La reestructuración que se está llevando dentro del Ministerio del Interior provoca malestar en los colectivos de la Guardia Civil. Al mismo tiempo reabre el fantasma de guerra entre la Benemérita y el Cuerpo Nacional de Policía, que tanto daño causó con anteriores gobiernos socialistas.
Hace pocos días, la Asociación Pro Guardia Civil envió al ministro del interior Fernando Grande-Marlaska, una carta de quejas por<> que está llevando con la reestructuración de cargos dentro de la Secretaría de Estado de Estado. En el escrito, la APROGC matiza, con datos, la pérdida de representación que afecta a los altos cargos de la Benemérita. La asociación afirma que entre los niveles 27 al 30, la diferencia es trece cargos. En cuanto a los puestos de Consejeros y Agregados de Misiones Diplomáticas, la diferencia llega incluso a los 36 puestos. En ambos casos se produce en detrimento de la Guardia Civil.
Aún aceptando que el ministro Grande-Marlaska y el ejecutivo del sr Pedro Sánchez tienen pleno derecho para organizar el Gobierno a su antojo, lo que sí es de lamentar es que volvamos al amiguismo como medida de selección del personal para puestos técnicos clave. A tenor de los aires revolucionarios y de “nuevos aires” que el nuevo PSOE pretende implantar en el país, se ha puesto como excusa la potenciación de CITCO.Los cambios en la cúpula del Gabinete de Coordinación de la Secretaria de Estado de Seguridad afectan directamente a las funciones que la Benemérita venía desempeñando.
Este departamento es el órgano de enlace a nivel operativo entre las diferentes Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, incluyendo a la Policía Local y Autonómicas.Durante los últimos treinta años, al frente de la jefatura de este Gabinete de Coordinación, ha estado siempre un “mando cualificado” de la Guardia Civil. Los nombramientos para este puesto se llevaban a cabo sin importar el color que ocupara la Moncloa, PSOE o PP. ¡Pero estamos en otra legislatura del cambio! Para APROGC, sin tener en cuenta la valía de los anteriores directores, el ministro Grande-Marlaska, ha nombrado como nuevo director a un comisario del Cuerpo Nacional de Policía, <>. En el mismo escrito, también acusanal reciente director del gabinete de <>.También manifiestan que la dirección permanente del Gabinete de Coordinación por parte de la Guardia Civil lo determina el hecho de que sus miembros son <>.
Sería de lamentar que el ejecutivo del presidente Pedro Sánchez intente favorecer al Cuerpo Nacional de Policía a base ningunear o anular la labor de la Benemérita. El error sería mayúsculo y por partida doble. El CNP no lo forman un grupo de niños que deben ser llevados de mano política alguna. Son auténticos profesionales en todos los sentidos. Y exactamente lo mismo ocurre con los miembros de la Guardia Civil. Ambos cuerpos de seguridad tienen motivaciones operativas, estratégicas y sociales de primer orden de cara a garantizar la seguridad de la población, y no necesitan tutorización política.
No es necesario pertenecer a las FSE para que la lógica dicte que, los nombramientos, deberían producirse por cuestiones técnicas, operativas, formativas y capacitivas, desde el seno de cada organismo de la seguridad y no por amiguismo. Un gobierno que no cuida de sus FSE no será un gobierno digno, pues también estará descuidando a sus ciudadanos. Del mismo modo, los miembros de las FSE no deberían ser utilizados para fines políticos, ni mendigar el equipamiento técnico necesario que deben tener por derecho. Y sobre todo, quienes se juegan la vida por los ciudadanos con su trabajo, tampoco deberían verse en la obligación de suplicar un salario digno y un reconocimiento social adecuado, entre guerras políticas o sindicalistas.
La casta política española suele olvidar que las FSE y el personal que lo integra no son propiedad particular de ningún partido, sindicato o poder mediático. La costumbre de utilizar a los profesionales de la seguridad como dardos envenenados en los caprichosos juegos políticos ha sido muy típico en nuestro pasado. Si el nuevo ejecutivo desea llevar un cambio real de la política española, debe evitar que se reabran viejas rencillas que en nada benefician a los miembros de las FSE ni a los ciudadanos. La Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía han demostrado con creces su profesionalidad y buen entendimiento cuando trabajan en la misma dirección sin interferencias políticas. Dejemos pues que sean ellos, los profesionales de cada cuerpo, quienes organicen y coordinen su trabajo en los diferentes estamentos del Estado, para beneficio de todos.
Rafa Montilla