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Alberto E. Barroso
Alberto E. Barroso | Miércoles 22 de octubre de 2014
Una semana que se nos ha pasado por delante y otra jornada de Euroliga que vuelve a dejarme confuso. Victoria del Real Madrid pasando por encima al todopoderoso Olympiacos, posiblemente el coco del grupo, y junto al Barça, posiblemente el mejor equipo de la competición. ¿Por qué me confunden tanto estos resultados? Muy sencillo, no se qué Madrid es el verdadero.
En la penúltima jornada de Euroliga el Real Madrid tenía un partido más sencillo contra el Spirou Charleroi. Un partido perfecto para demostrar su evolución y confirmar su mejoría. Lo que tuvimos fue la otra cara de los blancos, la imagen de un equipo débil por dentro (Andre Riddik, de 37 años, fue una bestia ante Tomic), un equipo que con la salida de Bullock no tiene un tirador que solucione, ya que Llull, aunque sea un gran jugador, no es tirador y se tiró hasta las zapatillas, y vimos un equipo que no quería defender. Fue, junto con el partido del Meridiano Alicante, otro día más de querer ganar y no saber. El Madrid solo tiene que definir qué cara de la cinta le gusta más, dejar de darle la vuelta cada semana y decidir si prefiere la cara A con los Rolling Stones o la cara B con Milli Vanilli.
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