Los versos sueltos de Natalia : Bandera de pérfida rendición

Bandera de pérfida rendición

Empujó la puerta que se resistió, holgazana por la edad y por la falta de uso, quejándose con un lamento chirriante que invadió el mutismo pueblerino, que acalló el cantar primaveral de los pájaros, que enmudeció el ladrido de los perros solitarios que buscan siempre compañía y se quejan de la soledad.

Un gato corría huyendo de una lata inexplicablemente enganchada a su cola.

A su paso una lagartija se escondió del sol debajo de una piedra. Las nubes ocuparon el cielo, presagiando lo que iba a suceder, dejándolo invidente ante la miseria humana.

El peligro que la perseguía desde hacía días se difuminó por su optimismo, por el azul intenso del firmamento, por sus sueños juveniles, por el sonido sutil de su pelo negro que bailaba con el viento suave, apenas perceptible.

Inmersa en sus pensamientos, Laura olvidó cerrar el envejecido portón tras ella.

El oportunista mal se coló sibilinamente tras su sombra, por la rendija abierta, susurrando obscenidades, babeando morbosidades, invadiendo el hueco que deja libre el bien por inocente y confiado.

Un golpe seco y lacerante en la nuca la pilló desprevenida y transformó la claridad de la mañana en tinieblas solo alumbradas por el fuego siempre vivo del infierno.

El suelo adoquinado se convirtió en espectador impasible del ultraje de su cuerpo, en una bandera de pérfida rendición, en aliado del mal que aprovecha cualquier resquicio para aniquilar la pureza.

Abrió los ojos una última vez y los fijó en él para recordarlo en la otra vida.

Sus sueños de pocas primaveras se evaporaron en el instante fugaz en que lo miró. Laura juró venganza.

Su último aliento se confundió con la brisa suave de la mañana primaveral que siguió silbando distraída e indiferente como si nada hubiera sucedido, que soplaba haciendo más fácil el vuelo pausado de las cigüeñas, que continuó acariciando las vestiduras recién estrenadas de los árboles, que palpó
delicadamente su preciosa cara, ya inexpresiva, ya inerte, sin vida.