Revista de Prensa
REDACCION | Miércoles 22 de octubre de 2014
Carlos Sánchez.- Hay razones para pensar que los mismos que ayer jaleaban al nuevo líder del PSOE acudirán a su entierro político dentro de unos meses. Y no sólo por la probable derrota electoral del Partido Socialista. Sobre todo, porque Rubalcaba representa volver al viejo socialismo del centralismo democrático. O de la democracia orgánica, como se prefiera. Aquel invento del franquismo que consistía en articular la representación popular a través de la familia, el municipio y el sindicato. En este caso, a través de los barones regionales, que en realidad son quienes controlan el partido. Ninguno ha tenido la honestidad política de dimitir tras el desastre electoral. Al contrario, todos y cada uno han salido reforzados del comité federal, como si el hundimiento del PSOE no fuera con ellos.Ayer era conmovedor verlos responder a los periodistas de forma ufana en Ferraz -incluidos Alarte o Tomás Gómez-, como si no hubiera pasado nada.
Los barones sin baronía han descubierto que el mejor camino para ganar unas elecciones -y mantenerse en el poder- es cargarse el único bastión de libertad dentro de un partido político: la existencia de elecciones primarias. Y el caballo de Pavía que ha roto las reglas del juego no ha sido otro que el lehendakari López. O mejor dicho, el hombre de confianza de Rubalcaba en el País Vasco, y que responde al nombre de Rodolfo Ares. La propuesta de convocar un Congreso no era más que una provocación destinada a poner al partido (aparentemente) al borde del abismo con una sola intención: reventar la candidatura de Chacón. Objetivo cumplido. La ministra de Defensa -sin fuste para liderar nada después de su espantá- no ha sido capaz de aguantarle el primer pulso a Rubalcaba. Probablemente por esa incapacidad que tiene los partidos españoles para discutir abiertamente sobre ideas o nombres sin romperse (ver el caso de Álvarez Cascos). ¿Se imaginan que sucedería en EEUU si a demócratas o republicanos se les hubiera ocurrido suprimir de facto unas elecciones primarias?
España es desde Viriato un país de caudillos, y eso explica la necesidad que tienen los partidos de encontrar no un líder, sino un guía que señale el camino. Aunque sea sin programa y sin hoja de ruta. ¿Conoce alguien la ideología de Rubalcaba?...
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