Revista de Prensa.- ABC
La duquesa de Franco cumple hoy 87 años. Su amigas, sus viajes y sus nietos ocupan su tiempo
Miércoles 22 de octubre de 2014
La llamada estaba destinada a María Dolores Bermúdez de Castro, duquesa de Montealegre y persona de la máxima confianza de Carmen Franco y Polo. SIGUE
Hoy, la hija única de Francisco Franco cumple 87 años y la intención era charlar con María Dolores sobre quien es una de sus amigas más íntimas. Al otro lado del teléfono, sin embargo, emerge la voz de doña Carmen, marcada por una sorprendente vivacidad. Tras agradecer la felicitación por su cumpleaños, y ante la pregunta a vuelapluma sobre cuál es el secreto de esa vitalidad, explica: «Tener ilusión, proyectos interesantes y... unas buenas piernas (se ríe). Desde hace muchos años tengo unas maravillosas amigas y, gracias a Dios y aunque casi todas somos viudas, estamos bien de salud, lo que nos permite movernos sin parar». Su propósito más cercano, nada menos que un encuentro con el Papa Francisco. «Esta semana nos vamos a Roma, pues nos recibe el Santo Padre. Y es que mientras el cuerpo aguante, no hay que darle tregua», sentencia.
A lo largo de la conversación telefónica detalla que no hace ningún régimen especial, «pero no me privo de nada», puntualiza. Y no, no es forofa de Internet. «Eso ya es muy complicado para nosotras y hemos vivido bien si él, ¿para qué usarlo?».
En segundo plano
La duquesa de Franco nació el 14 de septiembre de 1926. Es, pues, de la misma quinta que Ana María Matute, María Dolores Pradera, Isabel II de Inglaterra, la duquesa de Alba... y hasta Fidel Castro.Famosa desde que era una cría, protagonista de cientos de portadas en revistas y periódicos, partícipe en su día de galas, viajes, bailes, fiestas y actos oficiales de distinto signo, centro de atención de todos los objetivos, poco se sabe de su vida actual. Se la ha conocido como la hija de Franco, la esposa del marqués de Villaverde, la madre de Carmen Martínez Bordiú, la abuela de Luis Alfonso de Borbón... Y apenas ha concedido entrevistas. No le gusta ser protagonista. Por discreción, por timidez, casi nunca habla de ella misma ni de los suyos.
Así pues, es María Dolores Bermúdez de Castro quien se encarga de desvelar cómo es hoy la vida de esta mujer, célebre entre anteriores generaciones y una desconocida para las nuevas. «Carmen es como una hermana para mí -explica la duquesa de Montealegre-. Nuestras madres fueron compañeras de colegio y nosotras también. De Carmen te puedo contar que es una señora impresionante, con una educación muy recta, una amiga comodísima, lo mismo le gusta la tortilla de patatas que el caviar. Es muy fácil convivir con ella».
Carmen Franco vive regularmente en Madrid, aunque pasa una temporada en verano en el Pazo de Meirás, que acaba de retomar su régimen de apertura al público durante cuatro días al mes. El resto del tiempo lo invierte en visitar a sus hijos, a sus nietos y a sus amigas. «Tiene una costumbre -dice María Dolores- y es que en su casa de Madrid siempre convive con un nieto. Empezó con Luis Alfonso, hasta que se casó con Margarita Vargas. Continuó con Francis (hijo Francis Martínez-Bordiú y María Suelves), hasta que se independizó. Y ahora le toca a uno de los hijos de Cristóbal y Jose, que es guapísimo y encantador. Es una abuelaza y los nietos se disputan ese turno».
Doña Carmen se mantiene en forma leyendo, asistiendo a conciertos, paseando, viendo los toros en la tele o comentando películas en casa de alguna del grupo. Tampoco perdonan los juegos de cartas. «Nos gustan el ‘‘gin rummy’’ o el ‘‘remigio’’ (similar al chinchón) y, a veces en las partidas, nos juntamos unas 30 señoras, casi todas viudas, y nos lo pasamos mejor que si fuéramos jóvenes. Todas mujeres, eso sí, porque no sé lo que pasa pero los señores dan un resultado fatal. Son más flojuchos, y la verdad es que no nos divierten tanto», dice la duquesa de Montealegre.
Viajan siempre que tienen la mínima oportunidad: en octubre del año pasado, Carmencita hija las invitó a Pekín y antes del verano, seis del grupo visitaron el Danubio Doña Carmen y su amiga reconocen que han vivido juntas «buenos y malos momentos». Ahora tiene una existencia cómoda e intenta disfrutar de ella. «Se considera una privilegiada que, en lugar de llorar por lo que ha perdido en la vida, trata de sacar el máximo partido a lo que tiene, que es muchísimo».
«Hay que disfrutar -remata la hija de Franco-, porque tenemos salud y la tenemos para eso, para ayudar a los demás en lo que podamos y tener y conservar a las buenas amigas. Siempre haremos planes juntas».
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