Los versos sueltos de Natalia : A punto de ser olvidado
miércoles 23 de septiembre de 2020, 08:39h
El mundo se queda detrás dando vueltas, o no, cuando cierra la puerta tras ella.
Suspira y apoya la cabeza en la pared para compartir todos sus pensamientos siempre demasiado pesados para su pequeño cuerpo.
Tres pasos hasta la cocina que la acoge como el abrazo incondicional de una madre entrada en años y en carnes.
Solo queda una cerilla y la rasga contra la caja que la ha visto nacer y ahora contempla impasible su muerte.
Prende el fuego a duras penas, perezoso y trasnochado por las horas, que anega su vista de azul y dorado hipnotizando su cansancio.
La cafetera es vieja y su herrumbre llora ahogadamente mientras se deja quemar. Su llanto suena a hogar acogedor, mullido, caliente.
Gotas de agua caen sobre el piso limpio, aunque viejo, desde su pelo mojado por la lluvia que no avisa del primer día de otoño después de un verano extraño y loco.
El café alivia el abandono casi eterno de la taza que usa siempre.
El beso de sus labios consuela esa casi eterna soledad y devuelve su caricia carnosa con un aliento mestizo, ardiente, pausado.
Le despierta su olor y se levanta del sofá apartando el libro que descansa en su vientre colmado de pan, vino y lectura.
Camina hacia ella silencioso y descalzo. Envuelve con los brazos su cintura y entierra la cabeza en su pelo contagiándose de esa lluvia del primer día de otoño, respirando el viento que arrastra a las hojas aburridas de estar en el mismo sitio y deseosas de una engañosa libertad.
Aprieta sus senos con las manos, fuertemente, intentando atrapar el verano a punto de ser olvidado. Recuerdos a arena húmeda pisada por pies descalzos y despreocupados le invaden cuando la acaricia entre las piernas.
Baja la cremallera del vestido que cae al suelo mojándose con esa lluvia de otoño, mojándola con ese resto de verano, a punto de ser olvidado, cuando su boca llena la piel de todo su cuerpo.