“El Geoparque Mundial de la UNESCO de la Comarca de Molina de Aragón-Alto Tajo tiene que ser una herramienta de futuro para todo el territorio. Por eso nuestro lugar tiene que estar trabajando codo con codo con el tejido productor y empresarial de esta comarca para dar a conocer los valores y la calidad de nuestros productos agroalimentarios, como es el caso de la trufa negra, pero también de nuestros servicios”, afirma Juan Manuel Monasterio, gerente del Geoparque. Monasterio recuerda que precisamente en esta VIII Feria de la Trufa “se darán cita la calidad de la trufa negra que se recolecta en el Geoparque y la buena cocina de nuestros restaurantes”.
Esta feria viene de la mano de la Asociación de Cultivadores y Recolectores de Trufa de Castilla-La Mancha TRUFARC, en colaboración con el Geoparque de la Comarca de Molina de Aragón-Alto Tajo, la Asociación de Desarrollo Rural Molina de Aragón-Alto Tajo, el Ayuntamiento de Molina de Aragón y la Diputación Provincial, que están trabajando para cerrar el programa que se presentará en los próximos días.
El acto central de la feria será una degustación y concurso de tapas elaboradas con trufa que cocinarán los distintos restaurantes del Geoparque: “Hemos querido que esta edición sea predominantemente gastronómica, porque lo mejor de nuestro producto es su aroma y su sabor y queremos que todos aquellos que vengan a la feria puedan disfrutarlos en estas fechas en las que su madurez es óptima”, afirma Diego García, presidente de TRUFARC.
Las características geológicas y climatológicas del Geoparque de la Comarca de Molina de Aragón-Alto Tajo son idóneas para favorecer la presencia en sus bosques de uno de los manjares más apreciados por los paladares más selectos: “Tuber Melanosporum” o trufa negra. Por ello, este territorio fue elegido en el año 2008 para desarrollar un proyecto abanderado por la Fundación Biodiversidad y la Fundación General de la Universidad de Alcalá, con la colaboración de la Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha, la Asociación de Desarrollo Rural Molina de Aragón-Alto Tajo y la Asociación para la Promoción y el Desarrollo de la Serranía de Cuenca para favorecer la implantación del su cultivo en la comarca de Molina de Aragón y la Serranía de Cuenca. Fruto de esta iniciativa surgió la Asociación de Cultivadores y Productores de Trufa de Castilla-La Mancha (TRUFARC), con sede en Molina de Aragón, que hoy cuenta con 86 socios y mantiene más de 200 hectáreas dedicadas a este manjar gastronómico.
“Se trata de la trufa negra que tradicionalmente se recolectaba en la zona, ya que se criaba de forma natural en los bosques, pero además destaca por su calidad en cuanto a aroma y sabor y todos aquellos que decidan acercarse a la feria podrán comprobarlo por ellos mismos”, explica el presidente de TRUFARC.
La temporada no ha sido muy buena para los recolectores de trufa negra del Geoparque ya que “ha sido una año de escasas lluvias naturales durante el verano de 2016, que es cuando la trufa necesita que haya humedad para empezar a desarrollarse”, indica García. No obstante, en lo que se refiere a los productores, aquellos que han podido aportar agua a su plantación han obtenido resultados esperanzadores en cuanto a su proyección de futuro”.
Primeros resultados
El proceso para obtener trufa negra mediante esta técnica de cultivo es largo. Según las estimaciones del presidente de TRUFARC, el tiempo necesario para que el árbol crezca y empiece a producir es de entre 6 y 9 años. Una vez que esto sucede, la producción se irá incrementando año tras año, hasta que se estabiliza: “Muchos de nuestros socios están en ese periodo en el cual la producción está despegando, por lo que esperamos que en los próximos años la recolección crezca de manera exponencial, ya que las plantaciones jóvenes madurarán y podremos ver el verdadero potencial de la zona”.
Con estos primeros resultados, después de 9 años desde que se iniciara el proyecto, García se muestra optimista y afirma que “podemos decir, sin duda, que es un sector que tiene futuro y que puede servir para dinamizar la economía de las comarcas en las que hay plantaciones, ofreciendo una salida laboral más para los jóvenes”.
Para ello, la asociación considera que en estos momentos es “imprescindible” la realización de una Campaña de Análisis de la Micorriza con el objetivo de que “nuestros socios puedan saber exactamente el estado de sus plantaciones, vigilar la presencia de especies invasoras y en caso necesario poder realizar intervenciones para la mejora de las plantaciones”. Asimismo, una vez que la producción comience a asentarse, TRUFARC espera que puedan surgir empresas transformadoras que comercialicen el producto otorgándole un valor añadido.