El cementerio se viste de largo para el Día de los Difuntos

El concejal responsable del cementerio, Mariano del Castillo, afirma que se prevé la visita de cerca de 20.000 personas a lo largo de toda la semana, que se concentrarán especialmente el próximo lunes, momento para el que están previstas casi 10.000 visitas. Las floristerías hacen su particular agosto estos días, y el camposanto se viste del color de los claveles, los crisantemos y las margaritas. Es la cara del recuerdo de un trance que nos llega a todos, y para el que nunca estamos lo suficientemente preparados. Guadanews le da las claves para afrontar este doloroso momento con información detallada sobre los trámites a seguir tras el fallecimiento de un ser querido, así como las distintas opciones para conservar vivo el recuerdo de nuestros difuntos.

Cada vez con más frecuencia, el deceso sucede en los hospitales, donde los médicos pueden certificar la defunción momentos después de la muerte. Las empresas funerarias gestionan actualmente todo lo relacionado con los primeros momentos después del fallecimiento. De hecho, lo más fácil si el suceso acontece en el domicilio particular o en cualquier otro lugar, es ponerse en contacto con la funeraria con premura para dar solución a los primeros problemas. En el caso de una intervención por parte del Juzgado de Guardia, éste dará certeza de la muerte por medio de la carta orden de inscripción de la defunción en el Registro Civil y no sérá necesaria la certificación médica. Lo más importante es tener a mano el DNI o cualquier otro documento oficial con el que se pueda comprobar la identidad del difunto.

Según sea el destino final del difunto, se necesitarán los siguientes documentos. Para la inhumación, es necesario poseer una licencia de entierro del juzgado competente, el título de alquiler o concesión de la sepultura, así como una autorización sanitaria por parte de la comunidad autónoma competente para el traslado del cadáver desde otro municipio o provincia. En el caso de que la familia se decida por una cremación, la persona que realice la contratación de los servicios deberá firmar una Declaración de Cremación.

El 90% de los servicios funerarios que se realizan en Guadalajara optan por velar el cuerpo en el Tanatorio, mientras que son muy pocos los que deciden hacerlo en el domicilio particular. Hace años, cuando España era un país más rural, la mayoría de los decesos se producían en los pueblos y era en las propias casas donde las familias se reunían para dar el último adiós a los difuntos. En las ciudades, los pisos son más pequeños y poco a poco se ha ido extinguiendo la vieja costumbre de velar los cuerpos en las casas.
Cementerio municipal
Construido en 1840, en este cementerio civil se han producido 50.000 enterramientos. Las sepulturas, con capacidad para tres cuerpos, se ceden de manera temporal, por diez años, o de forma perpetua, para quince lustros. Actualmente, hay 38.000 sepulturas temporales, 6.027 perpetuas, 68 panteones, 442 columbarios, 407 nichos y 75 osarios. El camposanto municipal tiene todavía 155 nichos vacíos y 45 fosas, a las que se deben sumar otras 90 que se están construyendo en el patio dos, donde se eliminaron las sepulturas temporales y se habilitará próximamente una nueva zona de enterramientos.
Ceremonias civiles
El origen católico de nuestro país motiva que la mayoría de enterramientos y funerales sean de carácter religioso. Sin embargo, existe la posibilidad de oficiar ceremonias civiles en la sala multiconfesional del Tanatorio. Barcelona es una de las provincias pioneras en este tipo de oficios, donde alcanzan el 10% del total de las celebradas. El procedimiento general es el mismo que para las ceremonias religiosas, con la diferencia de que no hay que llamar a la parroquia para concretar los términos del funeral. En este tipo de celebraciones, cada vez más demandadas, se hace una pequeña introducción biográfica sobre el fallecido y sus más allegados pronuncian unas palabras de reconocimiento o despedida. En una mesa se disponen objetos y fotografías que hacen referencia a la vida del difunto, y se recuerdan los momentos más emotivos de su vida. Para que se hagan a la idea, es una ceremonia parecida a la que estamos acostumbrados a ver en las películas americanas.
Crisis para todos
Seguro que en alguna ocasión se ha visto involucrado en la típica conversación que versa sobre los negocios redondos, los que nunca fallan. En lo que todo el mundo coincide es en que a las empresas funerarias nunca les faltará la clientela, por lo que el éxito está asegurado. Sin embargo, la crisis ha pasado factura también a este tipo de compañías, que han tenido que adaptar sus políticas de empresa a la capacidad de los bolsillos atormentados por la coyuntura económica. Cada vez más, las familias optan por financiar los gastos aparejados a los servicios funerarios. Aunque el 45% de los alcarreños posee una póliza de decesos, que alivia la cuenta en gran medida, muchos se encuentran con la sorpresa de que despedir a un familiar le supone la friolera de 3.000 euros en adelante. Para hacer frente a este gasto inevitable, la opción de una financiación sin intereses existe para aquellos a los que la muerte les sorprende sin haber previsto la eventualidad de la muerte.
Incineraciones al alza
Desde que se abrió el crematorio de Guadalajara en el año 2004, el número de incineraciones se ha duplicado, y actualmente se sitúan en el 25% de los servicios funerarios, ligeramente por debajo de la media española, que alcanza el 27%. La razón de esta tendencia al alza es principalmente cultural, ya que hasta el año 1963 la Iglesia rechazaba la incineración porque la consideraba contraria a la fe en la vida eterna. Cada vez son más los que eligen esta opción y en ciudades como la vecina Alcalá de Henares alcanza el 50%. Al ser una tendencia relativamente nueva, muchas pólizas de decesos no contemplan esta posibilidad, por lo que es recomendable comunicar a la compañía aseguradora en
vida la intención de ser incinerado, para actualizar la póliza y que luego no haya sorpresas de última hora.

También hay otra razón de peso a la hora de decantarse por la cremación. En el caso de reducir el cuerpo a cenizas, los gastos se reducen sensiblemente, sencillamente por el hecho de que las inhumaciones en sepulturas perpetuas del cementerio municipal exigen a las familias la colocación de lápidas, fabricadas de costosos materiales.