DEPORTES

Orgullo Blanco

El Madrid

Jesús Romera

Miércoles 22 de octubre de 2014
A firmar en marzo que la La liga se ha perdido es un poco precipitado, se antoja difícil, casi imposible, pero al Madrid nunca hay que darle por muerto. Los siete puntos de diferencia, pueden pesar como una losa en la moral del equipo.

Aunque se jugó buen partido en Riazor, la pelotita no quiso entrar. Me vienen a la cabeza los empates en Mallorca, Levante, Almería; la derrota en Pamplona... en fin, campos donde se ganan o pierden ligas. De nada sirve ahora lamentarnos: “A otra cosa pajarito“. Hay que centrarse en otros objetivo. Los que conocemos al Madrid, desde la aparición de nuestos primeros dientes, sabemos de sobra, que tras un partido de alta exigencia en Europa, en la liga doméstica nos cuesta cambiar el chip y sufrimos. El partido en Coruña corroboró esta teoría. Ahora toca pensar en la Champions y en la final de la Copa del Rey, no nos queda otra. Además a los madridistas, sobre todo, el entorchado europeo “nos pone”. Por historia, pretérita y presente a corto plazo, somos los que más copas tenemos: las ganadas en los años 60 -en las que a nadie se le olvide, también participaban los demás equipos, todos los gallitos del viejo continente- y las más recientes de Amsterdam, París y Glasgow. Por institución, por afición y por plantilla el Madrid es uno de los favoritos. La última idea de la Fifa de los cinco árbitros, o sea diez ojos, que deben impartir justicia, no tienen otra misión que la de pitar lo que ven. Tan sencillo como eso. El partido de Lyon fue una muestra inequívoca de la inutilidad de estos señores. Deberían, directamente, no cobrar en partidos en los que cometieran errores garrafales. Por cierto ganan una pasta gansa estos siniestros personajes vestidos de negro.◆

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