Asisto con incredulidad y decepción al Pleno en el que se vota la adjudicación de la nueva gestión de la Escuela Infantil Municipal de Marchamalo. Incredulidad porque, tras 23 años de una gestión cercana y profesional, por parte de la S.L. Del Castillo Ayuso, la Escuela Infantil pasará a manos de una nueva empresa por unas escasas 25 centésimas de diferencia.
Decepción porque el Ayuntamiento de Marchamalo haya permitido esto. Señores del Ayuntamiento, si un servicio de vital importancia, como lo es éste de atención a la infancia, funciona y bien ¿por qué cambiarlo?
Explico a aquellos que no han podido asistir al Pleno la diferencia de puntuación asignada a las diferentes empresas concursantes. La máxima puntuación a la que se podía acceder según el pliego era de 55 puntos. La empresa ganadora ha obtenido 54,50 puntos mientras que la empresa de Pilar y Cristina ha obtenido 54,25 puntos. Esas 0,25 centésimas las han perdido por temas que nada tienen que ver con el aspecto educativo de los niños/as, entre ellas no haber incluido, en su proyecto educativo global, ejemplos de menús (cuando todos los padres recibimos puntualmente vía mail los menús de cada semana) o, en el apartado del plan de formación al personal, aunque proponen formación continua y presencial para los trabajadores, no incluyen un catálogo de cursos disponibles.
Llevo 23 años viendo "desde dentro" cómo estas dos personas han llevado a cabo todo un proyecto de vida. Desde que terminaron sus estudios, comenzando ellas dos solas y desde cero, hasta hoy en día que tenían contratadas a otras 7 profesionales más (muchas de ellas residentes también en Marchamalo), siempre entregándose en cuerpo y alma al cuidado y a la educación de cientos de niños de este pueblo, entre ellos, sus hijos, nuestros hijos. Las he visto luchar, liderar su proyecto, decorar aulas, hacer disfraces, pintar estaciones: hojas, lluvia, viento, nieve, soles y sonrisas; sonrisas sinceras en las caras de los niños; también lágrimas, tanto en niños como en padres, pero lágrimas de emoción y de agradecimiento porque esos pequeños crecían y debían marcharse al colegio. Las he visto trabajar sin descanso para mantener su empresa a lo largo de esta maldita crisis que dejó sin trabajo a tantas familias. Las he visto cambiar pañales, limpiar mocos, dar biberones, papillas, limpiar sus aulas, abrazar, cantar, contar cuentos, reír, bailar y soñar con todos los niños que han pasado por sus manos. Un trabajo que no puede hacerse sin vocación y cuya mayor compensación no es, ni mucho menos, económica sino la sonrisa y los abrazos de los niños y la tranquilidad de muchos padres al marcharse a trabajar.
Excelentísimo Señor Alcalde, señoras y señores concejales del Ayuntamiento de Marchamalo, ¿de verdad quieren hacernos creer que no les importa nada la opinión de las familias de este pueblo? Familias que, en tan solo 3 días, han recogido 500 firmas en apoyo a esta empresa; familias que se manifestaron y les solicitaron explicaciones y a quienes ustedes dieron falsas esperanzas para que dejasen de hacer "ruido" y de "molestar". Es muy fácil utilizar palabras bonitas para callar al pueblo. Veo ahora a todas esas familias indignadas ante este cambio; veo rostros de incredulidad, rabia y decepción porque se dan cuenta del valor que le han dado ustedes, señoras y señores del Ayuntamiento de Marchamalo, a todos estos desvelos, al trato personal y profesional con tantas familias, en definitiva, a la trayectoria ejemplar de estas dos personas del pueblo: 25 miserables centésimas.
No nos tomen por estúpidos ni nos hagan creer que todo continuará igual. La subrogación de los trabajadores, siempre que realmente se lleve a cabo, no es garantía de continuidad de la buena gestión y calidad del servicio. Por otro lado, hay una gran diferencia entre hablar directamente con la Dirección de la Escuela, hasta ahora Pilar y Cristina (que estaban al pie del cañón cada día en la Escuela Infantil y que conocen a cada niño/a que entra por su puerta), a intentar hacer llegar las preocupaciones e inquietudes de las familias a no se sabe quién, no se sabe dónde... ¿a alguien de Granada? Sean honestos y reconozcan públicamente que se han equivocado. Lo cómodo es escudarse en la decisión de los técnicos, cuya profesionalidad no se pone en duda, pero ¿y su imparcialidad?
Las familias no hemos pretendido en ningún momento que se infrinja la Ley. Estas dos personas llevan gestionando la Escuela Infantil desde hace 23 años. Lo único que pedimos es que se reconozca y valore su experiencia. Estamos hablando de un concurso público que se ha decidido por 0,25 centésimas en unos criterios evaluables mediante juicio de valor. (Un juicio de valor es una opinión sobre algo o alguien acerca de su desempeño o actuar en determinada cosa y dicha opinión puede ser negativa o positiva, eso dependerá del punto de vista de la persona que hace el comentario).
¿Además de consultar a sus técnicos, han consultado a los padres su opinión acerca de la gestión y el funcionamiento de la Escuela Infantil durante todos estos años? Excelentísimo Señor Alcalde, todos sabemos que en los pueblos la gente vota a las personas que considera que van a defender sus derechos e intereses y no tanto al partido político que representan. ¿Nos hemos equivocado?
Cito textualmente palabras que ayer mismo publicaba usted en un tweet: "la principal responsabilidad de un gobierno es ayudar a las personas a vivir mejor". ¿Qué mayor satisfacción puede sentir un alcalde que la de saber que cientos de familias de su pueblo están más que encantadas con un servicio que presta su ayuntamiento? Me pregunto ahora si esas palabras suyas llevan algo de real o sólo le sirven a usted para escalar puestos. Sólo me queda desear a la nueva empresa otros 23 años a la altura de la que se marcha.
Pilar, Cristina, vuestro sueño no acaba aquí. Sois dos maravillosas personas con recursos ilimitados y un grandísimo potencial. Sentíos más que orgullosas de vuestra intachable labor con los niños de este pueblo y no olvidéis que somos muchos los que os valoramos y estaremos eternamente agradecidos.
Mª José del Castillo Bellot