Las peligrosas relaciones de la trama de Díaz Ferrán y Ángel de Cabo con amigas, empleadas y prostitutas.
Miércoles 22 de octubre de 2014
Mientras trataban de ocultar 50 millones de euros a la justicia y a sus acreedores, el empresario Gerardo Díaz Ferrán y su cómplice Ángel de Cabo tuvieron tiempo para cosas más terrenales. Cuatro agencias de detectives siguieron sus pasos y comprobaron que De Cabo utilizaba mujeres, algunas de ellas prostitutas, para presionar, por ejemplo a dos hijos de José María Ruiz-Mateos. También, que Díaz Ferrán se hizo muy amigo de una joven cubana, mulata y de 27 años, que acabó colocada en uno de los negocios de la trama, un restaurante en Madrid. SIGUE
Gerardo Díaz Ferrán, el expresidente de los empresarios españoles, salió de un apartamento situado cerca del paseo de la Castellana, en Madrid, junto a una joven mulata. El detective privado que había seguido a Díaz Ferrán hasta allí disparó su minicámara e inmortalizó a la pareja. Ocurrió una tarde de la primavera de 2011. El investigador había sido contratado por algunos de los acreedores del exlíder de la CEOE para que demostrara que Díaz Ferrán no estaba arruinado ni era insolvente, tal y como el exjefe de la patronal proclamaba para evitar el pago de sus multimillonarias deudas, que ascienden a 600 millones de euros solo en el caso del Grupo Marsans.
Durante varios meses, el detective y sus colaboradores vigilaron al veterano empresario, que ha cumplido 70 años, y se encontraron con la joven, una hispanocubana de 27 años, nacida en La Habana y llamada Diana. Comprobaron que ambos solían encontrarse cerca del restaurante El Tártaro , situado en número 102 de la calle Velázquez de Madrid, donde Díaz Ferrán montó una oficina improvisada tras declararse arruinado. Uno de los informes del detective –que está en poder de la justicia– da cuenta de que ese local fue vendido por una sociedad de Díaz Ferrán (Inversiones Grudisan) “ el 16 de junio de 2010 ante el notario José Miguel García Lombardía e inscrito en el Registro de la Propiedad Número 1 de Madrid ” a otra sociedad de Ángel De Cabo (Quatre Bras Inversiones) como parte del proceso para ocultar los bienes del empresario. Es decir, el restaurante pasó a ser controlado por empresas de la trama de De Cabo. Y poco después, en junio de 2011, la misma joven cubana era nombrada apoderada de la empresa que gestionaba el local.
Reportaje completo en la revista interviú y en la Edición Digital:
http://pdf.interviu.es
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