Personajes ilustres de nuestra historia, de la de Guadalajara
Miércoles 22 de octubre de 2014
Nuestro personaje, nació un 25 de agosto de 1927 en la localidad de Tendilla, concretamente en el cuartel de la Guardia Civil, donde su padre estaba destinado como cabo del cuerpo benemérito. Pasó una infancia muy dura entre Horche y Guadalajara. SIGUE
Durante la guerra civil, su padre Carlos Rojo permaneció afecto a la República, quizás no por convicción, si no por intentar evitar, desde dentro, los desmanes que estaba cometiendo el gobierno republicano con los desafectos al régimen del frente populista.
No en vano, son conocidos los relatos de familias enteras a los que el cabo Carlos Rojo salvó de las hordas marxistas. Una vez terminado el conflicto civil, el cabo fue juzgado por no haberse levantado contra la República, y pese a un juicio duro y viciado, el cabo fue absuelto debido a los testimonios de las personas a las que había salvado. Pese a ello, fue depurado del cuerpo. Pero esa es otra historia que contaremos en otra ocasión…
Volviendo a nuestro personaje, una vez terminado sus estudios, decidió opositar como auxiliar de la administración del antiguo Ministerio de la Gobernación. Consiguiendo la plaza, decidió compaginar su trabajo con los estudios de Derecho, los que acabó de una manera sobresaliente.
Como a todos los jóvenes de esta época, le llamaron a filas para cumplir el servicio militar, e ingresó en la Milicia Universitaria, donde alcanzó el cargo de Alférez Provisional. Su paso por la milicia marcó en gran medida la vida de Luis, ya que en ella, reforzó los ideales que le guiarían durante toda su vida : esfuerzo, lealtad, compañerismo, patriotismo y sobre todo, humildad, uno de los atributos por los que más era conocido don Luis Rojo, como lo atestiguan las numerosas anécdotas que cuentan amigos y familiares.
En el año 1964 se celebran en Guadalajara las primeras elecciones para liderar el Consejo Provincial del Movimiento, a los que nuestro personaje se presenta con escasas posibilidades de ganar. Después de una dura campaña electoral, recorriendo todos los pueblos con divertidas anécdotas, sobre todo en la localidad de Mandayona, Luis Rojo gana las elecciones con amplia mayoría sobre los demás candidatos, entre los que se encontraba el gobernador Pardo Gayoso.
Tras su elección, daba comienzo una larga y fructífera carrera política. En 1967, es designado Delegado Provincial de la Vivienda y Subjefe Provincial del Movimiento. Vista su valía al frente de los distintos cuerpos que ocupa, el Consejo de Ministros decide ofrecerle el puesto de Gobernador Civil de Teruel, puesto que acepta, no sin antes pensar la gran responsabilidad que llevaba la aceptación del cargo.
Teruel era una provincia que había sufrido mucho durante la Guerra Civil y que había comenzado, en la década de los 40, un largo periodo de recuperación, gracias al programa de Zonas Devastadas.
Luis Rojo se enfrentaba a un gran desafío, ya que debía intentar hacer despegar una zona, ya de por si deprimida, debido a su situación geográfica. El Gobernador impulsó un ambicioso Plan de Carreteras en la red secundaria turolense, que permitió conectar muchas localidades que carecían de carreteras. También durante su mandato, mejoró el sector sanitario con la puesta en marcha de las obras de un nueva Residencia Sanitaria de la Seguridad Social.
El Gobernador realizó grandes esfuerzos para convertir a Teruel en un importante foco turístico, dentro del panorama nacional, realizando grandes campañas turísticas. La población turolense aceptó de buen grado la designación de Luis Rojo como Gobernador de su provincia, y sin duda alguna, fue debido a la gran cercanía que tenía con el pueblo, ya que como recuerdan muchos del lugar, no era raro verle con el cachirulo en las famosas fiestas del Ángel.
Don Luis Rojo pasó toda la transición democrática como Gobernador de Teruel, hasta que en 1981 el Consejo de Ministros decide nombrarle Gobernador Civil de La Rioja, destino muy complicado, debido a su cercanía al País Vasco, donde la banda terrorista ETA estaba realizando auténticos baños de sangre. Su estancia en Logroño duró poco, y tras dos años, decidió volver a su ciudad natal, donde pese a estar tentado de ocupar importantes cargos dentro de la antigua Alianza Popular, decidió dedicarse en cuerpo y alma a su afamado bufete de abogados.
Don Luis Rojo supo adaptarse a las circunstancias políticas de la época, consiguiendo mantener una posición firme y responsable, no olvidando nunca sus valores durante el periodo transicional, llegándose a convertir en uno de los gobernadores civiles más antiguos de España.
Su memoria fue recordada y honrada en 1997 por el Gobierno central que reconoció su importante papel en la transición española.
José Luis Alguacil Rojo
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