos por Rufo Ramírez, maestro de La Riba, junto con su hermano Claudio, en el año 1928. Ellos fueron los primeros en contemplar las más de 200 figuras que guarda en su interior, datadas entre 30.000 y 25.000 años antes de Cristo. Fue el excepcional valor de las mismas lo que condicionó que un lustro más tarde, en 1934, la cueva fuera declarada Monumento Nacional. Se trata de una muestra de arte rupestre única en el mundo, al ilustrar el tema de la procreación en algunas de sus figuras y al ser poco frecuente encontrar este tipo de restos en el interior de la Península.

Cabe destacar, por otra parte, que según los cálculos del Museo Comarcal de Molina, en torno a un millar de personas al año, principalmente madrileños, se acercaban a visitar esta cueva antes de su clausura.