Brillante y emotiva representación de la Pasión de Cristo en una calurosa mañana de Viernes Santo
Cerca de 1000 fieles siguieron el viernes los juicios de Cristo en la Iglesia de la Asunción y el posterior Vía Crucis.
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REDACCION
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redaccionguadanewses/9/9/19
viernes 03 de abril de 2015, 21:05h
Respeto, devoción y brillantez han presidido la mañana del Viernes Santo de Trillo. El tiempo primaveral, casi veraniego, con un sol radiante y calor a partir de las doce de la mañana, acompañó la celebración de la vigésimo segunda celebración de la Pasión Trillana. A las once comenzaba en la Iglesia de la Asunción la representación de los juicios contra Jesús en la que participaron medio centenar de fieles trillanos.
La interpretación fue excepcional, una de las mejores de la ya larga historia de la Pasión Trillana, que en 2015 ha cumplido su vigésimo primer aniversario. Jesús Martínez volvía a conducir la narración con maestría, dando paso a las diferentes escenas.
Condenado el Nazareno, daba comienzo el Vía Crucis y sus catorce paradas, en el que resaltan los diálogos y el mensaje que deja cada estación. La adaptación de los textos evangélicos es obra de Santiago Jiménez, el párroco local.
En la primera estación, aún dentro de la iglesia, declamó Juan Alberto Moreno (Poncio Pilatos), siempre magistral y convincente. Allí echó en cara a los Sumos Sacerdotes la corrupción que habían sembrado en el pueblo a consecuencia de la que pide la pena de muerte para Jesús. Terminada la estación, el público sale del templo y emprende el camino hasta el Calvario adonde Cristo es crucificado.
Cada estación es un diálogo entre Jesús y el participante correspondiente, excepto la duodécima, en la que hay un monólogo. Quienes participan opinan en común que la estación que más impresiona al público es la novena. En la mañana del viernes Ernesto Lorenzo (Jesucristo) hizo de nuevo aflorar el recogimiento y la fe en los rostros de los fieles.
Si los participantes dicen que la estación que más impresiona es la novena, sin duda alguna es porque en ella perciben el cambio producido en Simón Cirineo (Miguel Ángel Batanero), que en la quinta estación rechaza la Cruz, diciendo a los soldados “que la lleven ellos que la han fabricado”. En cambio, en la novena el Cirineo se enfrenta con los mismos soldados, defendiendo a Jesús. Momento importante también es el diálogo que en la undécima estación Jesús mantiene con Dimas, el buen ladrón.
Terminado el Vía Crucis, los fieles tomaron el Santo Sepulcro, que esperaba en la ermita de San Roque. Fue bajado a hombros por los fieles hasta la Iglesia de la Asunción. Poco antes, Santiago Jiménez tomó la palabra para agradecer una vez más el esfuerzo realizado a todos los participantes y para pedir a los asistentes el aplauso merecido al que se hizo acreedora la vigésimo segunda representación.
Después del refrendo de los feligreses, un grupo de jóvenes costaleros acarrearon el Santo Sepulcro hasta la Iglesia para celebrar por la noche la procesión del Santo Entierro, en la que se llevan las imágenes a sus respectivas ermitas, el Nazareno y Santo Sepulcro a la ermita de San Juan y la Soledad a la ermita de la Soledad. Al terminar los actos religiosos, el Ayuntamiento invitó a todos los participantes a un aperitivo en reconocimiento de la labor de mantenimiento de las costumbres y tradiciones locales que hacen quienes participan en la Pasión.