Laura G. Puebla
Cerca de 4.000 personas, según la estimación municipal, han visitado la localidad serrana este fin de semana
Lunes 04 de mayo de 2015
La XVII edición del Mercado Medieval de Tamajón comenzó el viernes, día 1 de mayo, con un concierto de Assika Folk, grupo de música étnica que ya dejara una magnífica impresión en el certamen de villancicos convocado en Navidad en el Centro Cultural de Tamajón.
Sergio de Castro, uno de sus integrantes, explicaba poco antes del concierto que Assika es “la transcripción árabe de cómo se llama el pueblo del que procedemos, Azuqueca de Henares” y definía el propósito del grupo. “Buscamos un sonido diferente en el mundo de la música étnica, y también pasarlo bien en el camino”. Después de dos años de recuperación de canciones y versos tradicionales, principalmente en Guadalajara y Castilla-La Mancha, y de versiones, el grupo está ahora sumergido en el proceso creativo de su primer disco original.
En Tamajón, empezaron con folklore guadalajareño, de Caspueñas, y castellano-manchego, interpretando unas seguidillas rescatadas de la tradición de Herencia (Ciudad Real), para deleitar a los agalloneros después con versiones étnicas de algunos grandes del rock y el pop, como Phil Collins, Kansas, REM o Mike Oldfield. “Nos divertimos nosotros, y también procuramos divertir al público, incluso con ornamentos pirotécnicos”, valoraba De Castro, al respecto de la puesta en escena que desplegaron en la Plaza del Coso. Y así fue, porque los agalloneros cantaron, e incluso bailaron, dos danzas bretonas con las que el grupo puso punto final a su concierto, con unos inusuales dieciséis grados a la una y media de la madrugada.
Ayer, la calle de En Medio se fue llenando con treinta y cinco puestos variopintos, todos artesanos, “como manera de reivindicar los oficios antiguos y las tradiciones, porque lo que nosotros le proponemos al visitante es un viaje en el tiempo, que mire adonde mire, pueda entender como fue la vida de nuestros antepasados”, dice Michel Redrado, responsable de la organización de la empresa Professional History. De esta manera, el centro de Tamajón se llenó con cestas, juguetes, utensilios de cocina, muebles, quesos, casas de corcho y musgo, todo hecho a mano en una mañana de niebla, que dio después lugar a una abarrotada de gente tarde de paseo por las calles del Mercado. Los Gaiteros de Mirasierra se encargaron de ponerle la banda sonora al Mercado Medieval, con su habitual buen hacer y sabiduría musical.
El alcalde de Tamajón, Eugenio Esteban, tomó la palabra a las once de la mañana del sábado para presentar el Mercado. El regidor recordó que se celebra desde el año 1999 para conmemorar el privilegio que, hace 756 años concedió a la villa el rey Alfonso X El Sabio. “Recordamos la historia con iniciativas como el mercado y con la publicación de un libro, que se editó el verano pasado sobre nuestro pasado en la Edad Moderna, al que seguirá otro, en esta ocasión sobre la Edad Contemporánea”, señaló. Esteban señaló que en la actualidad, “desde el Ayuntamiento mantenemos los servicios sociales, mejoramos los abastecimientos de agua y de recogida de residuos y promovemos el tejido industrial a través de ADEL Sierra Norte, nuestro grupo de desarrollo rural desde el que se gestionan fondos europeos, nacionales y autonómicos”.
Pero fue Agustín Mota Moreno, que eligió la fecha del Mercado Medieval para contraer matrimonio, quien tuvo el honor de declararlo inaugurado. En un documentado pregón, Mota, cuya familia procede del entorno de la Sierra de Ayllón, recordó que “en el año 70 del siglo I, y tras la destrucción por los romanos de Jerusalén, algunos judíos erigieron la ciudad de Tamaya, donde hoy se encuentra Tamajón”. Según el pregonero, desde aquel asentamiento y generación tras generación, en Tamajón la presencia judía fue ininterrumpida hasta que los reyes católicos decretaron su expulsión. “Quizá de ahí viene la dedicación de Tamajón al comercio, y quizá por ello, unido a ser lugar estratégico, por ser paso desde el Valle del Jarama a la Sierra de Ayllón, Alfonso X el Sabio, y sabio tenía que ser, le dio a Tamajón el privilegio de mercado”. Pablo terminó su pregón exhortando a los presentes “a la visita a taberneros, tenderos, panaderos carniceros, tejedores, carpinteros y sastres, y a disfrutar de los desfiles, combates, espectáculos y exposiciones de este Mercado”.
Uno de ellos, Sergio Alvarez Díaz, “el Tuku”, llegó hasta Tamajón desde Valdesoto, en Pola de Siero, Asturias. Ubicó su puesto de talla de madera bajo los soportales de la Plaza Mayor. “Trabajo sobre todo castaño, por la abundancia del árbol que hay en mi tierra, pero también acacia y roble”, decía ayer mientras trabajaba tallando la cabeza de un dragón, aprovechando el nudo de la madera para hacer coincidir sobre él, el ojo. “El Tuku” trabaja con gubias, “que son las que tienen forma”, y formones, “que son rectos”. Cuando terminó su labor, dejó el corte limpio con lija de estropajo, para suavizar las huellas del metal, y le dio a la pieza un acabado con tinte, “que es el que le va a la pieza, aunque hay otros muchos, como el barnizado, cera o aceite de linaza”. Era la quinta vez que el asturiano visitaba el mercado.
Cristian Marme trabajaba a su lado un bajorrelieve, para el que ya tenía trazado el dibujo sobre una piedra arenisca. “Voy a hacer una cabeza de caballo con un tribal debajo, que se rifará mañana”, decía el artesano de Gijón ayer. “Las herramientas de desbaste son el puntero y el descafilador. Cuanto más grandes son, más quitan lo gordo. Otras herramientas son la gradina, o el cincel dentado que también es una herramienta de desbaste, la media caña, el curvo, que se usa mucho en escultura porque no te compromete ante posibles errores, y el cincel plano, que es la uñeta. En cuanto a las mazas, tenemos la cuadrada y la redonda, que es la de cantería por excelencia, porque con ella es más difícil fallar el golpe”, informaba ayer el cantero.
Antonio Alcocer, de Albalate de Zorita, mostraba en otro de los puestos del soportal de la Plaza Mayor, su trabajo con fibras vegetales como la enea, el esparto o el mimbre. “Vengo a Tamajón desde hace seis años, porque me encanta el Mercado Medieval. Se mantiene en la artesanía pura, que se busca y se pretende, y estoy de acuerdo con su filosofía”, decía.
Un poco más allá, Isidro Lanciego, de Alcalá de Henares, estrenaba en Tamajón su puesto de bisutería artesanal, con cristales hechos a mano, que engarza en otros objetos como horquillas, llaveros o pulseras, también hechos a mano. Al fondo de la calle de En Medio, estaba Ingrid Gromenkova, una lituana con tienda en Azuqueca. Su establecimiento se llama “Sólo para ti” y lleva abierta lo que va de año. Vendía cajas de madera de todos los tamaños, decoradas a mano, y “bisutería de ámbar que traigo de mi país”.
Junto a la fachada del Ayuntamiento estaba el puesto de José Crespo, lleno de objetos artesanales hechos con madera de pino como ventanas, gamellas, centros de mesa o marcos de cuadro para lo que “reciclamos madera de diferentes procedencias en el taller que tenemos en Cantalojas”.
Puri Quesada hace artesanía con el corcho del alcornoque desde su taller de Torrejón del Rey. Fabrica reproducciones de fachadas para las que “troceamos la corteza, la lavamos y luego, con arcilla, añadimos las puertas, las ventajas y las tejas, terminando la decoración con musgo”. Ayer, no le iba mal la venta. Sobre el Mercado afirmó que “me encanta su animación”.
Luis Coracho se trajo sus quesos artesanales, hechos con leche cruda de oveja, de la vecina localidad de Hita hasta Tamajón. “Fabricamos curado y semicurado. Este es el tercer año que venimos. La afluencia de gente es importante, y por eso repetimos”, decía. Según el maestro quesero, el 80% del éxito del producto es la calidad de la leche, que “compramos a un ganadero de Guadalajara y luego hacemos en Hita”.
Rubén García, artesano briocense, expuso un gran número de trabajos en madera de olivo, básicamente instrumentos de cocina como morteros, paletas cascanueces, platos, almireces o vasos. “Nos está yendo bien, hay mucha gente y buena organización”, decía el sábado. La madera de olivo es extraordinariamente dura, “así que hay que trabajarla cuando se está empezando a secar, porque de otra manera es imposible”, explicaba el artesano que parte para hacerlo de madera recabada como restos de poda. “La materia prima es ya de por sí estética y bonita, pero además es muy longeva. Una paleta de olivo dura hasta cinco veces más que otra convencional”, valora.
Además del propio mercado, la programación ha buscado que no decayera el nivel de actividad en ningún momento del Mercado. Exposiciones de utensilios antiguos en la plaza de la iglesia, teatro de calle, muestra y visita explicativa de instrumentos de tortura, cuentacuentos, combates o exhibición de rapaces, se han sucedido a lo largo del fin de semana para propiciar cerca de 4.000 visitas, según la estimación municipal. “Creemos que la de 2015 ha sido una de las más exitosas ediciones de nuestro recuperado Mercado Medieval, por lo que damos las gracias a los organizadores, Professional History, así como también a todos los agalloneros que han colaborado para que el balance de la iniciativa no pueda ser más favorable. Nos consta que la hostelería y restauración de Tamajón ha colgado el cartel de no hay billetes, con lo que hemos cumplido sobradamente los objetivos de reivindicar nuestra tradición y de impulsar la economía local”, afirma Esteban al cierre del Mercado.
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