El penal más largo del mundo

“El goleador es siempre el mejor poeta del año”, escribió Pier Paolo Pasolini una vez y es que el fútbol, al igual que la literatura, devorá la cultura general. Muchos han sido los autores que han escrito sobre ello. La relación se inició hace muchos años pero fue con el boom hispanoamericano de los años 70 cuando empezó a tomar verdadera forma al reconocerse a los poetas como auténticos hinchas de fútbol. Los años ochenta marcaron el fin de la


Separación entre el fútbol y las letras gracias al periodismo: Osvaldo Soriano, Roberto Fontanarrosa y Juan Sasturain se convirtieron en la delantera implacable que se abocaba a escribir sin tapujos ni complejos sobre fútbol, primero desde las crónicas de prensa y el humor y, finalmente, desde la literatura.

Uno de los artículos culmen de Osvaldo Soriano es del que vamos a tratar hoy: El penal más largo del mundo (que se puede encontrar en internet), obra en la que se basó la película española El penalti más largo del mundo. Esta obra cuenta la historia de una final regional en la que se sanciona un penal casi al finalizar el partido, transcurriendo más de una semana hasta que la pena máxima se logró ejecutar. Así, Soriano logra brindar los detalles de lo que significaba ese ínfimo momento para las dos ciudades, basándose en la visión del arquero. El penalti más lardo del mundo es justamente esa semana de tensión a la espera del lanzamiento.

La película, protagonizada por Fernando Tejero, se caracteriza por la estética al recrear a la perfección el partido de los domingos por la mañana, en un barrio cualquiera, que tantos recuerdos de niñez nos trae, pero fracasa estrepitosamente en el transfondo de los argumentos convirtiéndola en superficial y costumbrista. Aun siendo una de las películas más vistas de nuestro cine español, tengo que decir que para nada hace honor al magnífico texto de Osvaldo Soriano en el que está basada.

Por Miriam Calvo