El Madrid
Jesús Romera
Miércoles 22 de octubre de 2014
Partidos como el jugado en Cornellá contra el Espanyol nos hacen sentir orgullosos de nuestra escuadra. Coraje, garra, compromiso, entrega y sacrificio derrocharon los diez mohicanos, a los que les tocó dar la cara desde el minuto dos.
Esos son los valores adheridos e innatos del Real Madrid. El jugador que venga de fuera, aparte de tener la fortuna de jugar en el mejor Club del Mundo, tiene que conocer los mandamientos inalterables de la camiseta que va a vestir. El partido contra el Levante no dejó de ser un pequeño trámite antes del compromiso europeo contra el Lyón. Nos la jugamos, esta vez hay que ganar a los franceses como sea. Por lo civil, o por lo criminal. La confianza de todos es ciega y unánime en pos de la superación sin paliativos, de esta fase, que ya va marcando el camino hacia la final londinense.
M ención especial merece el Castilla. Vaya racha de triunfos seguidos desde el cambio de entrenador. Tan sencillo como eso, llega Toril les coloca a cada uno en su sitio y a jugar. No les maniata, ni les atonta con tácticas defensivas. Ya os lo anticipo: el Castilla sube a segunda. Ahí es donde tiene que competir y formar jugadores con callo y espolones de experiencia, adquiridos en campos ya muy exigentes. El Castilla es el hermano pequeño del primer equipo, hay que cuidarle y mimarle. Hay que tener las ideas muy claras, no se les puede dejar a su libre albedrío y a su suerte. Hay que estar pendiente del filial, como se merece.
Unos que sí están haciendo el primo desde hace ya unos cuantos años son los encargados de la sección de baloncesto. Ellos sabrán, pero ya nos estamos empezando a cansar de tantos despropósitos deportivos.◆
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