SEMANA

El torero visitó a su hija Andrea después de un año sin verla.-
Después de un año, por fin Jesús Janeiro decide ir a visitar a su hija Andrea a casa de Belén Esteban. Parecía que el torero no tenía escapatoria. Tenía una corrida de toros en la localidad madrileña de Ajalvir, muy cerca de Paracuellos del Jarama donde vive la Esteban y el que Jesús no se hubiese acercado a ver su hija no se habría visto muy bien. Últimamente el torero está más contento, feliz y dispuesto a limar asperezas con quien haga falta.

Andrea estaba feliz de poder estar con su padre, al que adora. Aunque no le ve tan a menudo como ella quisiera. Andrea que se va haciendo mayor, y que está hecha toda una mujercita, siempre ha sido muy consciente de la situación de sus padres, pero ella siente devoción por su padre, sus hermanos, sus tíos y su abuela. La pequeña pasó el viernes en el colegio y salió esperando la visita de su padre. Cuando llegó a casa, su madre se fue a “Sálvame Deluxe” con Toño, su representante, y Fran, luciendo aún el bronceado que ha cogido en el Caribe, aprovechó para darse un paseo en bicicleta por los alrededores de la urbanización.

El sábado por la mañana, Andrea invitada por unas amigas estuvo en el cumpleaños de una de ellas. Disfrutó de una mañana en un parque acuático, acompañadas por una de las madres. Andrea salió de la piscina con el pelo mojado, y feliz por encontrarse con su padre, que llegaba sobre las 8 de la tarde al adosado de Belén Esteban, mientras esta abandonaba la casa junto a su marido, Fran, para no encontrarse con Jesús. Dos horas después, que es lo que duró la visita, Jesús, sobre las diez de la noche, junto a su chofer y un miembro de la cuadrilla abandonaba la casa mientras en la puerta, Andrea, junto a su abuela Carmen, se despedía de su padre. Belén Esteban hacía su aparición en casa, un minuto después de que Jesús saliera desde su garaje, agolpado de fotógrafos y periodistas a los que no dio ni una sola declaración, tan sólo se limitó a sonreír.