Guadalajara es la clásica ciudad castellana. Por un lado tranquila, por otro sorprendente. Paseando por sus calles, principalmente las del casco histórico, es fácil encontrarse con un rincón, un edificio, un detalle digno de ser admirado, de esos que emanan historia. No en vano, cuenta con 17 monumentos con la clasificación de Bien de Interés Cultural (BIC).
Todos los BIC de Guadalajara son monumentos. Sin embargo, hay diferentes categorías para espacios que merezcan esta distinción. Así, los bienes inmuebles se dividen en monumentos, jardines históricos, conjuntos históricos, sitios históricos, zonas arqueológicas y zonas paleontológicas.
Por otro lado, también un bien mueble puede ser considerado como BIC, ya sea un bien mueble unitario, un conjunto o una colección. Además, gracias a la nueva normativa también se han incluido los bienes inmateriales, como puede ser una fiesta o una tradición concreta de una localidad.
Pero no solo los BIC gozan de protección. También existen otras figuras como el Bien de Interés Patrimonial, cuyo valor sea relevante, o el Elemento de Interés Patrimonial, que designa al resto de bienes de valor patrimonial que no alcancen las anteriores categorías. Además, se ha elaborado el Catálogo Patrimonial de la región, que incluye el patrimonio inmaterial y las expresiones orales
Características
Un BIC es siempre de dominio público. Esto no supone que no pueda ser propiedad de un ente privado, como es el caso de algunos de los de Guadalajara, pero la Administración protegerá su valor artístico, histórico o espiritual. Así, el propietario necesita autorización de la misma para cualquier modificación. Igualmente, está obligado a facilitar inspecciones, visitas públicas e investigaciones –por lo menos cuatro días al mes–.
No obstante, por ello también tienen privilegios. El dueño de un BIC puede recibir ayudas económicas para su mantenimiento, restauración o cualquier otra cuestión que pueda necesitar.
Por otro lado son inseparables de su entorno e inexportables, incluyendo los bienes muebles (pinturas, joyas), siendo ilegal sacarlos del país.
El Palacio del Infantado, emblema de Guadalajara
El segundo Duque del Infantado, Íñigo López de Mendoza y Luna, derribó las antiguas casas de la familia y decidió construir un nuevo palacio "por acrecentar la gloria de sus progenitores y la suya". La historia del palacio puede resumirse en cuatro momentos: su construcción, iniciada en 1480 y concluida a fines del siglo XV, bajo la dirección de Juan Guas; su reforma, por el quinto duque del Infantado, entre 1570 y 1580, que introdujo los elementos renacentistas; su ruina, a causa de un incendio en 1936;y, finalmente, su restauración en los años sesenta. Por ello, los contrastes abundan en la fachada del palacio: entre la traza gótica inicial y las ventanas renacentistas; entre los vanos de la galería superior y el gran muro de fortaleza del cuerpo bajo, cuya solidez acentúan las cabezas de los clavos de piedra; entre este muro esquemático y la complicadísima portada, marco sucesivo de los emblemas de la familia y del propio constructor.
No hay que olvidar sus jardines, también dignos de admirar,zona de paseo y descanso tanto de los guadalajareños como de sus visitantes. Como detalle histórico, en 1560 se casó en este palacio Isabel de Valois con el rey de España, Felipe II. Antes, en 1525, el rey Francisco de Francia se hospedó allí durante cuatro días, tras ser vencido y apresado en la batalla de Pavía
Ocio y cultura Como edificio más importante de la ciudad, el Palacio del Infantado acoge a lo largo del año diferentes eventos, culturales y de ocio, de gran importancia para Guadalajara. Sin lugar a dudas, el más relevante es el Maratón de Cuentos anual, que ha colocado a la capital en el Libro Ginness de los Récords. Pero también, por ejemplo, sus jardines acoge el festival musical Las noches son para el Verano o el festival de títeres en las Ferias y Fiestas. Y qué decir de sus alrededores. La esencia de la ciudad se puede respirar en la plaza de los Caídos, disfrutando en una terraza de verano tras 'haberse pateado' la ciudad o descansando en sus zonas verdes cercanas. | |
La Iglesia de Santa María la Mayor, gran ejemplo del estilo mudéjar
En el interior, destaca el retablo mayor de Francisco Mir, en estilo renacentista manierista. Por otro lado, se abren capillas a los dos lados. En la nave de la epístola, se encuentra la capilla de los Figueroa y Torres, mientras que en su cabecera, se abre la capilla de la Visitación, fundada en 1480 por don Alonso Yáñez de Mendoza. En Semana Santa
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El Puente Árabe sobre el Henares, la construcción más antigua de la ciudad Es una de los pocos ejemplos de ingeniería andalusí del siglo X que quedan en pie en todo el país
El zoo a un paso
Por otro lado, a muy poca distancia se encuentra el Zoo de Guadalajara, cuya entrada es gratuita. Conocer las diferentes especies que habitan en él, es la forma perfecta de redondear una jornada que una cultura y naturaleza. |
La Iglesia de San Ginés, referente de Santo Domingo En su origen fue el templo del extinto convento de Santo Domingo de la Cruz Frente a la emblemática plaza de Santo Domingo, centro neurálgico de la ciudad, se encuentra la iglesia de San Ginés, declarada como BIC el 3 de junio de 1931. El templo actual fue, anteriormente, el del convento de Santo Domingo de la Cruz, ya desaparecido. En la enorme fachada de piedra, la portada queda enmarcada por dos grandes contrafuertes, que se prolongan en espadañas. Sobre el rosetón central figura el escudo de la orden de Santo Domingo. Su interior, de una sola nave con capillas laterales, contiene cuatro ejemplos excelentes de escultura funeraria: a los lados del presbiterio, las estatuas orantes de los fundadores del convento, Pedro Hurtado de Mendoza, séptimo hijo del marqués de Santillana, y de su mujer Juana de Valencia; en las capillas del crucero los sepulcros de los primeros condes de Tendilla, Iñigo López de Mendoza y Elvira de Quiñones, del siglo XV. Para comprar La situación de la iglesia, en pleno centro de Guadalajara, permite realizar diversas actividades que complementan la visita. Una de ellas es aprovechar el día paseando por la adyacente calle Virgen del Amparo, tradicional zona de paseo para aquellas personas que quieran disfrutar de una tarde de compras, debido a las muchas tiendas que sus edificios albergan. Por otro lado, para relajarse, a pocos metros se encuentra el paseo de La Concordia, siempre muy cuidado, con varias terrazas donde disfrutar de un refrigerio. | |
El Fuerte de San Francisco, con su iglesia y su cripta de los Mendoza Las recientes restauraciones han recuperados estas dos joyas de los guadalajareños Sin embargo, guarda un secreto todavía mayor. Bajo el ábside de estilo gótico, se oculta el panteón de la familia Mendoza, realizado a semejanza del Panteón de los Reyes de El Escorial. Felipe Sánchez, su arquitecto, planteó un ejercicio barroco tanto en su composición como en su materialización. El resultado, una joya más del patrimonio de Guadalajara Un lugar para la cultura El propio entorno del Fuerte de San Francisco, los edificios que rodean su iglesia, bien merecen por si solos la admiración de la historia, que ha dejado plasmada su huella. Sin embargo, el Ayuntamiento de la ciudad ha habilitado parte de sus naves como un lugar para la cultura. Es el caso del Espacio TYCE, donde a lo largo del año se suceden diferentes conciertos y otros eventos culturales de relevancia. Además, no faltan sus zonas verdes, donde poder descansar un momento de la visita a la ciudad, mientras que los más pequeños disfrutan de los parques infantiles construidos para ellos. | |
La Iglesia de la Piedad, un encargo de Brianda de Mendoza a Covarrubias Una herencia más, dejada por la célebre religiosa a la historia de la ciudad de Guadalajara La portada de la iglesia es plateresca. Se compone de un arco de triunfo con una bóveda de medio cañón, donde se encuentra un pórtico en forma de arco de medio punto encuadrado por dos columnas coronadas por capiteles en que asoman cabezas de carneros. Remata el conjunto el tímpano, con una representación de la piedad de María, que mantiene a un Cristo en sus brazos acompañada de Juan el Bautista y María Magdalena, y a cada lado el escudo de Brianda En pleno centro La Iglesia de la Piedad se encuentra en la calle Teniente Figueroa, en pleno casco histórico de la ciudad. Allí, en su entorno, se puede disfrutar de un relajante paseo por la calle Mayor, ya sea para comprar en sus diferentes tiendas o para descansar en alguna de sus terrazas. De esta manera, se puede aunar en una misma jornada la cultura y el ocio, ya que muy cerca de este histórico edificio se encuentran otros, que son de obligada visita para los turistas que cada año llegan a Guadalajara. | |
La Capilla de Luis de Lucena guarda las magníficas pinturas de sus bóvedas
Su exterior, en el que destacan sus bastiones almenados, muestra un aspecto fortificado El exterior tiene un carácter de fortaleza, sugerido por los bastiones cilíndricos almenados o su basamento de sillería. En el interior, destaca la decoración pictórica de sus bóvedas, pintadas probablemente por Rómulo Cincinato, que también trabajó en el palacio del Infantado, desarrollan un programa iconográfico de características erasmistas y simbólicas.
La cuesta de San Miguel, lugar donde se encuentra la Capilla de Luis de Lucena, es también el lugar en el que se encuentran diversos establecimientos hosteleros en los que poder disfrutar de la cocina tradicional alcarreña. Y es que no hay que olvidar que gran parte del encanto de Guadalajara, sale de los fogones de sus cocinas. | |
El Torreón del Alamín, defensa de la antigua ciudad Junto al Puente de las Infantas, supone un conjunto digno de ser admirado Tiene tres pisos, comunicados a través de una estrecha escalera de caracol. Se accede por el lado sur, a pie de calle, por una sencilla puerta adintelada Para pasear El Barranco del Alamín se ha convertido en los últimos años, en una de las principales zonas verdes de las que disfrutan los guadalajareños. Además, gracias a su extensión y a sus características, es el lugar perfecto para pasear, para salir a correr o para dar una vuelta en bicicleta. Por otro lado, sus pistas deportivas permiten realizar otro tipo de ejercicio físico. Ahora, en este tiempo primaveral, también es el lugar perfecto para admirar las distintas especies plantadas en su entorno en su máximo esplendor. | |
La Iglesia de los Remedios, espacio cultural con acento renacentista Sus condiciones acústicas han hecho que sea utilizada como salón de conciertos por la UAH Bien de Interés Cultural desde el 5 de enero de 1924, su construcción se inició en 1573. Resalta su atrio orientado al norte, formado por tres grandes arcos de medio punto sobre esbeltas columnas dóricas que apoyan en altos pedestales, ofreciendo un aspecto de ingravidez y gracia renacentista de aire italiano. La portada es de arco semicircular escoltado por columnas pareadas de capitel corintio, con friso en el que puede verse el escudo de Pedro González de Mendoza. Las magníficas condiciones acústicas del edifico han hecho que haya sido utilizado en numerosas ocasiones como salón de conciertos Zona universitaria Bien conocen los universitarios de Guadalajara el magnífico entorno de la Iglesia de los Remedios. La plaza de los Caídos es el lugar elegido por ellos para el descanso, teniendo además el parque del Coquín a solo un paso. Si lo que se quiere es tomar algo, los bares de sus alrededores son la mejor opción. | |
El Torreón de Alvar Fáñez agranda la leyenda de la Reconquista En su interior se encuentra un Centro de Interpretación del escudo de la ciudad Tiene unos catorce metros de altura, realizados en mampostería de piedra sillar. Consta de dos pisos, incomunicados entre sí y con accesos independientes aprovechando la diferencia de altura dada en la ladera del barranco. Actualmente, contiene en su interior un Centro de Interpretación del escudo de armas de la ciudad. A su pie hoy se encuentra el parque de la Huerta de San Antonio, diseñado siguiendo la traza de un jardín árabe. Recibe el nombre de Álvar Fáñez porque, según cuenta la leyenda, fue por esta puerta por la que entró este lugarteniente de El Cid a conquistar la ciudad, aunque realmente la puerta y la torre se construyeron tres siglos después. 900 años Fue en abril de 1114 cuando –hará 900 años el mes que viene–, según las crónicas de la época, fallecía en Segovia el lugarteniente del Cid Campeador, Alvar Fáñez de Minaya. Por ello, como homenaje a este personaje y al blasón de la ciudad, se ha elaborado un sugerente programa de actos con el fin de dar a conocer la figura de Álvar Fáñez, y su importante significado en la historia de Guadalajara, en una época convulsa para toda la Península Ibérica. Una excusa más para visitarla. | |
La Iglesia de Santiago, bella sencillez en pleno centro de la ciudad Su interior destaca por contener elementos tanto de estilo gótico como mudéjar El interior se encuentra por debajo del nivel de la calle actual. Consta de tres naves, separadas por pilastras de piedra, sin crucero. Entre ellas se levantan a gran altura los arcos apuntados. Sobre toda la extensión de la nave central se extiende un artesonado mudéjar. En la cabecera hay dos capillas laterales: la capilla de la Epístola, que mantiene la traza gótica, y la capilla del Evangelio, plateresca, proyectada probablemente por Alonso de Covarrubias a comienzos del siglo XVI. Este templo cobra un gran protagonismo en diferentes celebraciones religiosas de la ciudad, como la Semana Santa o el Corpus Christi Para descansar La tranquilidad de una ciudad castellana como Guadalajara se deja sentir en cada uno de sus rincones. Su ritmo encandila a todos los visitantes que acuden cada año a conocerla. El entorno de la Iglesia de Santiago el Mayor, es uno de los mejores lugares para los que buscan descanso, ya que en pleno centro de la ciudad, se encuentran algunos de esos hoteles o pensiones que tienen un encanto especial, donde siempre apetece volver.
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La Iglesia San Nicolás El Real, en el centro de Guadalajara Este templo fue construido en 1647 y fue catalogado Bien de Interés Cultural en 1993 La Iglesia de San Nicolás, iniciada en 1647, fue primero la del Colegio jesuita de la Trinidad, fundado por la familia Lasarte en 1619. Sobre su fachada de ladrillo destaca la portada barroca de piedra, de fines del siglo XVII. En ella, desde una hornacina, la estatua de la Fe preside una representación de la Santísima Trinidad. En la calle Mayor Este Bien de Interés Cultural goza de un emplazamiento de lujo, en el centro histórico de Guadalajara, en la misma calle Mayor, en la Plaza del Jardinillo. Vía de Guadalajara que sirve al visitante para conocer lo más característico de la capital combinándolo con una ruta de compras por el pequeño comercio de la ciudad. | |
La Fundación Diego de Alcalá, en el pulmón verde de la ciudad Este BIC es sede del colegio Adoratrices y cuenta con una zona verde de 32.000 metros cuadrados La Fundación de San Diego de Alcalá, de la Condesa de la Vega del Pozo o colegio de las Adoratrices es un conjunto arquitectónico monumental formado por varias edificaciones y construido entre finales del siglo XIX y principios del XX, por Ricardo Velázquez Bosco por encargo de María Diega Desmaissiéres, condesa de la Vega del Pozo y duquesa de Sevillano, en el sur de la ciudad de Guadalajara. El conjunto fue trazado y construido a partir de1887 por Ricardo Velázquez Bosco, siguiendo una arquitectura ecléctica, donde destaca el carácter monumental de todos los edificios, de corte clásico, y los recursos constructivos y ornamentales tomados de las arquitecturas renacentista y mudéjar
Área verde Este centro educativo se sitúa pegado al parque de Adoratrices, una de las grandes zonas verdes de la capital, que cuenta con 32.000 metros cuadrados. El coche no es un problema porque esta zona cuenta con un aparcamiento de 423 plazas. Una vez aparcado, se puede dar un paseo por este pulmón verde sin importar el tiempo, porque se goza de una tranquilidad y un silencio que sirve hasta para la reflexión personal. Este lugar idílico mejora aún más, con la vista a los pocos metros del Panteón de la Duquesa de Sevillano, otro monumento emblemático de la ciudad. | |
El Convento de las Carmelitas, construcción teresiana Se sitúa en el Eje Cultural, tardó 19 años en construirse
En la fachada de la iglesia, a izquierda y a derecha, los escudos de los fundadores del convento, Frías y Mendoza; en la portada del convento, figura el escudo del Carmelo. Este monasterio se conserva fiel a su primitiva construcción, sobreviviendo incluso a los embates de la agitada historia española. Es el único convento de la ciudad que, pese al obligado desalojo de su comunidad durante la ocupación francesa o por cuenta de la desamortización de Mendizábal y en los años de la guerra civil de 1936, continúa conservándose piedra sobre piedra en Guadalajara, fiel ejemplo de las construcciones teresianas. En el año 2000, se inicia la recuperación del conjunto, para dotar a la ciudad de su mayor y más moderna plaza, proyectada por A. L. Lorenzo, tras recuperar los relieves exteriores; en el año 2008, se dan por finalizadas las obras, quedando todo el conjunto dispuesto para disfrute de guadalajareños y visitantes. Eje Cultural Este Bien de Interés Cultural es uno de los ejemplos del nuevo Eje Cultural, que recorre la ciudad de Guadalajara. La reforma de estas calles de la capital, ha posibilitado que se pueda admirar con más tranquilidad y con más espacio este convento. La plaza que rodea el templo sirve de distracción para los más pequeños, con los juegos infantiles diseñados para los niños. Perfecto para visitas en familia. | |
El Liceo Caracense, la muestra del Renacimiento de Guadalajara Construido en el siglo XV, fue catalogado como Bien de Interés Cultural en 1993 Entre las partes más valiosas del edificio se cuentan este patio geométrico y elegante, los capiteles de sus columnas y la bella escalinata, cubierta por artesonados que comunica las dos plantas porticadas. Se trata de un espacio armónico, equilibrado y proporcionado, característico de Renacimiento Sede del Tenorio El Liceo Caracense es uno de los lugares de ensayo del Tenorio Mendocino de la capital. Semanas antes de que llegue una nueva representación, todos los componentes de la obra repiten una y otra vez sus diálogos para perfeccionar la función de cada año. El patio interior del Liceo es el lugar del ensayo.
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El Alcázar Real, una joya por explotar en Guadalajara Desde el siglo IX ha recibido diferentes usos: palacio real, fábrica de sarguetas y cuartel militar El Alcázar Real de Guadalajara es una fortificación de origen andalusí del siglo IX, convertida a lo largo del tiempo en palacio real, fábrica de sarguetas y cuartel militar. Forma un recinto fortificado de algo más de una hectárea, sobre el barranco del Alamín. Desde su origen ocupa un espacio en la entrada oeste de Guadalajara, junto a la puerta de Bradamarte y separa el barrio artesano de la Alcallería o de Cacharrerías, del resto de la ciudad. Su principal función como fortificación andalusí es la de proteger la entrada a la ciudad y vigilar el paso por el valle del río Henares y la Campiña. Durante la época cristiana, cumple las funciones de palacio real a imagen de los Reales Alcázares de Sevilla y del Alcázar de Córdoba, que datan de la misma época, hasta su abandono y conversión, primero en fábrica de sarguetas y después, en cuartel militar, última utilidad que tiene hasta quedar destruido definitivamente en 1936. Desde 1998, se están llevando a cabo una serie de excavaciones y estudios arqueológicos, que han ido dejando al descubierto las distintas capas y estancias correspondientes a cada época A las puertas Estas excavaciones están dando muestra de la rica historia de la ciudad, pero han retrasado la puesta en valor de uno de los reclamos turísticos más importantes de Guadalajara. Se sitúa en la entrada de la ciudad junto al Palacio del Infantado, en el Eje Cultural y enfrente de la Escuela de Magisterio, una ruta imprescindible para el visitante, para conocer el patrimonio histórico artístico de la capital.
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El Palacio de la Vizcondesa de Jorbalán, sede de los Maristas El colegio Maristas celebró su 50 aniversario. En 2013 fue catalogado Bien de Interés Cultural Desde la capilla de Luis de Lucena, subiendo la cuesta de San Miguel, se alcanza pronto la plaza de Beladíez, a espaldas de la Diputación Provincial, donde se encuentra el palacio de la Vizcondesa de Jorbalán o palacio de los condes de la Vega del Pozo y la capilla aneja de San Sebastián, que hoy pertenecen al colegio de los Hermanos Maristas. El estado actual del palacio y de la capilla se debe a la intervención, en torno a 1887, del arquitecto Ricardo Velázquez Bosco, que reformó y amplió un antiguo edificio. El conjunto muestra el estilo ecléctico y brillante de su autor. Destacan la torre de la capilla y su portada, rematada por un magnífico relieve que representa el martirio de San Sebastián. En el edificio principal, se ha conservado el patio del antiguo edificio, construido en el siglo XVI, que repite el modelo renacentista alcarreño.
Estudios El Palacio, ya como colegio de los Hermanos Maristas ha dado formación a miles de guadalajareños durante los últimos años. Se sitúa junto a los juzgados y a la Diputación Provincial y cuenta en sus calles con numerosos restaurantes, donde se puede degustar la cocina de Guadalajara, mientras se recorre el casco histórico de la capital, una mezcla perfecta para completar la visita a la ciudad.
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