La Columna de Economía de Arturo García
Dimisión de la ortodoxia
La Columna de Economía de Arturo García
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:14h
Hace unas semanas leí una entrevista a varios premios nobeles de Economía en la que se les hacía las mismas preguntas. Recuerdo dos de ellas. Una era si el BCE debía comprar Eurobonos o no. Otra era si Grecia podría salir de la crisis sin una suspensión de pagos. Había el mismo número de respuestas afirmativas que negativas, lo que indica que la Economía es un tema difícil, y hacer predicciones económicas aún más. Pasa igual con la dimisión del economista jefe del BCE, Jürgen Stark, tras muchos meses de tensiones en el seno del Consejo del BCE, intensificadas en las últimas semanas por la decisión del organismo de comprar deuda soberana de España e Italia. Stark alegó razones personales pero en su entorno SIGUE
Indicaron que no desea asumir más tiempo la responsabilidad de una política monetaria que en su opinión, “se aleja del mandato de la entidad e incrementa el riesgo de estimular la inflación, además de fomentar el gasto irresponsable de los Gobiernos”.
Sin embargo, los hay que se alegran. Por ejemplo, el economista jefe de Intermoney lo consideró una buena noticia para los ciudadanos europeos, “porque siempre ha contribuido a los errores históricos del consejo”.
En mi opinión, la salida de Stark es una mala noticia, y lo es en concreto porque es un seguidor de la ortodoxia, y lo que está haciendo el BCE se aleja de la ortodoxia. Esto es una manera de decir que, en mi opinión, está siguiendo una actuación temeraria. Recordemos que es muy discutible que el BCE pueda comprar deuda de los países, siendo otros organismos aún no creados definitivamente los que tienen este mandato. El BCE está actualmente intentando sostener los diferenciales de España y de Italia. Es decir: el BCE contra el resto del mundo. Estas cosas suelen terminar mal.
Si Grecia quiebra, u otros países, el BCE se va a encontrar con decenas o centenas de miles de millones de euros cuyo valor se va a ver reducido sustancialmente.
Este fin de semana se suceden los rumores y desmentidos de si Grecia va a hacer pública su quiebra. Este tema, que lleva muchos meses listo para sentencia, es indicativo. Si el BCE ha intentado sostener a Grecia y no ha podido, ¿qué le va a pasar si intenta sostener las economías de España y de Italia cuyo tamaño es muchas veces el tamaño de la griega? Hasta un escolar podría responder a esta pregunta sin temor a equivocarse.
El BCE va a encontrarse con decenas de miles de millones de pérdidas en sus bonos comprados a los países en dificultades, y además sin un mandato claro para haberlos comprado. Si yo fuera Stark, me iría también. Y esto sin hablar de otros temas, como el por qué Alemania tiene que pagar la deuda griega, y si esto fomenta y premia a los gobiernos irresponsables, etc.