La Columna de Economía de Arturo García
@arturogarciaal
Arturo García | Miércoles 22 de octubre de 2014
Viene esta pregunta a cuenta del libro de Piketty, economista francés, “Capital en el siglo XXI”, presente en casi cualquier foro estas últimas semanas. Su tesis es bastante simple: el capitalismo tiene virtudes, pero dejado a su libre albedrío conlleva una acumulación de riqueza en cada vez menos personas. Es decir, los ricos son cada vez más ricos, mientras que el resto de los trabajadores tienen un acceso muy leve a la riqueza generada por la economía. SIGUE
Por poner un ejemplo, Piketty señala que el 1% más rico en los Estados Unido se apropió del 60% del incremento de riqueza entre 1977 y 2007. Y puesto que los hijos nacidos en las mejores familias heredarán de sus padres, tendrán mejor formación, se moverán en círculos selectos, etc., esto seguirá siendo así excepto lo que remedie la muy escasa movilidad social, casi inexistente en Europa.
Para evitar esto propone una imposición progresiva que puede llegar al 80% a las rentas superiores al millón de dólares, del 50-60% por encima de 200.000 dólares, y un impuesto a la riqueza del 10% anual en los mayores patrimonios, o del 20% una única vez en patrimonios altos. Estas medidas son utópicas, o sea: irrealizables. No tendrían ninguna utilidad, por más demagógicas que sean.
Está bien tener beneficio, motor de la sociedad capitalista en la que vivimos, pero dentro de un límite. O sea: ¿es mala la desigualdad? El capitalismo ha traído el mayor nivel de prosperidad a la humanidad que hemos conocido. Si la riqueza se acumula en unas pocas familias o no, debería ser irrelevante en la práctica para las clases medias o bajas. A éstas les interesa si su nivel de vida mejora conforme pasa las décadas.
Y esto es innegablemente así. Así pues, ¿qué más da que haya una persona que se haga más rica a un ritmo el doble de rápido que yo, si mientras tanto mi calidad de vida va mejorando?
Es bueno que Amancio Ortega abra una tienda más y contrate a otras 10 personas. Es bueno que se haga incluso más rico de lo que ya es porque da trabajo a esas 10 personas (más todos los otros empleos directos e indirectos que crea).
Sin embargo, en todo se debe ser moderado. El capitalismo tiene muchas virtudes, esto no debe olvidarse (aunque muchos las ignoran permanentemente), pero se debe corregir sus excesos. Para que una sociedad funcione bien, debe distribuir su riqueza, aun permitiendo la desigualdad.
Y si ésta crece demasiado, estaremos yendo a una sociedad con dos clases de personas, unas con más derechos, los menos, que se reparten la riqueza generada a manos llenas, y otras con menos derechos que aunque vayan mejorando progresivamente siempre podrán llegar a menos sitios que los anteriores.
Noticias relacionadas