Revista de Prensa.- Editorial Libertad Digital
A continuación se reproduce, por su actualidad e interés, la editorial de Libertad Digital
sábado 30 de mayo de 2015, 10:32h
Uno de los temas objeto de debate antes de estas elecciones era si el PSOE se arrojaría a los brazos de Podemos para obtener poder municipal o autonómico allí donde, como ha ocurrido en la mayor parte de España, no obtuviese claras mayorías o fuese superado por el PP.
Los propios socialistas aclararon con contundencia que no habría pactos "ni con populares ni con populistas", en una fórmula que acuñó el dicharachero Antonio Miguel Carmona pero que hizo principio del PSOE nada más y nada menos que la secretaria de Política Municipal, Adriana Lastra.
El propio Pedro Sánchez había asegurado que no habría pactos con el populismo, no sólo en público –en una entrevista en Antena 3–, también en privado: por ejemplo, ante un grupo de empresarios del Instituto de Política Familiar, tal y como recordaba este jueves Libre Mercado.
Aun así, pese a que los socialistas habían negado tres veces a Pablo Iglesias, los buenos conocedores del PSOE se mostraban convencidos de que los pactos llegarían, y la realidad les está dando la razón: allí donde es posible, los candidatos de Ferraz están acudiendo en socorro de los de Podemos –o de las plataformas con que se disfraza– para que éstos sean alcaldes, como en Madrid. Del mismo modo, en regiones como Castilla-La Mancha o Extremadura esperan poder desbancar al PP pactando con los populistas de extrema izquierda.
Que se trate de promesas hechas hace sólo unos meses da una idea de la falta de principios, incluso de decoro, de este renovado PSOE, que se parece demasiado al de siempre en tres aspectos lamentables: el uso de la mentira como herramienta de trabajo, unas ansias de poder se diría que infinitas y un sectarismo tan atroz que va a permitir la llegada al poder de una formación política tan peligrosa como Podemos con tal de desalojar al PP.
A la abyección moral se une el error estratégico: como bien ha señalado Joaquín Leguina, el PP es un rival del PSOE, que lógicamente pretende vencerle en las urnas, pero Podemos es "un enemigo político que lo quiere aniquilar".
Sea como fuere, lo sustancial para los votantes y los ciudadanos no es que la estrategia socialista sea acertada o errónea, sino la constatación de que el PSOE sigue siendo un partido que dice hoy una cosa para hacer mañana la contraria, sin empacho ni disimulo.
Es por esto que el PSOE de Pedro Sánchez no es de fiar. Como no lo era el de Zapatero.