El legado de la historia viajando por la provincia

Cuatro rutas por las joyas arquitectónicas de Guadalajara

Miércoles 22 de octubre de 2014

Disfrutar la provincia de Guadalajara es conocer sus rincones más emblemáticos. Entre ellos destacan las joyas arquitectónicas que la historia ha dejado en muchas de sus localidades. Para ello, existen diferentes rutas que acercan al visitantes a esos lugares increíbles que se esparcen por las cuatro comarcas: Alcarria, Sierra Norte, Comarca Molinesa y Campiña. Sólo hay que elegir un itinerario y, símplemente, dejar que la historia te sorprenda.



Alcarria Alta y Alcarria Baja, dos rutas que pasean por la historia

El paso de la historia ha dejado en la comarca de la Alcarria un gran número de joyas arquitectónicas. Así, para poder conocerlas de cerca, se pueden seguir dos rutas diferentes: una que se dirige hacia el sur y otra que arranca hacia el norte.

La ruta del sur comienza en la capital, por la N-320. A pocos kilómetros, uno puede desviarse por la Gu-921, por donde llegar a siete localidades con algunas de estas joyas. La primera de ellas es Lupiana, con su picota y su monasterio de San Bartolomé. Le siguen Valdeavellano y su picota, Atanzón con la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, la picota y la atalaya de San Marcos y Valfermoso de Tajuña, con su castillo. Siguiendo por esas carreteras, se llega a Tomellosa, Balconete y Yélamos de Abajo. El primero presume de su ayuntamiento y el segundo y el tercero, de sus respectivos rollos.

Volviendo a la N-320, se llega hasta Tendilla, con su castillo y muralla, y hasta Peñalver, con su iglesia de Santa Eulalia de Mérida y su castillo y muralla urbana. Siguiendo por esa vía, se llega a Alhóndiga –y los vestigios de su castillo y su picota–, Auñón –iglesia de San Juan Bautista y torre del Quadrón–  y, más retirado, Anguix –castillo–.

Sin embargo, si se opta por desviarse por la CM-200, se llega a Fuentelencina, donde se encuentra su ayuntamiento, la fuente de abajo, la muralla urbana y la iglesia de la Asunción. Esas carreteras también llevan a Moratilla de los Meleros y su picota, Pozo de Guadalajara y su rollo, Pioz y su castillo, Hontoba con su iglesia de San Pedro o Hueva y su picota.

Y así se llega a Pastrana, joya en sí misma como conjunto histórico, que alberga el palacio ducal o los restos de su muralla. Siguiendo por el sur de la provincia, queda Zorita de los Canes con la Recópolis, el castillo y la muralla, la muralla y la picota de Almonacid de Zorita, la iglesia de San Andrés y la fuente de la Villa de Albalate, el castillo de Vállaga y el palacio de los Goyeneche de Illana, el castillo de Almoguera, la picota de Fuentenovilla o, ya en Mondéjar, la iglesia, las ruinas de San Antonio, la muralla y la ermita de San Sebastián.

Por la Alcarria Alta

La segunda ruta de la Alcarria también sale de Guadalajara, pero en este caso por la N-II. Por allí llega a Torija, donde el protagonista es su castillo y su muralla, así como la iglesia de la Asunción y la picota. Cerca está Trijueque con su castillo y su picota o Alarilla y Casas de San Galindos  y sus rollos. Mención aparte merece Hita, donde se puede admirar como conjunto histórico destacando su castillo, el monasterio de Sopetrán o la picota.

Por otro lado, cogiendo la CM-2011 desde Torija, se llega a Brihuega. Reconocida como conjunto histórico, cuenta con la Real Fábrica de Paños, la antigua iglesia de San Simón, el castillo y la picota. Sus poblaciones aledañas también tienen sus propias joyas arquitectónicas, como Castilmimbre –castillo y picota–, Villaviciosa de Tajuña –picota–, Romancos –iglesia de la Inmaculada Concepción– y Fuentes de la Alcarria –castillo y picota–.

Siguiendo por la misma carretera se encuentra Valderrebollo, donde admirar su picota, al igual que Alaminos, ya en la N-204. Por esa carretera se llega a Cifuentes, donde está la iglesia del Salvador, su picota y su castillo y murallas. Ruguilla, Canredondo y Gárgoles de Abajo tienen sus picotas, mientras que Trillo presume del monasterio de Santa María de la Oliva y de su picota. Viana de Mondéjar tiene su castillo, y pictotas tienen Chillarón del Rey, Alocén, Durón, El Olivar y Budia, donde también destaca su iglesia.

El final de la ruta pasa por los resto de la muralla de Pareja, los vestigios del castillo de Casasana, el monasterio de Monsalud de Córcoles, la iglesia y el castillo y murallas de Alcocer, la iglesia de Santo Domingo de Silos de Millana, la iglesia de la Purificación y el castillo de Escamilla, el castillo de Salmerón y la iglesia de Villaescusa de Palositos.

Para descansar y degustar

La gastronomía alcarreña podría considerarse un monumento en sí misma. Y en algunos lugares, no solo por su gran calidad, sino también por su tamaño. Es el caso de Casa Goyo, ubicado en Alcocer, que se ha hecho famoso por ser uno de los restaurantes españoles donde más grandes son las raciones. Y todo, sin mermar la calidad de sus platos. Además, si no te lo puedes terminar –algo normal–, te lo llevas a casa.

Platos con tamaños más normales, pero igualmente de un gusto exquisito, ofrecen también en la zona de la Alcarria Baja. La Casona de Torres en Mondéjar o El Cenador de las Monjas de Pastrana son dos buenos ejemplos de cocina tradicional con un toque actual.

Tampoco permitirán que pases hambre en el norte de la comarca. La Posada de Rosa o el restaurante Doña Juana, ambos en Hita, ganan especial protagonismo durante su Festival Medieval. En Brihuega, por su parte, destacan los restaurante Princesa Elima, Los Quiñoneros o La Muralla, este último con un marcado ambiente taurino.

Pero si lo que se quiere es descansar después de haber estado todo el día conociendo las joyas arquitectónicas alcarreñas, las opciones no son menores. Albalate de Zorita cuenta con su espectacular casa rural Las Nubes, mientras que Almoguera presume de su precioso Molino de los Secretos. Más al norte, en Budia se encuentra la casa rural El Cóndor, al mismo tiempo que en Brihuega se puede disfrutar del hotel spa Niwa. Y si se quiere visitar la zona de Trillo, no hay mejor opción que el balneario de Carlos III.

 

 

La Sierra norte muestra la esencia que el paso del tiempo ha dejado

La Sierra Norte de Guadalajara también tiene su propia ruta por aquellos municipios que disfrutan entre sus calles con alguna joya arquitectónica. Así, saliendo desde Guadalajara por la CM-101, Cogolludo hace de puerta para todas las demás poblaciones. Allí destacan el palacio de los Duques de Medinaceli, la iglesia de Santa María y el castillo y su muralla. Hacia el oeste se encuentran Beleña de Sorbe –iglesia de San Miguel y castillo y muralla–, La Mierla –picota– y Retiendas –monasterio de Bonaval–.

Por su parte, siguiendo hacia el nordeste de nuevo desde Cogolludo, el visitante se encuentra San Andrés del Congosto con su castillo, Pinilla de Jadraque y su iglesia y La Toba, donde también tienen su picota. De esta manera se llega a Jadraque, otro de los municipios importante de la comarca, que cuida su castillo como la joya que es.

Circulando ahora por la carretera CM-1003 se encuentra cerca Castejón de Henares y Baides. El primero tiene su picota, el segundo los vestigios de su castillo. Y así se llega a Sigüenza, sin duda una visita obligada para aquellos que quieran conocer la provincia de Guadalajara. Declarada conjunto histórico, destacan su catedral, su castillo y murallas y la torre de Séñigo. Pero tampoco hay que olvidar a sus pedanías. Palazuelos como conjunto histórico, con su castillo, sus murallas y su picota, Gijosa con el castillo de don Íñigo López de Orozco y el castillo viejo, Bujarrabal con su iglesia, la torre de Sierra Ministra, la torre de Bujarrabal y su picota, Pelegrina y su castillo, Barbatona y su torre, el poblado de Castilviejo en Cubilla del Pinar, la iglesia del Salvador de Carabias, las salinas de Imón, el castillo de Riba de Santiuste.

Muy cerca de esos lugares, Saúca muestra su iglesia, Jodra del Pinar la iglesia de San Juan Bautista, La Torresaviñán su castillo y Algora su picota. En el otro extremo, casi en la ‘frontera’ con la Comarca Molinesa, Aguilar de Anguita posee el dolmen del Portillo de las Cortes, Luzaga la Atalaya de Albalate y La Hortezuela de Océn los vestigios del castillo de Almaláff

Bordeando con Soria

Así continúa el camino, desde Sigüenza hasta Santamera o Alcolea de las Peñas, donde esperan las salinas de Gomellar y la picota respectivamente. Un camino que llega a Atienza, otra de las joyas serranas. Conjunto histórico, las espacios más visitados son el castillo y sus murallas, el castillo de Inesque y la picota.

Desde Atienza se continúa por la CM-110 hasta Hijes, donde se descubre su iglesia parroquial, para seguir después a Albendiego y la iglesia de Santa Coloma. La siguiente localidad es Campisábalos, que muestra la iglesia de San Bartolomé, y después Villacadina, con el gran ejemplo románico, que es su iglesia de San Pedro Apóstol.

La ruta termina en las emblemáticas localidades serranas de Cantalojas y Galve de Sorbe. Las dos con sus castillos, únicamente la segunda con su rollo.

Para descansar y degustar

La Sierra Norte de Guadalajara se caracteriza por contar con numerosas casas rurales, puntos de partida desde donde poder disfrutar del gran patrimonio arquitectónico y natural que esta comarca posee. Un buen ejemplo de ello es La Piedra del Molino, en Galve de Sorbe, así como El Molinero de Pinilla en Pinilla de Jadraque.

Pero es en Sigüenza donde la oferta se acentúa. Por encima de todo está su Parador, un lugar perfecto en el que disfrutar la mejor forma de descansar, así como de comer los diversos manjares que salen de su cocina. El hotel El Doncel, el hotel El Laberinto o el hostal El Mesón también son muy buenas opciones. Por su parte, el Hotel Convento Santa Ana es de los más demandados en Atienza.

También en Atienza, ya para reponer fuerzas tras el camino con una buena comida, el visitante puede pasar por El Mirador o por el mítico Casa Encarna. Jadraque, por otro lado, es sitio de buen cabrito asado con su particular salsa. Justi o El Castillo son dos lugares en los que este tipo de plato nunca decepciona. Mientras, en Cogolludo, el restaurante Hemanos Martínez se encarga de lo mismo. Pero si lo que se quiere es disfrutar de buen marisco, Izarlamar es la respuesta en este municipio serrano.

En Cantalojas cuentan con el restaurante El Hayedo, en referencia al gran recurso natural que tienen tan cerca (Hayedo de la Tejera Negra), y el Castejón de Luzaga, situado en el pueblo del que hereda el nombre, se degustan algunos de los mejores vinos españoles.

 

 

La Comarca Molinesa, tierra de castillos con su propia historia

La Comarca Molinesa es una tierra diferente, y así se sienten los molineses. Sin embargo, comparten con el resto de la provincia el honor de poseer numerosas joyas arquitectónicas que enriquecen el legado de su pasado, muy marcado en todas sus tradiciones. Así, llegando desde Guadalajara por la N-II y desviándose en la N-211, se abre un sinfín de posibilidades de ruta.

La primera de ellas invita al viajero a desviarse por la GU-936, pasando Anguita y llegando a Santa María del Espino. Allí espera la cueva de la Hoz. Más al sur se encuentra Riba de Saelices, con la cueva de los Casares y su atalaya, así como el yacimiento arqueológico Valdeherreros-La Azafuera y su torre. Muy cerca, en Saelices de la Sal, se pueden admirar sus salinas. Desde allí, la CM-2113 lleva a Buenafuente del Sistal y su monasterio, Olmeda de Cobeta y su poblado prerromano de Peña Muñoz y Cobeta y su castillo. Más al sur se encuentra Arbeteta, casi en la Alcarria, también con su castillo.

Pero volviendo a la N-211, el camino llega a Luzón, donde se encuentra la torre de los Moros, y Balbacid, con su torre. Más adelante, el desvío de la CM-2107 lleva a Establés, que posee el castillo de Malasombra y su atalaya. Después llegan Tartanedo –torre de Chilluetes y picota–, Hinojosa –ermita de Santa Catalina y picota– y Fuentelsaz –castillo–. Al norte, en el valle del Mesa, Villel y Algar presumen de sus castillos

La joya molinesa

De nuevo en el eje vertebrador de la N-211, Herrería –castro de El Ceremeño–, Rillo de Gallo –rillo I y rillo II– y Corduente –castillo de Santiuste– se anticipan a la gran joya de la comarca, Molina de Aragón. Reconocida como conjunto histórico, el monumento más visitado es su castillo y sus murallas. Desde allí, en dirección sur por la CM-210. Castilnuevo muestra su castillo, Valhermoso su casa grande, Tierzo su casa fuerte local y Taravilla el castillo del conde don Julián y la torre de doña Blanca.

Otra ruta que sale de Molina es la que, por la misma vía pero en dirección norte, se desvía en la CM-213 hasta Tortuera. Allí espera su picota, para después seguir hasta Embid y admirar su castillo. El camino continúa hasta La Yunta y su castillo, Los Rodiles y el torreón de los Ponce de Cubillejo de La Sierra o el castillo de Zafra en Campillo de Dueñas.

Cruzando la N-211 y cogiendo la CM-2112 se llega a Setiles, donde se puede visitar la casa fuerte de los Malos. Más allá espera Alustante y los restos de su torre. Ya casi en Teruel, Orea pone punto y final a la ruta, mostrando al mundo su torre y los restos de su castillo.

Para descansar y degustar

La Comarca Molinesa es muy extensa en su territorio. Por ello, el visitante que decide seguir alguna de las rutas propuestas necesita tener marcados algunos lugares en los que poder descansar y disfrutar de su rica gastronomía.

Así, el lugar donde más oferta de establecimientos de este tipo hay es la capital, Molina de Aragón. Para dormir, el hostal San Juan es una gran elección, al igual que el Molino del Batán, el hotel San Francisco o la casa rural Tres Palacios. Para comer las opciones se amplían, con la taberna Catacaldos, el restaurante El Castillo o el restaurante Molina.

Por su parte, en Algar de Mesa, La Encina combina tanto el alojamiento como la restauración, en unos salones en los que poder disfrutar de la cocina tradicional molinesa. Por otro lado, en Corduente espera la hospitalidad de la casa rural Miraltajo, poniendo de manifiesto una de las principales características del carácter molinés.

El Olmeda de Cobeta espera la Casa Don Rosendo, con piscina para los meses de verano, mientras que en la lejana Orea se disfruta del hotel El Portón de la Sierra, con sus 15 habitaciones. Además el restaurante Alto Tajo es casi de obligada visita si se viaja a conocer esta localidad. Igualmente, Rustichotels en Arbeteta, muestra una forma diferente de descansar en esta comarca.

Hidami Apartamentos Rurales, en Alustante, ha optado por guardar la similitud con la arquitectura tradicional, aunque sea un edificio moderno. Más cerca de la capital, en Tierzo, está la casa rural Las Salinas. Pero si lo que se quiere es descansar en Taravilla, la mejor opción es Acuaventur.

 

 

La Campiña, una comarca austera que también guarda sus joyas

La clásica austeridad de las construcciones históricas de la Campiña no hace que esta pequeña comarca de Guadalajara no cuente igualmente con varias joyas arquitectónicas dignas de admirar tanto por los vecinos de la provincia, como por sus muchos visitantes. Por ello, cuenta también con su propia ruta.

Con el punto de partida de nuevo en la capital, la primera localidad a visitar es Marchamalo. Allí se encuentra el palacio de los Ramírez de Arellano, hoy convertido en restaurante. Desde allí, cogiendo la N-320, la ruta llega hasta Torrejón del Rey, con su iglesia de San Julián y Santa Basilisa.

Más al norte, el camino lleva hasta Uceda, posiblemente el pueblo más monumental de la Campiña. Allí se puede admirar su castillo y sus murallas, además de la iglesia de Santa María de la Varga, famosa por su leyenda. Muy cerca está Cubillo de Uceda y su iglesia de la Asunción.

Recorriendo la comarca hacia el este uno llega a Mohernando, donde espera su picota, para seguir hasta Humanes, lugar donde destacan los restos de su muralla y el despoblado de Peñahora, muy presente en sus tradiciones. Más al norte se llega a Montarrón, con su atalaya, terminando en Membrillera, también con su atalaya y el castillo de los Moros.

Para degustar y descansar

Pese a su cercanía con la capital, la comarca de la Campiña cuenta también con diferentes lugares en los que disfrutar tanto de un buen descanso como de una buena comida.

Sin duda, uno de los lugares que más fama han logrado con su buen trabajo es el restaurante Las Llaves, en pleno centro de Marchamalo. Por su parte, en Uceda, la Antigua Casa Pepe es especialista en todo tipo de asados, como emblema de la cocina tradicional castellana.

También disfruta esta comarca de lugares perfectos en los que perderse y descansar. Si el lugar elegido es Humanes, el hotel rural Victoria espera encantado al visitante. Otra opción es la que ofrece Torrejón del Rey y su hostal Torrejón, con una estética rural muy lograda.

 


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