Tradición y diversión se unen a lo largo de toda la provincia
Ven y disfruta de las ferias y festivales de Guadalajara
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:14h
Las fechas marcadas en rojo en el calendario festivo de la provincia de Guadalajara son también en las que más gente acude a la localidad en la que tiene lugar la celebración. Principalmente en estos meses más calurosos, personas llegadas desde diferentes puntos de la geografía nacional se acercan hasta estos lugares para disfrutar de sus tradiciones, disfrutando de las actividades que se llevan celebrando en cada sitio desde hace tanto tiempo. Una festividad puede ser de origen religioso o pagano. El protagonismo puede ser para el esplendor de tiempos pasados, para una profesión desaparecida, para una patrona o incluso para los toros. Los vecinos de las localidades donde se celebran se preocupan de preservarlas, sea cual sea su idiosincrasia, como si fueran los guardianes de la propia esencia del lugar en el que viven. Los visitantes, agradecidos, disfrutan de cada momento.
La Caballada de Atienza, una de las tradiciones españolas más antiguas Los atencinos tiene cada año una cita con la historia, en una de las fiestas más antiguas no sólo de la provincia de Guadalajara, sino también de todo el conjunto del país. Declarada de Interés Turístico Nacional, la Caballa de Atienza tiene lugar cada domingo de Pentecostés –este año, el 8 de junio– desde el año 1162, teniendo a los miembros de la Cofradía de la Santísima Trinidad como protagonistas. Esta festividad conmemora un hecho histórico, cuando los arrieros de una Atienza sitiada por Fernando II de León, salieron de la ciudad, ocultando al heredero de Castilla Alfonso VII entre ellos. Así llegaron a la ermita de la Virgen de la Estrella, patrona de Atienza, donde simularon una romería. La vigilancia de los sitiadores se relajó y así consiguieron llevar al rey niño primero a Segovia, y luego a Ávila. La huída duró siete días. Desde entonces, los miembros de la Cofradía de la Santísima Trinidad, heredera de la antigua cofradía de arrieros, recuerdan aquel importante hecho a lomos de sus caballos, llevando su capa y su sombrero español y al son de la dulzaina y el tamboril. Desde la mañana temprano, cuando la comitiva atraviesa el pueblo camino de la ermita de la Estrella, hasta el atardecer, en que tienen lugar las carreras entre ellos –momento más espectacular del evento–, los cofrades van cumpliendo con la tradición escrupulosamente, siguiendo unas ordenanzas que cuentan con siglos de antigüedad. Como ejemplo, las multas impuestas por el prioste de la Hermandad a los cofrades se hacen en forma de celemines de trigo, libras de cera o cuartillos de vino. Por otro lado, el día anterior se celebra el Sábado de las siete tortillas, cuando en la ermita de la Estrella, los hermanos cofrades se reúnen alrededor de la mesa para degustar las siete tortillas, que según dice la tradición, son las jornadas que duró el viaje hasta poner a salvo al Rey. UN LUGAR CON SU PROPIA HISTORIA Atienza es uno de esos lugares de Guadalajara que no dejan indiferente a ninguno de sus visitantes. El paso de la historia por sus calles se hace perfectamente plausible en sus murallas, que en la Edad Media la convirtieron en una de las ciudades mejor fortificadas. Además, cada rincón de la localidad muestra la importancia que tuvo en tiempos pretéritos. Y es que, aunque el mejor momento de visitar Atienza es durante la celebración de su Caballada, todo el año es un lugar único en el que pasar, por ejemplo, todo un fin de semana, disfrutando además, de la gran oferta turística con la que cuenta. Su gastronomía es buena prueba de ello, destacando el cordero asado servido con pasas y cogollos de lechuga, entre otras delicias. Este y otros manjares se pueden degustar en el restaurante El Mirador, en el Villa de Atienza o en El Pesebre. Los Arrieros, Mesón del Trigo o El Ballenero son otros de las opciones. Pero si lo que se busca es descansar, las posibilidades no son menores. La Real Posada de San Salvador o los apartamentos rurales Leonor de Aquitania acogen al visitante con gran hospitalidad, al igual que el hotel convento Santa Ana, la casa rural Fonda Molinero, el hotel Antiguo Palacio o el hotel Atienza XXI. No se quedan atrás las casas rurales Alfonso VIII y San Gil. Dependiendo de los gustos de cada turista, pueden elegir una opción u otra, teniendo la seguridad de que su visita a uno de los municipios más emblemáticos de la Sierra Norte de Guadalajara será completamente inolvidable. |
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Folclore serrano en la Octava del Corpus de Valverde de los Arroyos La Octava del Corpus de Valverde de los Arroyos es una de las festividades de la Serranía Norte de Guadalajara que más público atrae a lo largo del año, celebrándose cada año diez días después del Corpus Christi, siempre en domingo. Declarada como Fiesta de Interés Turístico Regional, esta celebración se caracteriza principalmente por la vistosa vestimenta de los danzantes, en que destaca su alto gorro adornado con flores. Tampoco se queda atrás el botarga, figura tradicional en la provincia, vestido de vivos colores, comandando los actos que se celebran. Las danzas que ejecutan, de origen pagano, no estuvieron ligadas a la celebración cristiana hasta el siglo XVII, en que por bula del papa León XI, se les permitía “bailar cubiertos ante el Santísimo”. Ocho son los danzantes que cada año protagonizan esta festividad, pasando el testigo a las siguientes generaciones cuando deciden que es el momento adecuado. La jornada comienza con una misa, en la que los danzantes se sientan en el presbiterio. Una vez terminada, hacen su primera parada en el altar colocado en la plaza de María Cristina. Después, realizan su primera danza, la de la Cruz, en las eras, hasta las que se llega en procesión por las calles del pueblo desde la iglesia. El elemento más importantes en ésta son las castañuelas. Más tarde, de vuelta en la plaza, interpretan la danza de los Molinos, de paloteo, en que parecen luchar blandiendo sus palos al son de la música, siempre marcada por la gaita y el tambor. Le sigue la danza del Cordón, en que trenzan ocho cintas de distintos colores, alrededor de un palo que sostiene el botarga. Y así, hasta completar las seis danzas que permanecen de esta antigua tradición, que según los vecinos, llegó a tener hasta doce variantes. Entre cada una de las danzas, se realiza una Almoneda, en la que se puja por las dulces roscas que los danzantes exponen en una especie de artefacto que simula un árbol. Una vez finalizadas las danzas, llega el turno de la celebración de los autos sacramentales, junto a la iglesia. Éstos constan de pequeñas representaciones en las que los vecinos de la localidad serrana interpretan sencillas obras en las que se entremezcla un fondo teológico, con la vida rural diaria. El Auto de San Miguel es el más conocido y representado. CON LA BELLEZA DE LA ARQUITECTURA NEGRA Además de poder disfrutar de ese folclore que marca la personalidad de una localidad, Valverde de los Aroyos es uno de los mejores ejemplo de pueblos de la Arquitectura Negra que la comarca de la Sierra Norte puede ofrecer. Sus características construcciones han sabido guardar la esencia de un lugar que atrapa desde el primer momento. Y eso no es todo. Valverde se cobija bajo la sombra del emblemático pico Ocejón, marcado en el mapa de todo amante del senderismo. Además, a tan solo un paseo, se encuentran las chorreras de Despeñalagua, un paraje espectacular en el que la tranquilidad del campo se mezcla con la violencia con la que se desprende el agua de las montañas. Pero después de vivir la fiesta de cerca, disfrutar del encanto del pueblo y visitar su rico entorno natural, el visitante necesitará lugares en los que poder comer y poder descansar. Aunque Valverde de los Aroyos es un pueblo pequeño, tiene su oferta. El mesón Despeñalagua es el mejor ejemplo, donde los miles de visitantes que el pueblo recibe cada año disfrutan de una cocina tradicional en la que no falta el cabrito asado, las croquetas de corzo o la cecina. Pero si lo que se quiere es un buen lugar donde hacer noche, El Carabo ofrece sus seis casas rurales, todas ellas con la estética de la Arquitectura Negra. Por su parte, El Nido de Valverde es un lugar perfecto en el que hacer una escapada romántica gracias a sus diferentes suites. |
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El Festival Medieval de Hita muestra el legado de un pueblo y su Arcipreste La provincia de Guadalajara cuenta con un gran legado medieval, que cada año muchos de sus municipios recuperan con sus mercados y festivales. Sin embargo, el más destacable es sin duda el Festival Medieval de Hita, Fiesta de Interés Turístico Nacional, que este año celebrará su 54ª edición el sábado 5 de julio. La cita comienza cada año con la apertura del mercado medieval y el pregón de inauguración, en una plaza del Arcipreste que hace pensar al visitante que ha retrocedido varios siglos en la historia. Desde entonces, comienza la animación por todo el Conjunto Histórico, con música y desfiles a diferentes horas. Además, tienen lugar visitas guiadas por todas las joyas arquitectónicas con las que cuenta el municipio, así como a las bodegas con las que cuenta Hita. Ya por la tarde, el Alarde en la plaza del Arcipreste antecede al tradicional combate entre Don Carnal y Doña Cuaresma, en el Palenque, del Libro del buen amor del Arcipreste de Hita. Seguidamente, en ese mismo lugar, comenzará el momento más espectacular de toda la velada, las justas a pie y a caballo. Mientras, por el centro de la villa continúa el mercado, con botargas y música tradicional, la plaza de Doña Endrina estará ocupada por diferentes artesanos que mostrarán su arte, mientras que las ruinas de San Pedro acogerán las suculentas meriendas tradicionales. De esta manera se llega a la noche, cuando el teatro cobre de nuevo protagonismo en la plaza del Arcipreste. Allí se representará Doña Bellida, la conversa de Hita, del incombustible Manuel Criado de Val. El último acto será, cuando ya apunte la madrugada, nuevas luchas a pie y a caballo en un torneo nocturno en el Palenque. El primer festival se celebró en el año 1961, impulsado y organizado por Manuel Criado de Val. En éste se escenificó Los amores de don Melón y doña Endrina incluido en el Libro de buen amor del Arcipreste de Hita. Y es que es en torno a esta obra y al legado de su autor, sobre lo que gira toda esta celebración. UN LUGAR DONDE PODER SENTIR EL MEDIEVO Hita ha sabido conservar sus preciadas joyas medievales para que hoy en día sean el principal reclamo de los miles de visitantes que pasean por sus calles cada año. Su impresionante muralla medieval, las ruinas de San Pedro, la plaza del Arcipreste...; todo parece haber sido dispuesto para que los turistas se queden con la boca abierta en cada rincón. Buenos conocedores de lo mucho que tienen, los hiteños se han esforzado por dotar a la localidad de una infraestructura necesaria para que la experiencia turística sea óptima: dónde comer y donde descanar. Para degustar esa cocina tradicional alcarreña que tanto gusta a todo aquel que visita la comarca, los comensales pueden acercarse al restaurante La Posada de Rosa, al igual que a El Perenquen o a Doña Juana. En todos ellos, la experiencia gastronómica invita a volver. Lo mismo ocurre en la cafetería La Cuesta o en el bar Arcipreste, lugares con su propio encanto dentro de un pueblo ya por sí sorprendente. Pero la oferta de descanso no se queda ni mucho menos atrás. La Posada de Rosa también ofrece sus habitaciones al turista exhausto de pasear por las calles de Hita, lo mismo que hace la casa rural El Rincón de Román. Y todavía quedan más opciones entre las que elegir. Cada una de ellas con su estilos, las casas rurales El Pósito de Hita, La Guindalera o Doña Garosa trabajan cada día para que los visitantes del municipio se vayan de allí con la mejor de las sensaciones. |
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El Encierro de Brihuega, pasión taurina por los campos de la Alcarria Si hay una fecha que está marcada a fuego en Brihuega esa es el 16 de agosto. Todos los vecinos de la localidad, de la provincia e incluso los aficionados taurinos de todo el centro peninsular saben que ese día se celebra en el Jardín de la Alcarria su tradicional Encierro, reconocido como Fiesta de Interés Turístico Regional. A las seis de la tarde, tras el disparo de un cohete, la manada sale de la Plaza de Toros La Muralla, para recorrer las calles de Brihuega, siguiendo a los corredores. A las afueras, les esperan jinetes a caballo, con sus tradicionales varas, para llevarlos a los montes cercanos, seguidos por la multitud, que disfruta de ellos en pleno campo. Son miles de personas las que cada año se ponen delante de los toros para vivir esta experiencia, en la que muchos repiten cada edición. Un día, sin duda, marcado en rojo en el calendario anual de los aficionados a los toros. No volverán a Brihuega, al corral de la plaza de San Felipe, hasta la madrugada. En la mañana del día siguiente, 17 de agosto, vuelven a atravesar las calles de la ciudad para llegar de nuevo a la Plaza de Toros, donde además se suelta una vaquilla, o un toro, para entretenimiento de los asistentes. También es importante la música, protagonizada por el pasadoble Sangre Torera –conocido como Parapachumpa por los brihuegos–, que sonará varias veces durante el evento Mucha historia El Encierro de Brihuega es uno de los más antiguos de toda España, ya que se tiene constancia de que en 1530, el Ayuntamiento multó a la Cofradía de la Virgen del Remedio por correr un toro el día de su fiesta. Además, desde sus orígenes se mantiene fiel a sus orígenes. También consta en un libro de cuentas del Ayuntamiento del siglo XVI, una partida de dinero, entregado por el Consistorio a un carpintero, por los trabajos realizados para el encierro de los novillos. Además, en 1710 y con objeto de la celebración de la victoria de Felipe V, en el asalto a Brihuega-Batalla de Villaviciosa de la guerra de Sucesión, se celebró un gran festejo de toros con su correspondiente encierro, muestra de la gran afición que siempre ha tenido el municipio. HISTORIA VIVA ENTRE SUS MONUMENTOS Que Brihuega es uno de los municipios clave para el turismo de Guadalajara es algo que tienen muy claro en todos los ámbitos. No en vano, el Consistorio de la localidad ya prepara un nuevo Día del Turista, y ya van 12, esta vez el 17 de mayo. Y es que cuando se llega a la conocida como el Jardín de la Alcarria, uno no sabe por dónde empezar. La Real Fábrica de Paños, la puerta de la Cadena, la iglesia de San Felipe, el convento de las Jerónimas de San Ildefonso, la Real Cárcel de Carlos III...; y así hasta una gran lista de edificaciones, civiles o religiosas. Pero después de tanta fiesta y tanta visita, el turista se sentirá cansado. Por ello, la localidad cuenta con una gran oferta hotelera, como el Caserío de Palazuelos, la hospedería Princesa Elima, el hostal El Torreón, el hotel spa Niwa o La Posada del Viento. Si lo que se quiere es optar por una casa rural, a su disposición encontrarán Blan, Cozagón, El Rincón del Castillo, La Cadena, La Noguera de Socasa, La Rosaleda, Las Eras, El Colmenar o Las Murallas. Y lo mejor es que la oferta en restauración no contrasta lo más mínimo con la anterior. Centrándose en la cocina tradicional, el asador El Tolmo, Peña Bermeja o Quiñoneros llevan ya mucho tiempo dando de comer en Brihuega. Lo mismo ocurre en el restaurante La Posada de Jorge, el restaurante El Alto o el restaurante La Muralla, perfecto para los amantes de los toros. Además, tanto en El Torreón como en Princesa Elima también se sienten muy orgullosos de cada plato que sale de sus fogones. |
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La Procesión de los Faroles, un broche de oro para las fiestas de Sigüenza Si Sigüenza es siempre una localidad que tiene un halo especial, durante sus fiestas patronales irradia una luz difícil de explicar. Posiblemente el acto más importante de las mismas sea la Procesión de los Faroles, dedicada a su patrona la Virgen de la Mayor en el domingo posterior al 15 de agosto, este año el día 17. No es vano, está declarada como Fiesta de Interés Turístico Regional. El origen de esta procesión se remonta al año 1493, según consta en las Actas de la Catedral seguntina. El acto consiste en una tradicional y solemne procesión nocturna, donde la imagen de la Virgen, una talla románica del siglo XIII llevada en una carroza decorada con flores, es alumbrada por un monumental rosario de faroles, a modo de antorchas, con cinco misterios del Rosario, realizados en cristal y metal transportados a hombros, cinco Padresnuestros, 50 Avemarías y la Letanía. La procesión se inicia en la Catedral de Sigüenza, a partir de las nueve de la noche tras el Rezo del Rosario. Desde allí, se recorrerán las principales calles de la villa, acompañada de miles de devotos que entonan el Santo Rosario, interrumpido solamente por la música de la banda, que marca el paso. El recorrido sigue por la calle Medina y San Roque hasta llegar al Paseo de la Alameda, sube por la calle del Humilladero, finalizando en la calle Cardenal Mendoza, regresando a la Catedral. Puede seguirse, o contemplarlo pasar desde cualquiera de estas calles. También es interesante acudir a la Catedral para oír sonar su órgano. Una vez terminada la procesión, merece la pena mirar al cielo: fuegos artificiales de mil colores cierran el evento. Este acto es siempre el broche de oro de las fiestas, y supone una de las tradiciones más arraigadas entre los seguntinos. Además, cada año logra congregar a miles de personas de otros lugares, atraídos por la espectacularidad del contraste entre la oscuridad de la noche y la luz de los propios faroles. LA SEGUNDA CIUDAD MÁS TURÍSTICA DE LA REGIÓN Sigüenza se ha convertido en una marca turística en sí misma. Reconocida por todos como la segunda ciudad de Castilla-La Mancha más visitada, después de la capital Toledo, ha sabido poner siempre en valor el gran patrimonio artístico y arquitectónico que guarda. La Catedral, su castillo, el palacio episcopal, la iglesia de Santiago, la Casa del Doncel, la plaza Mayor, la ermita del Humilladero y un largo etcétera de inigualables joyas, darían para hacer un especial en sí mismo. Son de esos lugares que no se pueden ver en un solo día, por lo que lo mejor es buscar un buen alojamiento. El más llamativo es sin duda el Parador, sinónimo de calidad. Sin embargo, otros lugares como el hotel El Doncel, El Laberinto, la casa rural La Pinocha, el hostal Puerta Medina, la Posada los Cuatro Caños o el hotel spa Cardamomo muestran opciones para todos los gustos y bolsillos. Y es que Sigüenza necesita eso, gran variedad para los muchos visitantes que tienen que acoger a lo largo del año. Y a esos visitantes también les gusta comer bien, algo que tienen garantizado igualmente en tierras seguntinas. Lugares clásicos como El Motor, El Doncel o El Paraíso son lugares perfectos en los que poder degustar, por ejemplo, un buen plato de tradicional cabrito asado. La cafetería Atrio también es de las más visitadas, así como el mesón Castillo, El Gurugú de la Plazuela o el Mesón los Soportales. La Cabaña, Ciro y Lola o La Tertulia también son muy recomendables. |
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La Fiesta Ganchera, una tradición que une cada año a cinco pueblos No hace tanto tiempo desde que los gancheros dejaron de utilizar las aguas del río Tajo para trasladar sus largos troncos hasta los productores de madera en Aranjuez y Talavera de la Reina. Sin embargo, las localidades de Poveda de la Sierra, Peñalén, Zaorejas, Taravilla y Peralejos de las Truchas se han esmerado para que esta profesión que tanto dio a su comarca, no quede en el olvido, organizando cada año la Fiesta Ganchera –de Interés Turístico Regional– en uno de estos lugares de manera itinerante. Desde la Asociación de Municipios Gancheros, organizadora del evento, eligen cada año el primer sábado de septiembre, para vivir este homenaje a unos hombres que durante cinco siglos trabajaron de la misma manera. La Fiesta Ganchera cuenta, además de la maderada por el río emulando la antigua usanza, con otra serie de actos que realzan su carácter popular y abierto a la participación, como son la degustación de comida típica, la exhibición de corta de troncos en diversas modalidades y los juegos tradicionales. Todo ello aderezado con el sonido de las dulzainas. Las imágenes de los gancheros, sobre los troncos flotando en el Tajo, son espectaculares para los cientos de turistas que cada año abarrotan las orillas de este río. El oficio de ganchero puede conocerse en profundidad leyendo la novela de José Luis Sanpedro El río que nos lleva, llevada al cine por Antonio del Real, con el mismo título. DISFRUTANDO DEL ALTO TAJO (Foto 13) Poveda de la Sierra, Peñalén, Zaorejas, Taravilla y Peralejos de las Truchas tienen el gran honor de encontrarse en uno de los enclaves naturales más importantes de la provincia de Guadalajara: el Parque Natural del Alto Tajo. Belleza pura en toda su extensión, guarda entre su frondosa vegetación lugares tan únicos como la laguna de Taravilla o el salto de Poveda, secretos guardados por la naturaleza en los que el agua es el principal protagonista. De obligada visita si se está por la zona. Las diferentes rutas senderistas que recorren la zona son seguidas a lo largo del año por miles de aficionados a este deporte, quienes quedan admirados por lo que el Alto Tajo tiene que ofrecer. Por ello, son muchos los alojamientos que han surgido a raíz de este turismo natural. Buenos ejemplos son los que se pueden encontrar en Peralejos de las Truchas, como los apartamentos rurales Las Fuentes, El Pajar del Abuelo o El Rincón del Tajo. Por su parte, Peñalén tiene El Fósil, Poveda de la Sierra, Cruz Mar o Casa Pirri –donde también poder degustar buena comida casera– y Taravilla, Aquaventur, con los deportes de aventura como sello de identidad de todo el complejo. Para comer, una buena opción es Peñarrubia en Zaorejas, donde uno también puede alojarse y disfrutar de sus cuidados. De nuevo en Peralejos, el complejo de turismo rural Acebos del Tajo guarda en su cocina una de las mejores cartas con la tradición por bandera. |
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El Desfile de Carrozas de Azuqueca, con toda la imaginación de sus peñas Algunas celebraciones no necesitan tener detrás siglos de tradición para convertirse en un referente festivo en su zona. Este es el caso del Desfile de Carrozas de Azuqueca de Henares, que cada año abre las fiestas patronales de septiembre de la localidad más importante de la Campiña guadalajareña. Los encargados de realizar estas obras de arte rodantes, son los miembros de las peñas públicas azudenses, labor para la que invierten infinidad de horas de trabajo, durante varios meses antes. El resultado no puede ser más espectacular, ya que cuando salen por las calles de la ciudad, las cientos de personas que acuden cada año a esta cita se quedan sorprendidos por las grandes estructuras que destacan sobre los remolques de los camiones que las llevan.
Toda esta actividad lleva un importante trabajo creativo detrás, ya que cada peña elige siempre una temática –de actualidad o no–, sobre la que gira toda la construcción. Además, los propios peñistas se disfrazan para darle aún más fuerza, interpretando sus papeles a la perfección. Todo ello contiene el aliciente de ser un concurso, por lo que cada grupo se esfuerza por mejorar cada año para ser el ganador. REFERENTE EN EL CORREDOR DEL HENARES El Corredor del Henares es uno de los ejes principales para la industria y la logística española. A lo largo de esta vía, que recorre la N-II desde Guadalajara hasta Madrid, Azuqueca es una de las localidades destacadas, gracias a los muchos servicios que ofrece, tanto a las empresas como a las personas.
Pero no todo es industria en Azuqueca. Por ejemplo, en su término se encuentra una Reserva Ornitológica Municipal, un humedal que ocupa lo que hasta hace no muchos años era la depuradora municipal de lagunaje, y que alberga gran variedad de aves. Como ciudad importante que es, posee una importante oferta en cuanto a alojamientos. Uno de los más destacados es el hotel Miralcampo, a la entrada de la localidad, que también cuenta con un buen servicio de restauración. Por su parte, el Elegance Azuqueca hace del diseño y la comodidad un referente para aquellos que quieren descansar de sus quehaceres. El hotel Azuqueca no se queda atrás, un clásico ya entre las personas que conocen y se mueven por su entorno en el día a día de su trabajo. Los azudenses también saben dar muy bien de comer. Los Olivos de Castilla apuesta por una cocina tradicional, mientras que en Avadar se pueden encontrar toques más creativos. Si lo que se busca es un lugar más castizo en el que degustar buenas tapas y buen ambiente, La Celes es la elección. La oferta se completa con muchos otros lugares como el asador Rincón, El Faro, el mesón Casa Tito, Cambio de Tercio o El Picotazo, entre otros. |
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