Nucleares a debate: ¿sí o no a este tipo de producción de energía?

El agotamiento de las reservas de combustibles clásicos (carbón, gas...); el aumento del precio de éstos (más ahora con las revueltas del mundo árabe, principal proveedor); y la apremiante necesidad de reducir las emisiones del CO₂ implican un que hay que pensar en un nuevo sistema energético mundial basado en el ahorro del consumo; en la mejora de la eficiencia de los sistemas de producción de energía; y en la utilización de energías renovables. Desde luego, las energías renovables deben jugar un papel fundamental, en eso no hay discusión. Pero no se nos debe escapar que dependen de la disponibilidad de agua en los embalses; de la existencia de viento; de las horas de sol; y de las variadas inclemencias meteorológicas. Por lo tanto, la energía nuclear debería ser tenida en cuenta. Las críticas a este tipo de energía se basa en varios aspectos (seguridad; coste; proliferación de armamento nuclear; y generación de residuos).

Con respecto a los residuos nucleares, no deberíamos olvidar que los combustibles clásicos, la gasolina, por ejemplo, emiten a la atmósfera lluvia ácida; emisiones tóxicas; y metales pesados; además de CO₂ (sólo en España se estiman de éste último unas 50 millones de toneladas al año). A favor de la energía nuclear se puede decir que el volumen de residuos es comparativamente menor y se encuentran en forma sólida.

A la energía nuclear, por otro lado, se le acusa de producir únicamente electricidad, representando ésta sólo el 25% total del consumo de energía mundial y no dar por lo tanto solución al sector transporte (principal consumidor de combustibles fósiles y por lo tanto emisor de CO₂). En este aspecto hay que reconocer que fue el sector de la energía nuclear el primero que planteó la posibilidad de obtener una alternativa a los combustibles como la gasolina, a partir del hidrógeno. Obteniendo este elemento en las plantas nucleares. En España, el sector nuclear y el solar están definiendo una serie de procesos de obtención de hidrógeno en colaboración con plantar solares, en el programa CIEMAT. Prueba de que ninguna opción debe ser rechazada en principio en el diseño del nuevo sistema energético para evitar la emisión de gases y el efecto invernadero en nuestro planeta.

¿Qué es un ATC?
Cuando una central nuclear tiene que desmantelarse (40 años es su vida estimada) cerca de 20.000 elementos de combustible gastado (6.700 toneladas de uranio, plutonio y otros productos de alta radioactividad) se alojan en piscinas de almacenamiento definitivo o en instalaciones de reprocesado. Igualmente, las centrales nucleares que están en funcionamiento producen residuos que han de reprocesarse hasta su almacenamiento definitivo. Para ello se necesita como un “almacén de residuos”, esto es un ATC. En Europa, Francia posee sus propios almacenes de combustible nuclear gastado (La Hague y Marcoule); al igual que Reino Unido (Sellafield); Paks (Hungría); Fort St. Vrain (EEUU); y Habog (Holanda). España no. Lo que estamos haciendo es trasladarlo a Francia y pagar por ello (se estima que unos 60.000 euros al día). No tendríamos que pagar ni un sólo euro si tuviéramos nuestro propio ATC operativo. Las centrales nucleares españolas funcionan, eso es una realidad. El ATC es, pues, una necesidad económica.

El proyecto que el Ministerio de Industria ha ofertado para la población que opte y gane el concurso del ATC lleva consigo la instalación de un Centro Tecnológico y una Plataforma Logística. Todo ello contará con las infraestructuras necesarias para el asentamiento de empresas colaboradoras (transportes, hostelería, obra civil, servicios técnicos...). El ATC supone, pues, un aluvión de puestos de trabajo. Y todo gestionado desde el Ayuntamiento de la población ganadora. ¿No creen que oponerse a esto es manipular, basándose en el desconocimiento popular?
Fuentes: Manuel Fernández Ordóñez, Físico Nuclear. Mº Industria y Energía Español