Carta semanal del obispo de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara
REDACCION | Martes 19 de mayo de 2015
Queridos padres:
En estas fechas estáis matriculando a vuestros hijos en los colegios para el próximo curso escolar. Como bien sabéis, al hacer la matrícula, tenéis la posibilidad de pedir que se les ofrezca la asignatura de religión y moral católica. Es un derecho que debéis ejercer con total libertad y responsabilidad pues está reconocido por el artículo 27. 3 de la Constitución Española.
Con la petición formal de la clase de religión y moral católicas para vuestros hijos, estáis ayudándoles a conocer mejor a Jesucristo, como luz verdadera y plenitud de sentido para sus vidas. De este modo, además de ofrecerles la posibilidad de abrir su mente y su corazón a la trascendencia, podrán encontrar respuestas sólidas y convincentes a los profundos interrogantes que todo ser humano ha de hacerse en las distintas etapas de la vida, sirviéndose de su inteligencia.
Como sabéis por vuestra experiencia personal, estas preguntas sobre el sentido de la existencia humana y sobre el más allá de la muerte sólo puede responderlas una persona que se fía de Jesucristo y que lo pone como fundamento de su existencia. Ante la contemplación de las enseñanzas y de los comportamientos del Señor, el cristianismo subraya el valor de cada ser humano e impulsa a respetarlo y protegerlo con valentía y decisión teniendo en cuenta la igualdad esencial de todos los seres humanos.
Pero, además de la necesidad de conocer a Jesucristo para orientar la propia existencia, la asignatura de religión ofrece también a vuestros hijos la posibilidad de crecer en la práctica de las virtudes cristianas tan necesarias hoy para el buen funcionamiento de la familia y de la sociedad. Concretamente, los cristianos podemos ofrecer a la sociedad el respeto escrupuloso por la vida de cada ser humano, la preocupación por la convivencia pacífica, el esfuerzo por la consecución de la justicia y la solidaridad efectiva con todos los hombres, especialmente con los hermanos más necesitados.
Junto a la vivencia de estas virtudes imprescindibles para establecer relaciones entre las personas basadas en principios morales sólidos, quienes participan en la clase de religión y moral católica tienen también la posibilidad de descubrir nuevos contenidos para la comprensión e interpretación de la cultura occidental. Muchas de las manifestaciones culturales en los ámbitos de la literatura, de la pintura, escultura, cine y música sólo pueden ser desentrañadas y entendidas desde las claves de una buena formación religiosa. ¿Cómo entender los estilos arquitectónicos de nuestras catedrales y los magníficos retablos que se conservan las mismas o en otros templos cristianos sin una buena formación religiosa?
Desde el mayor respeto a vuestras convicciones religiosas, os invito a pensar en la formación integral de vuestros hijos. No olvidéis nunca que toda persona, además del alimento material para sustentar su cuerpo, necesita también el alimento espiritual para nutrir su espíritu, pues todos hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. Al haceros estas recomendaciones, no pretendo condicionar vuestras decisiones, sino ayudaros a buscar el camino mejor para la formación integral de vuestros hijos. En todo momento, contad con mi oración ante el Señor para que os acompañe en el cumplimiento de esta gozosa misión.
Con mi sincero afecto y bendición.
Atilano Rodríguez, obispo de Sigüenza-Guadalajara
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