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El Madrid

Jesús Romera

Jesús Romera | Miércoles 22 de octubre de 2014
El duelo de esta noche, no solo, es el de los dos mejores equipos del mundo, también se enfrentan los dos mejores jugadores del planeta y los dos mejores entrenadores del panorama futbolístico. El madridismo tiene fe ciega en el equipo, en CR 7 y en el gran Mou

Después del partido saldrá muy reforzado moralmente quien gane, el que “se lleve el gato al agua“. Queda mucha liga, mucha, pero el clásico de hoy se antoja como una finalísima. Una piedra de toque en el arduo camino hacia la Gloria, no solo en la Liga, también en la Champions. Si no se cruzan antes en el torneo europeo, la final de Londres será española. En esta temporada vamos a ver unos cuantos Madrid - Barsa.

T odos los amantes del fútbol van a ver el partido, ya sea en Corea, Australia o Guinea Papua. Vuelvo a reiterarme en que las cifras de audiencia superan, seguro, las de la NBA y la Superbwol, por mucho que las maquillen los americanos. Un dato para la reflexión: en los 19 partidos jugados por el Real Madrid esta temporada, abrió el marcador en tres. Este hecho es ineludible, el Madrid tiene fe y garra. Sabe remontar los partidos y los contratiempos adversos.

M i admirado Mou, sabe muy bien como jugarle a los “enanos” del equipo rival. A Messi desde el minuto 1 no hay q dejarle el balón a su merced. Sin llegar a la ilegalidad, hay que ser agresivo. El “pase usted por favor“ le valdrá con otros equipos, con el nuestro no. No me sale el decir: que gane el mejor. No, no puedo. Solo quiero que gane nuestro Real Madrid. Solamente puedo pedirles que tengan deportividad, no nos pongan los aspersores en caso de que caiga finalmente la victoria de nuestro lado.

Ya que todo el mundo está dispuesto en este día tan señalado a realizar baticinios sobre el resultado, yo tampoco me quiero quedar atrás, me voy a mojar: Barsa 1 - Real Madrid 3, con dos goles de Cristiano Ronaldo. Hoy más que nunca debemos ser una piña, apoyando y animando a nuestro equipo, con respeto al rival, pero con orgullo por sentirnos madridistas.

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