Investigan en el lugar donde apareció un metacarpo de Neandertal, en la Cueva de “Los Casares”
Los investigadores de la UAH y el Museo Neanderthal de Alemania vuelven al interior de la Cueva, en el Geoparque de la Comarca de Molina-Alto Tajo, para profundizar en los trabajos que realizóel arqueólogo Ignacio Bandiarán
Por
REDACCION
x
redaccionguadanewses/9/9/19
lunes 15 de junio de 2015, 12:12h
La Cueva de “Los Casares”, uno de los principales tesoros del Geoparque de la Comarca de Molina-Alto Tajo y del arte rupestre del interior de la Península, vuelve a ser objeto de investigación. El equipo de arqueólogos de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) y el Museo Neanderthal de Alemania, que estuvo recogiendo muestras en su interior durante el mes de septiembre, ha regresado ahora para continuar excavando en el Seno A , en el mismo lugar donde lo hizo el arqueólogo Ignacio Bandiarán en los años 60 y donde apareció un hueso del pie de un neandertal.
Los trabajos consistirán en sendas catas: una primera de un metro cuadrado, que dará continuidad a la que se excavó en los años 60 y en la que se encontró el metacarpo del neandertal y otra de dos metros cuadrados, un poco más al fondo, en el mismo lugar donde estuvieron trabajando el verano pasado: “Lo que vamos a hacer es ampliar lo que se hizo en los años 60, pero empleando nuevas técnicas y métodos”, señala Manuel Alcaraz, investigador del Museo Neanderthal de Alemania y uno de los directores de las excavaciones, junto a Javier Alcolea (UAH).
Hay que tener en cuenta que el yacimiento, según explica Manuel Alcaraz, no se corresponde cronológicamente con los grabados existentes en la misma. Mientras que los grabados están datados en el Paleolítico Superior, el yacimiento es anterior y se corresponde con el Paleolítico Medio, cuando vivieron los neandertales.
En este sentido, tal y como explica el investigador, uno de los objetivos del proyecto es conocer la cronología exacta del yacimiento: “Sabemos que se corresponde con el Paleolítico Medio por la industria lítica, es decir, las herramientas de piedra que se utilizaban, que son muy características del Paleolítico Medio, así como la fauna, que conocemos por los restos de huesos que se encontraron y que también son muy característicos, pero nunca se ha conocido la cronología exacta. El Paleolítico Medio va aproximadamente del año 250.000 hasta el 30.000 antes del presente, por lo que uno de nuestros objetivos es datar este yacimiento de forma algo más precisa de lo que se asumía hasta ahora”.
Con esta finalidad, se procedía a abrir una pequeña cata de un metro de ancho por 33 centímetros de largo el pasado verano, para recoger muestras de colada estalagmítica con el fin de realizar dataciones, y de sedimentos, para recoger pólenes y hacer análisis de micromorfología: “Estas muestras nos aportarán datos de la cronología, el medioambiente y el clima”, comenta.
Aquellos trabajos resultaron ser muy positivos en la medida en que lograron encontrar restos de pólenes en los sedimentos, algo que, según los investigadores, no es tan frecuente en estas cronologías. No obstante, todavía habrá que esperar un poco más para conocer los resultados de los análisis.
De lo que se trata ahora es de ampliar la zona a excavar hasta los tres metros cuadrados “para encontrar más restos de industria lítica y de fauna. Es decir, queremos conocer un poco más la cultura de los neandertales que habitaban la cueva, así como la funcionalidad de la ocupación de esta zona de la cavidad, relativamente interior”, explica Alcaraz.
Respecto a la posibilidad de encontrar restos humanos de la época, Manuel Alcaraz se muestra escéptico, ya que, aunque se han dado casos de restos fragmentarios, como el metacarpo hallado en los años 60 en la Cueva de Los Casares, no existe ningún enterramiento de neandertal en toda la Península Ibérica: “Lo que sí podríamos encontrar es un enterramiento campaniforme de hace 2.000 años antes de Cristo, como hacen preveer los restos aparecidos en la cueva. La cerámica campaniforme es frecuente en contextos funerarios y probablemente la cueva se haya utilizado con fines funerarios durante el Calcolítico”, aventura Javier Alcolea, el otro director de las excavaciones. En este sentido, Alcaraz comenta que justo encima del yacimiento del Paleolítico Medio existe otro posterior de la Edad del Cobre: “Nosotros nos dedicamos al Paleolítico, pero encima tenemos eso y no podemos renunciar a ello: tenemos que extraerlo con el mismo cuidado”, afirma.
Sobre la ocupación humana de la cueva
La ocupación humana, tal y como señala Javier Alcolea, profesor de la UAH y estudioso de la cueva, se puede dividir en dos partes: Una, del Paleolítico Medio ya comentada y otra, correspondiente al Paleolítico Superior, probablemente entre 30.000 y 10.000 años antes del presente, que se corresponde con el periodo en el que se realizaron los grabados. Desgraciadamente, de esta última época no se han conservado depósitos arqueológicos que conserven los restos materiales de los autores de los grabados.
Durante el Musteriense, según Alcolea, la cueva estuvo habitada por Neandertales que, probablemente, se asentaron en el pórtico de la entrada “pero con una extensión hacia adentro, porque seguramente esta sala estaba conectado con la entrada”, aclara.
En la cueva de “Los Casares”, tal y como relata Alcolea, se han realizado dos intervenciones arqueológicas de consideración. Una de la Universidad de Zaragoza, dirigida por Ignacio Bandiarán, en los años 60, correspondiente al yacimiento Musteriense, en la entrada y en el seno A y otra, muy antigua de Juan Cabré, que fue quien publicó los grabados en los años 30. “La publicación de Cabré es buena para la época, pero necesita actualización, ya que no hay ninguna publicación moderna, salvo algunas noticias breves o alusiones que hemos hecho el profesor Rodrigo Balbín y yo mismo desde 1988 hasta nuestros días”, afirma Alcolea, quien espera poder reanudar esos estudios en breve.
El profesor de la UAH e investigador señala que probablemente existiera un yacimiento del Paleolítico Superior relacionado con los grabados del que ya no queda ni rastro debido a que la entrada de la cueva fue utilizada para la guarda de ganado durante la Edad Media: “Concretamente, se guardaban bueyes del Monasterio de Buenafuente y eso, lo que ha hecho, es llevarse la mayoría del yacimiento. El yacimiento Musteriense estaba muy alterado y todo el relleno de la cueva, que se ve que podría llegar a dos metros, ha desaparecido”, aclara.
El proyecto de investigación
El proyecto, co-dirigido por Manuel Alcaraz (investigardor Marie Curie del Museo Neanderthal), Gerd-Christian Weniger (director del Museo Neanderthal), y Javier Alcolea (profesor de la Universidad de Alcalá), se lleva a cabo a través de los contratos o becas de postdoctorado Marie Curie, concedidos por la Comisión Europea y que, en este caso, se coordina desde el Museo Neanderthal, en Alemania. El grueso del equipo investigador lo forman especialistas procedentes de dicha institución, junto con otros de la Universidad de Alcalá. También colaboran investigadores de la Universidad de Colonia, la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Madrid y la Universidad Complutense (UCM). El equipo de especialistas que ha participado en los trabajos de campo en la cavidad se completa con los investigadores pre-doctorales de la Universidad de Alcalá: Estíbaliz Polo, Irene Álvarez, Elena Marinas, Irene Salinero, Alfonso Dávila, Juan Vizcaíno y José María Barco, así como por el geoarqueólogo de la Universidad de Colonia, Martin Kehl.
Tal y como explica Alcaraz, los objetivos científicos del proyecto se centran en un problema concreto, que es la ocupación humana en el centro de la Península Ibérica, sobre todo en los momentos más fríos del Paleolítico Superior, pero también a finales del Paleolítico Medio: “En la Meseta, en general, se ha asumido que durante una parte importante del Pleistoceno Superior no vivía nadie, porque las condiciones ecológicas y climáticas eran excesivamente rigurosas. Nosotros queremos comprobar esa hipótesis y, de ser cierta, saber por qué. Sin embargo, creemos que ese vacío poblacional se debe, en parte, a una falta de investigación, y una de las pruebas de ello podría hallarse en la Cueva de Los Casares. Este yacimiento lleva sin tocarse prácticamente desde los años 60 y, tanto en lo que se refiere a su yacimiento del Paleolítico Medio (época de los Neandertales), como a sus grabados y pinturas del Paleolítico Superior (realizados ya por humanos modernos), no ha habido proyectos de investigación recientes que los estudien”, apunta el arqueólogo.
Actualmente, este equipo internacional de investigación se encuentra trabajando en el abrigo de Peña Cabra, cerca de Muriel, también en la provincia de Guadalajara, y que alberga otro yacimiento del Paleolítico Medio de una gran riqueza arqueológica.