GUADALAJARA

El viejo maestro, Juan Jesús Batanero, presenta los versos de sus “Latidos de corazón trillano”

En la tarde de este viernes se presentó en la Casa de la Cultura “Latidos de Corazón trillano”, un libro de poesías obra del maestro jubilado, “que viene de júbilo”

REDACCION | Sábado 27 de diciembre de 2014
En la tarde de ayer se presentó en la Casa de la Cultura “Latidos de Corazón trillano”, un libro de poesías obra del maestro jubilado, “que viene de júbilo”, puntualizaba ayer con su habitual sentido del humor, Juan Jesús Batanero. El acto llenó los asientos del salón de actos y emocionó a los presentes, precisamente en una época del año en la que la alegría de la navidad se pasea de casa en casa, sin dejarse una sola, en la villa de Trillo.

“Aunque nunca estuve desvinculado de Trillo, anhelaba el momento de mi retiro para radicarme permanentemente en el pueblo donde nací. Así fue, y aquí estoy desde el año 2000, entregado a quehaceres saludables que implican el permanecer activo, tanto física como espiritualmente”, dijo el autor en la presentación. Fruto de esta última inquietud es este “Latidos de corazón trillano” que su autor ha estructurado en cuatro apartados por contenidos: el primero referido a temas locales, el segundo a temas familiares, el tercero a religiosos y el cuarto a temas generales, de carácter social.

En el texto están plasmados, con verbo fácil y jugoso, la belleza natural de Trillo, vivencias de la niñez y juventud de su autor, recuerdos de una sociedad distinta, estampas familiares, retazos de sentimientos nunca olvidados o nobles deseos, explicaba ayer su autor.

Las cuatro intervenciones que hubo en la presentación fueron casi tan sentidas como las rimas consonantes de los “Latidos”. Fue el alcalde de Trillo, Francisco Moreno, el encargado de moderar el acto. Moreno resumió en su turno algunas de las palabras que él mismo escribe en la presentación del libro: “Cuando a un trillano le sale la vena poética, y estampa su firma en ella, es cosa seria. Con métrica y rima precisas, Juan Jesús ha hilvanado sus recuerdos de niño, dejándolos caer del Cifuentes al Tajo, y los ha trenzado con su forma de ver la vida, para, una vez más, enseñarnos”. El regidor recomendó a los presentes la lectura de unos versos “que rebosan cariño por su tierra y por su gente”.

Antonio Herrera Casado, cronista provincial y editor del libro, se centró, como le correspondía, a la parte histórica y literaria del libro, pero no olvidó la sentimental. “Me consta, también por ser trillano consorte, que los vecinos de este pueblo son los mejores embajadores de su tierra”. Sobre el estilo, Herrera afirmó que los versos de Batanero están llenos “de rebuscadas palabras hermosas, con las que el autor se siente como una parte más de la raíz que Trillo tiene hincada en la tierra” y valoró la dedicación del poeta que lleva mucho tiempo “destilando lo mejor de su pueblo, para sacar de su trabajo el zumo dulce que es este libro, con un lenguaje que transmite la fuerza de sus vivencias”.

En cuanto a las pinceladas de la historia de Trillo que Batanero ha versado en algunos poemas, Herrera alabó la “forma elegante en la que el autor glosa el pasado de su pueblo”. Así dicen los primeros versos de la rima titulada precisamente “Pinceladas de la historia de Trillo”: “De Trillo, cuenta la historia / que nació en una colina. / La que llaman Villavieja, / Que a todo el valle domina. “Bursada” la llama Plinio, / Y Ptolomeo “Thermida”, / Supuestos nombres de antaño / De esta población perdida. / Aún se aprecia alguna ruina / Adonde estuvo el poblado. / Algunos restos de teja, / y el cimiento descarnado”.

El poeta recuerda también la vinculación de la localidad con el infante Don Juan Manuel en el siglo XIV. Entonces se construyó un castillo, al que Batanero le dedica también unos versos: “En mi pueblo hubo un castillo / En la España medieval. / Por si las veían mal, salvar pellejo y hatillo. / (…) Por el infante Juan Manuel / Fue en este año construido. / Mil trescientos veintidós, / siendo después derruido. (…) / En mala hora sucumbió / el castillo y su palacio, / Suerte que el puente quedó, / cual majestuoso topacio. / ¡Pero en Trillo hubo castillo!, “termina la poesía su autor como diciendo que conste en acta”, valoraba el cronista.

Maravillosos son también los versos que Juan Jesús Batanero dedica al callejero trillano. “Seguro que van a ser de los más recordados del libro”, añadía Herrera. Dicen así: “La parte antigua del pueblo, / Que da a la balconada del Tajo, / la recorren tres callejas: la de Arriba, la de Enmedio / Y la Mayor, la de abajo (…) / Tres altas calles, serranas, / con trayectorias muy traviesas, / todas ellas bien solanas, / Son: la calle Cantarranas, María Espá y Las Salesas”. El cronista provincial terminó su intervención agradeciéndole al autor su elección como editor.

También estuvo presente en el acto el director de Telecomunicaciones de la Junta, Daniel Martínez Batanero, trillano, amigo personal del autor y prologuista del libro. Martínez Batanero se refirió a la condición de maestro del autor. “Juan Jesús pertenece a una saga de profesores, hijos de la postguerra trillana, muchos de ellos portadores -como él- del apellido Batanero, cuyas vivencias y valores les hicieron concebir la enseñanza de una manera integral e inseparable de sus vidas. Vidas que dedicaron, mientras ejercieron y después, incluso ya jubilados, a educar personas con principios y valores, y a prepararlas para ser esforzados profesionales y miembros impecables de su familia y de su comunidad.

Mucho más allá de la educación reglada, estos maestros vocacionales lo eran las 24 horas del día, y enseñaban la manera correcta de comportarse a los niños en casi todas las situaciones de nuestros entornos rurales: en el aula, por supuesto, pero también en el recreo, en la calle, en la tienda, en la excursión, en las fiestas o en la romería. Esta manera trascendente y didáctica de entender la vida del maestro, inevitablemente condiciona el sentir de las poesías de Juan Jesús; sus versos manan del alma de una manera limpia, genuina, entrañable y profunda y van desgranando a su paso una mezcla de emoción, sabiduría, experiencia y pasión”, afirmó Martínez Batanero.

La presentación la cerraron dos intervenciones espontáneas, las de su nieta, Patricia López Batanero, que le dedicó unas palabras “a su abuelo preferido” para agradecerle “todo lo que nos enseñas y hablas de tu infancia”, y la de su compañero del alma, el también profesor Fernando Montón: “tu libro me servirá para alimentar el espíritu, porque yo opino que así como el cuerpo necesita alimento para subsistir, también lo necesita el alma. Tus versos serán el mejor para el mío, porque relatan vidas conocidas, recuerdos de niñez, vivencias del pueblo que te vio nacer, tu Trillo del alma, al que adoras”.

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