Jesús Martínez Ballesteros conoció a su mujer, Lucía, un verano, cuando llegó desde Jaén para hacer una suplencia en el supermercado de su tío. Ya no se marchó. “Es mi media naranja”
REDACCION | Jueves 19 de marzo de 2015
Después de veinticuatro años juntos, y diecisiete de matrimonio, ambos se han hecho un hueco en la hostelería local. Ahora acaban de inaugurar, en la calle principal de Albalate de Zorita, y con la ayuda de FADETA, el Mesón Rural El Parral.
Hace unos meses, el matrimonio de Jesús y Lucía, bien avenido y con dos hijos, tomó la decisión de independizarse y crear un nuevo negocio hostelero en un entorno privilegiado, cerquita de la fuente de los trece caños, y en un lugar que siempre se benefició de las sombras de las parras. “Por eso, respetando el nombre anterior del sitio, lo hemos llamado así, Mesón Rural El Parral”, dice Jesús.
Su voz está llena de optimismo. Tiene muchas ganas de prosperar de la mano de esta aventura, o más bien habría que calificarla de proyecto vital, porque en él lo han apostado todo. No están solos, su profesionalidad les avala. “Albalate y sus urbanizaciones se llenan los fines de semana. Tenemos muchos amigos y clientes que nos están ayudando en el inicio”, afirma. Además, el emprendedor está convencido de que la crisis será historia en poco tiempo.
El matrimonio ha construido el Mesón Rural con terraza en una finca ajardinada. La clave es el contraste. El local, moderno, sorprende al comensal. La comida, a la antigua usanza, de olla sobre fogones caldeados por carbón.
Ubicado en la calle de las Fuentes, El Parral, de tres plantas, se enclava en una parcela que le da vistas a los cuatro costados del edificio. En el piso central tiene un bar acristalado “para que la gente coma con alegría”, explica Jesús, con ocho mesas y barra.
La decoración le hace un guiño a la innovación, con los tubos de aire acondicionado visibles y techos sustentados por vigas de hierro también descubiertas. El local está adaptado para minusválidos y, en esa misma planta, tiene un espacio preferente para la cocina, que es el corazón del negocio. En la parte trasera, la pareja ha construido una barbacoa y un horno de leña. “Queremos asar cordero, porque en Albalate, hasta ahora, no había asador como tal”.
La planta baja la ocupa un gran salón rústico, preparado para acoger eventos de gran tamaño. Tiene acceso independiente al jardín. El tercer nivel está dedicado a servicios, con una sala de lavandería, zona de back-office y una habitación para descanso del personal. En el verano, El Parral recibirá a sus clientes en una terraza enorme de cerca de trecientos metros cuadrados, justo en la entrada del local, en la que está esculpido en piedra el nombre “para que a nadie se le olvide”.
La pareja quiere que el jardín sea también el sitio de recreo y solaz para sus asiduos. Dos nogales le confieren un aire señorial, alfombrado por el césped, al que beneficiará la humedad del lugar. “Por todos los sitios tenemos agua, un detalle que le encanta a todo el mundo”, dice el emprendedor.
Decoración, diferentes ambientes y el don de gentes de Jesús son sólo el 50% de El Parral. La otra mitad es la cocina. “Lucía tiene una mano especial”, afirma. El matrimonio lo basará todo en las recetas caseras de toda la vida, “esas que saben tan ricas porque se les dedica tiempo”.
Además, el mismo calor necesario para los fogones, es el que alimenta el resto del Mesón Rural mediante un sistema de calefacción de suelo radiante. A diario ofertarán un menú en el que el guiso y la cuchara, cocinados en olla de barro, tendrán todo el protagonismo. “Y también el arroz caldoso, que es la especialidad de la casa”, añade el emprendedor.
Para el fin de semana, la idea del negocio es que los asados, hechos en horno de leña, vayan ocupando poco a poco las preferencias de los comensales.
Lucía y Jesús están muy agradecidos al Grupo de Desarrollo Rural del Tajo Tajuña. Sabían de su existencia, que les recordó la campaña radiofónica “Europa invierte en zonas rurales”. “Queríamos hacerlo bien, y no hemos reparado en gastos. Vamos a vivir de esto, así que lo hemos hecho a capricho. La ayuda de FADETA ha sido crucial. Que te echen una mano, siempre viene bien, pero si lo hacen cuando más lo necesitas, no se olvida nunca”, dicen.
Albalateño de pro, Jesús le ha pedido a San Blas, ahora en febrero, “salud para pagar mis letras y para sacar adelante a la familia”. El dinero llegará como fruto de su trabajo, porque “en cuestión de amor, más de lo que ya tengo, no le puedo pedir”.
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