OPINIÓN

De profesión: antipático

La Columna de Eonomía de Arturo García

@arturogarciaal

Arturo García | Miércoles 22 de octubre de 2014
Yo, que intento leer mucho, ni tengo tiempo ni tengo memoria. Diríase que mi gusto por el leer, dadas las cualidades anteriores, ofrece un rendimiento entre “insatisfactorio” y “más bien bajo”. SIGUE

¡Qué se le va a hacer! Viene esto a cuento porque hace unos días cayó entre mis manos el Boletín Mensual del Banco Central Europeo de julio de 2011 (voy con atraso, lo lamento).

A partir de su página 75 habla del Mecanismo Europeo de Estabilidad, lo que viene siendo mayormente y donde se puede encuadrar, a pesar de que la terminología cambia cada poco, el rescate de nuestro país. Me apresuro a escribir un tema y una expresión que me llamó la atención, antes de que se me olvide.

He aquí la expresión: “disposiciones no concesionarias”. ¡Madre mía! ¡No era nada lo del ojo y lo llevaba en la mano” Pero eso … ¿qué es? Pues se lo voy a explicar en lenguaje sencillo: son “los hombres de negro”, esos seres antipáticos que vienen de vez en cuando a ponernos en primer tiempo de saludo (para quien no sepa qué es esto, léase la Orden Ministerial 31/1987, de 12 de junio, por la que se regula la ejecución del saludo militar).

En palabras del propio Boletín: “para que el marco de financiación oficial (el rescate) sea eficaz tienes que estar diseñado de forma que minimice el riesgo moral y refuerce los incentivos para emprender ajustes fiscales y macroeconómicos y para buscar financiación en los mercados lo antes posible … mediante una estricta condicionalidad y disposiciones justas, pero no concesionarias”.

Es decir, cuando un país pide que se le rescate, la Unión Europea y demás organismos internacionales acceden a ello imponiendo condiciones estrictas y gravosas. Por un lado, el dinero del rescate se va soltando poco a poco previo cumplimiento de las condiciones.

Por otro lado, las condiciones y términos del rescate no son cómodos. Esto es así, en primer lugar porque si las condiciones fueran suaves, no habría incentivos a que los países mantengan un equilibrio en su economía. Es el riesgo moral: después de haber hecho algo mal, el rescate tiene que incluir condiciones gravosas para no incentivar la siguiente crisis.

En segundo lugar, los países no pueden estar cómodos mientras se mantengan en situación de asistencia financiera. Para evitar estas condiciones gravosas deben querer ajustar su economía lo más rápido posible y así poder financiarse en el mercado en vez de a través de la Unión Europea y otros organismos internacionales.

O sea: los hombres de negro son antipáticos porque su profesión es ser antipático. Se le llama, en lenguaje financiero: “disposiciones no concesionarias”.


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