GUADALAJARA

Román: “Nuestra obligación es conservar el patrimonio histórico-artístico de la ciudad”

La restauración coincide con la celebración del primer centenario de la inauguración de esta obra, perteneciente al prestigioso escultor Miguel Blay

REDACCION | Miércoles 22 de octubre de 2014
El alcalde de Guadalajara, Antonio Román, y la concejal de Cultura, Isabel Nogueroles, han presentado esta mañana el resultado de los trabajos de restauración que en el último mes y medio se han desarrollado en el conjunto escultórico dedicado a Don Álvaro de Figueroa y Torres, en la Plaza de Santo Domingo. Obra de del prestigioso, Miguel Blay, es el más importante, desde el punto de artístico y patrimonial, de la ciudad de Guadalajara. SIGUE

La escultura fue inaugurada el 16 de octubre de 1913, por lo que este año cumplirá 100 años. Su erección fue consecuencia del empeño de las asociaciones de maestros de la provincia que habían convencido al colectivo del Magisterio Español para la consecución de este objetivo.

Tal y como ha explicado el alcalde, "la restauración de esta obra responde al interés del equipo de Gobierno por tratar de conservar el patrimonio histórico-artístico de la ciudad; algo que constituye un obligación, si tenemos en cuenta que es la herencia que hemos recibido y que debe pasar a generaciones futuras".

El monumento se encontraba en un momento crítico de conservación, tanto la piedra de soporte como el bronce de las esculturas. Tal y como han trasladado los expertos que han trabajado en esta escultura, de no haber intervenido a tiempo, los daños habrían sido irreparables.

"El estado era mucho peor de lo que podía aparecer a simple vista por la proliferación de hongos, líquenes...; por sufrir ciclos sucesivos de hielo y deshielo, lo que ha fracturado la piedra; por acumular excrementos de aves, que por su carácter ácido, deterioraba el material; y por los traslados que ha sufrido", ha señalado Antonio Román.

Actuaciones realizadas:
  • Se ha eliminado el jardín perimetral para evitar el contacto con el riego y los fertilizantes, que habían potenciado su deterioro.
  • La limpieza de la piedra se ha realizado de manera mecánica con bisturí y cepillos.
  • También se han sellado las grietas y los orificios, y se han realizado volúmenes que faltaban.
  • Se ha aplicado una pátina de color para conseguir un cromatismo uniforme en toda la escultura.
  • Se ha aplicado una capa de protección en toda la superficie de piedra y de bronce.

Aunque inicialmente el plazo de ejecución de los trabajos era de tres meses, finalmente se han desarrollado en un mes y medio.

La empresa encargada de los mismos ha sido R. Restauración de Bienes Culturales S.L., por un importe de 22.608,69 euros. Las restauradoras han sido María Campoamor Martínez y Cecilia Hernández de la Torre.

Paralelamente a la restauración del monumento, por parte de la Concejalía de Parques y Jardines se han arreglado todos los jardines del entorno. Se ha realizado un especial esfuerzo por recuperar la zona verde y los elementos comunes. También se ha recuperado como elemento ornamental el tocón que existe en las inmediaciones.

Don Álvaro de Figueroa y Torres:

Don Álvaro de Figueroa y Torres se perfiló como uno de los principales personajes de la clase política durante todo el reinado de Alfonso XIII, situándose en la élite del Partido Liberal y, como tal, ocupando cargos de responsabilidad en la gestión del Estado. Su carrera estuvo ligada al distrito electoral de Guadalajara, donde siempre obtuvo acta de diputado a Cortes y donde estructuró un clientelismo eficaz que le permitió ganar todas las confrontaciones electorales a las que concurrió. Uno de sus primeros destinos de entidad fue la cartera del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, lograda en 1901. En ese año, sacó adelante uno de sus más aplaudidos logros: el Real Decreto de 26 de octubre por el que se posibilitaba la inclusión dentro de los presupuestos generales del Estado de las partidas necesarias para cubrir los sueldos de los docentes y el pago de las atenciones de personal subalterno y material de las escuelas públicas de primera enseñanza.

A partir de ese hito, se gestó en Guadalajara una comisión de maestros encabezada por Mariano Chueca, Isidro Almazán Francos y Pedro De Diego que se ocupará de iniciar las gestiones para erigir un monumento que perpetuara la gratitud hacia el conde

Miguel Blay:

Es uno de los escultores más prestigiosos del momento. En 1906, tras permanecer una temporada en Argentina realizando varios encargos, regresa a España para continuar su carrera en Madrid como uno de los escultures de mayor éxito del primer tercio del siglo XX. Prueba de ello fue su elección para puestos de responsabilidad académica: la dirección de la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid (de 1909 a 1925) y de la Academia de España en Roma (de 1925 a 1930); o su elección como miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Pero también, ser el destinatario de múltiples e importantes monumentos públicos, con este de Guadalajara.
  • Entre muchos, citar los dedicados a Víctor Chávarri en Portugalete, a San Francisco Solano en Santiago del Estero, a Federico Rubio en Madrid, el panteón de Silvestre Ochoa en Montevideo, o el monumento a Pi y Margall en Barcelona; pero, sobre todo, el grupo de la Canción Popular Catalana (1907) para el Palau de la Música de aquella ciudad. Finalmente, señalar los grupos escultóricos para exorno del Palacio de Justicia o el de La Paz para el monumento de Alfonso XII en los jardines del Retiro (1910) en Madrid. Según los comentaristas de la época, la irrupción de las esculturas de Blay suponía también la del Modernismo en el panorama artístico español; rompiendo con una consolidada tendencia fundamentada en el Realismo que, con un incondicional sesgo dramático, encorsetaba todas las propuestas de nuestros artistas.

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