Lorenzo Silva, Premio Nadal y Premio Planeta, quien además acaba de presentar su última novela, 'Recordarán tu nombre', hace unos días en Madrid, ha protagonizado la tercera velada literaria que organizan Paradores y Ayuntamiento de Sigüenza. La tertulia fue introducida por la concejala de Cultura, Sonsoles Arcones, que calificó las noches literarias de “éxito”, y deseó, además, que la monumentalidad de la ciudad del Doncel asuma papel protagonista en alguna de las próximas obras de los invitados ante un público que llenó de nuevo el Salón. VER INTERVENCIÓN DE SONSOLES ARCONES.
La conversación empezó con la presentación del escritor por parte del presidente de la Asociación de Escritores de Madrid, Luis María Compés. “Es unos de los autores que más respeto de la literatura española contemporánea. Escribe maravillosamente bien, habiendo mantenido, además, una coherencia literaria intachable”, aseguró.
Lorenzo Silva lleva veintidós años publicando, y treinta y siete escribiendo. En 1997 fue finalista del Nadal, premio que obtuvo en el 2000, con 'El alquimista impaciente'; y Premio Planeta en 2012 con 'La marca del meridiano'. “Reconocimientos ambos absolutamente merecidos”, opinó el presidente de la AEM.
Compés recordó además que el autor ha presentado hace unos días en Madrid su última novela, 'Recordarán tu nombre', una obra en la que Silva narra un episodio olvidado de nuestra historia, la negativa del general José Aranguren a colaborar con el alzamiento de 1936, que acabaría costándole la vida. Según su contertulio, presente también en aquel acto, lo que más se dijo entonces de Silva fue que procura ser fiel a la verdad, algo de lo que el lector se da cuenta inmediatamente. “Por eso, entre otras cosas, todos los reconocimientos que acumula, como los anteriormente citados, se me hacen pocos, por su fidelidad a la literatura, y a la sociedad, para compartir con ella el recuerdo, sin rencores y sin hurgar en heridas; algo que hace con tal elegancia, que el lector lo agradece, lo entiende, lo premia y lo disfruta”. VER PRESENTACIÓN DE LUIS COMPES
Con el uso de la palabra, en primer lugar, Silva agradeció a la ciudad su iniciativa. “La cultura es un activo valioso, rentable, pero es inmaterial, no se traduce en nada que se pueda ver en el espacio. Sin embargo, ciudades y pueblos se construyen a través de ella”. El literato afirmó que, en este sentido, el de Sigüenza es un ejemplo a seguir, por ser “consciente de que la cultura es una manera de enriquecer su patrimonio”. Además, Silva agradeció al director del Parador, José María Pérez Reverte, la idea y el esfuerzo de convertir al Parador, en un escenario ideal, como es el del Salón del Trono, “en lugar para la conversación”, una buena práctica que parece olvidada en estos tiempos. VER INTRODUCCION SILVA
La primera pregunta de Compés fue qué le debe la literatura española a Lorenzo Silva. “Probablemente poco, y seguro que soy el menos indicado para decirlo. En realidad, soy yo quien le debe mucho a la literatura, a la literatura española y a la lengua en la que trabajo. Un escritor es un creador que tiene sólo una herramienta, y que comparte, en primera instancia, con quienes hablan su idioma. Así, el castellano no sólo me ha dado la posibilidad de expresarme, también me ha suministrado un patrimonio maravilloso. Tener como referentes a Garcilaso, a Quevedo, a Cervantes, a Galdós o al Lazarillo de Tormes, por citar sólo unos ejemplos de una lista innumerable, es tan enriquecedor como punto de partida, que cualquier hombre de letras de nuestro país tiene una inmensa fortuna”. Además, Silva recordó que los argumentos de sus libros parten, en su mayoría, de la historia reciente de España.
A continuación Compés puso sobre el tapete el tópico de ser el escritor de la Guardia Civil que acompaña a Silva. “Es cierto que se me asocia con el cuerpo, pero en realidad aparece sólo en once de los sesenta y un libros que he escrito”. En todo caso, argumentó que ha sido “un hallazgo literario, sin ningún afán institucional”. La fructífera relación proviene de la primera novela de Silva, 'El lejano país de los estanques' (1995), de género policiaco y ambientada en España. “Procuré sacudirme los complejos que tenemos a la hora de abordar géneros y moldes literarios que han tenido más éxito fuera. En la novela policiaca, se percibe con frecuencia cómo los escritores españoles buscan el mimetismo, la asimilación con la ficción anglosajona. Quise escribir una historia genuinamente nuestra, que no fuera deudora de la tradición internacional. Y me pareció que la mejor manera de hacerlo era a través de la Guardia Civil, que es una vacuna instantánea contra la tentación de imitar al investigador norteamericano o al detective británico. Después, por accidente, por azar, se ha convertido en una parte importante de mi producción, quizá la más visible de mi obra. Soy consciente de ello”.
Compés le preguntó por anécdotas sucedidas a lo largo de su trayectoria literaria. Contó Silva varias, de diferente calado. “Mi novela 'La estrategia del agua' tiene como referente un homicidio cometido en Madrid, en Ciempozuelos, en el que la víctima fue asesinada por un sicario pagado por su exmujer, con el móvil de que iba a quitarle la custodia de sus hijos. Publiqué el libro cuando el crimen no se había juzgado aún. Entonces, había otra persona en prisión, acusada de ser autor material. Posteriormente fue absuelto por falta de pruebas. Recibí un e-mail de la pareja de este señor, asegurándome que era inocente y que estaba dispuesta a contarme la verdad. Le contesté que el caso real estaba en manos de la justicia y que le deseaba suerte en el proceso”.
Al respecto del logro del Planeta, el escritor contó que poco tiempo después del logro se trasladó a la base española de Herat, en Afganistán, buscando material para sus novelas. Iba de incógnito, con su traje caqui y su sombrero. La primera vez que salió, lo reconocieron, algo que le sucedía a cada paso. “Estaba rodeado de lectores. Y es que el premio Nadal es el más antiguo de España. Los lectores le tenemos mucho cariño, pero interesa a una minoría. El Planeta es un fenómeno mediático. Yo Lo descubrí al ganarlo. Cuando salí de mi casa, tomé un taxi y el taxista me dijo aquello de 'usted es el del premio'. Me sacaron a tomar copas para celebrarlo, algo que no suelo hacer, y cuando fui a pagarlas, me invitaron por ser el Planeta, algo que jamás me había pasado. En mi caso, enteré el mismo día. Recuerdo cien flashes saltando a la vez y generando una luz blanca, cegadora. Durante cinco segundos no vi nada, hasta que mis pupilas se reconfiguraron. El premio también tiene sus contraindicaciones, porque la gente lee con muchos prejuicios los libros premiados, pero da un plus de difusión que no tiene precio”.
“¿'Recordaran tu nombre' va a ser tu mejor novela?”, quiso saber el contertulio. “La realidad de los libros está compuesta de dos fracciones. Una es lo que hay antes de la escritura y durante la escritura, hasta que terminas. Lo que sientes que has colocado en el libro, en este caso, proveniente de ocho años de gestación. Es un parte relevante, pero también está la otra, lo que los lectores hacen con él, y esto depende de tantas cosas…”.
Y por último sobre la figura del general José Aranguren aseguró que “cambió la historia de España” porque Hizo fracasar el golpe de estado del 36 en Barcelona. “De haber triunfado, la República hubiera quedado sin conexión con Francia y la guerra hubiera durado mes y medio”.
Según explicó en el Salón del Trono del Parador, lo que ha pretendido el autor ha sido humanizar su figura. “Me interesó contar quien era y por qué tomó ese camino y no el contrario”, dijo. De alguna manera, Silva une la figura del general a la de su abuelo Manuel, a quien expulsaron del ejército por no apoyar el golpe de estado. “Los dos fueron hombres fundidos de una pieza, sin dobleces. Tenían la mirada limpia, franca, directa, con la tristeza y amargura de quien sabe que el mundo no es un lugar acogedor para la gente leal. Acercándome a Aranguren, me acerqué a mi abuelo”, dijo para relatar luego una enternecedora anécdota, que recibió el aplauso del público. “El me contó que un año, sus reyes magos fueron una naranja. Yo, todas las mañanas exprimo tres, para no olvidar nunca de que desayuno el triple de lo que le pudieron dar a mi abuelo en un año”.
Como había expuesto Compés al principio, el autor ratificó su intención de ser fidedigno en la historia que cuenta. La novela relata la historia de un hombre que se lo juega todo con su compromiso de lealtad a la República, y pierde, el 22 abril del 1939, cuando lo fusilan”.
Aún antes de terminar, Silva aportó un curioso dato histórico. “La Guerra Civil se gestó a lo largo del siglo XX. No nació por generación espontánea. Fue producto de una sociedad que se descomponía, se degradaba moralmente, y que se metió en aventuras insensatas, en particular de la Guerra de Marruecos. Sobrepasó con creces a un país pobre, injusto, que lo último que necesitaba era un conflicto de aquella naturaleza y que produjo heridas, físicas y psicológicas, a cientos de miles de personas, que acabó con la Monarquía, trajo la República y acabó por desembocar en la Guerra Civil, algo que el poeta Angel Ganivet había descrito en 1896, en el 'Idearium Español'. “Lo predijo todo tal y como sucedió”, terminó.