"No se puede ser liberal en Extremadura ” , dijo el presidente extremeño, José Antonio Monago, a esta revista tan solo días después de su toma de posesión, en agosto de 2011. Ya por entonces en su partido bromeaban llamándole “ el camarada Monago ” , en alusión –más allá de su acuerdo con IU– a una inclinación populista. Por entonces, cuando proponía a su partido retomar el impuesto sobre el patrimonio, aclaraba: “ No me plantea ningún dolor de cabeza ideológico. Los impuestos no son esencias ni principios, son medidas ” . Puede que eso explique su rebelión contra la subida del IVA a la cultura. Fuentes parlamentarias populares extremeñas aseguran que la crítica de Monago el 7 de septiembre, día de Extremadura, a la subida del IVA
” es un grave error ” , dijo– “ en absoluto fue una sorpresa para nadie en Moncloa. Monago siempre avisa ” . Lo que no le evitó a la número dos del PP, María Dolores de Cospedal, el trago de tener que salir en público dos días después negando una rebelión fiscal extremeña. Pero toda la irritación que Monago provocó en Génova no es comparable con la que suscitó en el ala catalana del Gobierno –el ministro Jorge Fernández Díaz, la mano derecha de Rajoy, Jorge Moragas, y el lugarteniente de Soraya Sáenz de Santamaría, José Luis Ayllón– 48 horas antes de la Diada, denunciando que “ Cataluña pide y Extremadura paga “ . Esta vez tuvo que ser Alicia Sánchez Camacho, presidenta del PP catalán, la que saliera a pedirle que no echara gasolina a la hoguera independentista. “ Lo dice porque lo siente. José Antonio no busca rédito electoral. No está en campaña. No lo necesita ” , aclaran fuentes extremeñas.
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