La Columna de Economía de Árturo García
Miércoles 22 de octubre de 2014
A modo de introducción, he de comentarles que yo también estoy indignado, y una parte importante de mis críticas también van dirigidas a los políticos. Sin embargo, no iré a la Puerta del Sol. No veo la relación entre un tema y el otro.Entrando en materia, me gustaría comentar uno de los aspectos centrales de la opinión económica estos meses: las opiniones a favor y en contra de los planes de rescate, y principalmente las críticas que reciben.En El País de hace unos días, se explicaban los fallos de diseño y de gestión de los rescates, dando por sentado que se deben producir (esto ni se discute). Entre otros fallos, hacía referencia al retraso en ponerlos en marcha, la parquedad del Banco Central Europeo para comprar deuda de los países con problemas de solvencia, los altos tipos de interés de los créditos (5,8%), el plazo demasiado corto para su devolución, etc.
Se argumentaba que estos fallos agravan el contagio a otros países y dificultan una salida rápida de la crisis a los países rescatados. Además, lo adornaba diciendo que lo mejor que podía hacer Merkel era estar callada durante varios meses.
Comenzando con esto último, y teniendo en cuenta que Alemania es quien más contribuye en dinero a los planes de rescate europeos, se debe respetar el uso de la palabra de la canciller alemana, incluso aunque no te guste lo que diga. Por otro lado, lo que dice es que los países deben tener mayor rigor fiscal. O sea, principalmente, no gastar más de lo que ingresan. No creo que esto sea para mandarla callar. Además, es antidemocrático no dejar hablar a otro, aunque opine lo contrario.
Respecto a revisar el precio y plazo de los créditos, hay que recordar que los rescates se están dando al 5% aproximadamente, y que estos países sólo consiguen que se les preste dinero a un tipo de interés del 12% o superior (en Grecia, hasta el 20%). Recordemos que quien les presta el dinero somos nosotros, entre otros. Me parece de guasa que alguien me critique por prestar dinero al 5% a alguien que a duras penas nadie le presta, y quien lo hace exige un 15%.
De igual manera, no es criticable que el Banco Central Europeo no esté dispuesto de manera ilimitada para comprar deuda de los países con problemas de solvencia. Más bien es lo contrario: es criticable que el BCE se dedique a comprar ilimitadamente deuda de países cuya solvencia es dudosa. Afortunadamente, las compras de deuda del BCE no han sido ilimitadas, y actualmente no se están llevando a cabo prácticamente.
Respecto a la rapidez de los rescates, podemos recordar que los países niegan que sea necesario un rescate hasta el último minuto antes de admitir que su situación es insostenible.
Para evitar más críticas, la solución es sencilla: no hacer ningún plan de rescate más; es decir, no prestar dinero a un tipo de interés más bajo del que corresponde a un país que no se sabe si te lo va a devolver.
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