Han corrido ríos de tinta a favor de que las mujeres en el Islam sean libres, que sean respetadas (que según el Corán deben serlo) y que vivan sus creencias dentro del respeto y de unas pautas religiosas, pero unas pautas respetuosas con el deseo de la mujer, con su integridad física y con su dignidad como persona.
Cierto es que cada comunidad tiene su cultura y sus costumbres; costumbres en el hogar y en las celebraciones sociales o religiosas que marcan la forma de vida, la manera de comer, beber o vestir, sin que esas formas atenten contra los derechos humanos. Sin embargo, prendas como el niqab o el burka, que infringen la igualdad, van contra la imagen de la mujer, coartan su libertad –no solo de movimientos-, ponen en peligro su integridad física... Son prendas creadas para la esclavitud y la invisibilidad de las mujeres, en definitiva, ropas creadas como símbolos de opresión las mujeres.
Pero no nos equivoquemos. No es el Islam quien categoriza a las mujeres: “El hombre y la mujer, son iguales en cuanto a su humanidad”. Es el hombre fanático quien encierra y humilla a la mujer en su cárcel de tela y quien así la degrada.
Y es en este punto de degradación donde encontramos, para sorpresa de todos, la imagen del presidente de Castilla-La Mancha, sr García-Page, aplaudiendo en una entrega de premios a una mujer traductora -cuyo nombre se obvió-, ataviada con un niqab junto al príncipe de Arabia Saudí. (En un acto en el que, por cierto, habló de fomentar el diálogo frente al extremismo y la intolerancia).
Y ante la penosa y lamentable imagen de García-Page, una vez más, los pilares de la lógica y de la coherencia política se tambalean en manos del máximo responsable de esta región, quien perdió la oportunidad de manifestar su REPULSA al niqab y al burka y de hacer creíbles aquellas palabras del PSOE, verbalizadas en su día por Leire Pajín, asegurando que trabajarían “para conseguir la erradicación del uso del burka y del niqab en nuestro país, su erradicación de la vida pública y también de la vida privada”.
Sin embargo, ante la situación que se planteó, el presidente Page debió sentirse agusto, porque aplaudió acaloradamente, aunque después haya querido hacer ‘borrón y cuenta nueva’ suprimiendo las fotos de la página web institucional de la Junta, en un intento de evitar la vergüenza para el Partido Socialista y para todas las personas que apostamos y trabajamos por y para la igualdad, el respeto y la dignidad de las personas.
Ya conocíamos alguna pincelada machista suya, cuando mandó a fregar a su antecesora Mª Dolores Cospedal, pero esto… ‘esto no tiene perdón de Dios’, de ese Dios en el que el señor Page decía creer y que ahora niega ante sus amigos de Podemos. Sr García-Page, es usted una alhaja de la vergüenza.
Menos mal que Emiliano García-Page siempre ha presumido de hacer de la lucha por la igualdad su bandera, y se ha comprometido a poner en marcha la legislación más avanzada de toda España en igualdad de género. Sr Page, dice usted que “la igualdad es una actitud ante la vida”, pues su actitud en ese acto dice mucho de usted.
Aure Hormaechea
Portavoz del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Azuqueca de Henares