La Columna de Economía de Carlota con Jota
Sin embargo, nuestra versión patria de la extrema izquierda (o sea, Podemos) es de un cutrerío que da pena; con nuestro Coletas no iría ni a tomar un café.
Lunes 09 de febrero de 2015
Es interesante seguir el tema de Grecia. Las razones son varias. Pero vayamos por partes. Lo primero es lo primero: la estética. No está mal el líder de Syriza. Yo le acompañaría de buen grado a donde quisiera, a ver de lo que es capaz. Sin embargo, nuestra versión patria de la extrema izquierda (o sea, Podemos) es de un cutrerío que da pena; con nuestro Coletas no iría ni a tomar un café.
Si Grecia consigue suavizar la austeridad de la Troika, corremos el muy serio peligro de que aquí tengamos a Pablo Iglesias de Presidente. El Euro está conllevando la aparición de partidos políticos extremistas, y en Grecia ya están gobernando. Se comienza a ver claro lo que muchos dicen: el Euro está sirviendo para desunir a Europa más que para unirla. Parafraseando a Margaret Thatcher, “cualquier intento de unir a Europa por la fuerza ha terminado siempre mal”.
Grecia dice las verdades del barquero: su deuda pública es del 170% del PIB. Ningún país ha salido airoso de un nivel tan alto de endeudamiento. Lo que no se puede pagar, no se pagará, y cuanto antes se reconozca, mejor. Alemania, por su parte, dirá que las obligaciones están para cumplirse, y la deuda se puede reestructurar alargando el plazo y disminuyendo el interés, pero debe terminar pagándose.
Grecia puede decir que su rescate sirvió para devolver el dinero a los bancos alemanes prestamistas, y que puestos a devolver deudas, Alemania puede comenzar terminando de devolver las deudas de las guerras mundiales, y los impagos que su gobierno hizo en la primera mitad del siglo XX. Alemania puede criticar la falta de previsión de los prestatarios, y Grecia puede responder que los prestamistas también son responsables de los préstamos.
Grecia también puede decir que se ponga una política monetaria conveniente para la totalidad de países miembros del Euro con el objetivo de tener inflación y así aliviar la carga de la deuda, pero Alemania no permite esto. Grecia puede argumentar que los desequilibrios alemanes y su exceso de superávit alimentaron la burbuja en los países periféricos, y Alemania puede responder que sus trabajadores se bajaron el sueldo para aumentar su competitividad internacionalmente mientras los griegos se dedicaban a gastar dinero y vivir por encima de sus posibilidades. Etc.
Estamos asistiendo a una negociación, y el resultado está por ver. Ahora bien: si la Unión Europea hace concesiones, se dará carta blanca a otros partidos extremistas. Y esto es lo que no puede ser. Nuestros políticos deben prever esto, y poner remedio antes. No se puede esperar a que suban al poder partidos extremistas para arreglar los problemas. Los damnificados somos los de siempre: los ciudadanos. Es una falta de previsión que produce espanto.