Revista de Prensa.- LA RAZON
Mientras el mundo se aprieta el cinturón, yates y jets privados siguen llegando a los mejores «resorts» y a las villas más lujosas del planeta
REDACCION | Miércoles 22 de octubre de 2014
María Serrano.- La Costa Azul con Saint Tropez o Montecarlo; Estados Unidos con Florida, Hawai y Los Hamptons; México y sus cristalinas aguas caribeñas; las cabañas sobre el mar turquesa de las islas Fiji, de las Maldivas y de las Granadinas, y los países del centro de Europa, sin olvidar los paradisíacos enclaves del sudeste asiático, como Bali, «la isla de los dioses». Aquellos que duermen sobre un colchón de billetes verdes no conocen los límites en cuestión de darse el gusto: a pesar de la crisis, los billonarios siguen con su tren de vida habitual y en cuestión de vacaciones, llevan constantemente la palabra «lujo» en los labios. SIGUE
Y aunque cada poco tiempo cambian de residencia –o, simplemente, adquieren una nueva en algún exótico rincón del mundo–, lo cierto es que los lugares en los que invierten para la época estival varían poco. Esta pequeña minoría afortunada puede presumir de no haber cambiado en nada sus hábitos: villas de centenares de hectáreas, residencias con docenas de habitaciones, playas privadas, piscinas climatizadas, puertos y helipuertos, e incluso islas con sus nombres.
Puede que los visitantes habituales de Cahors se crucen con la princesa heredera María de Dinamarca, pues posee un «château» en esta localidad francesa, y aquellos que se acerquen a la pintoresca ciudad de Saint-Rémy-de-Provence quizá vean paseando a Carolina de Mónaco. Pero no todos los multimillonarios pertenecen a una casa real o son famosos. Lo cierto es que muchos de los «HNWI» («High Net Worth Individuals», término anglosajón que describe a aquellos que poseen un millón de dólares «líquidos») han alcanzado la fama precisamente por el número de ceros de sus cuentas corrientes. Según la lista Forbes, Bill Gates es el segundo más rico con una fortuna que asciende a 50.000 millones de dólares. Aunque el fundador de Microsoft no se toma muchas vacaciones, cuando lo hace elige su residencia de 70 millones de euros y 12.000 metros cuadrados en Medina, en el estado de Washington, o se lleva a su mujer al «Wakaya Club Resort» de Fiji, lugar también predilecto de estrellas como Michelle Pfeiffer, Russell Crowe y Nicole Kidman. Este complejo turístico sólo hospeda a 20 personas al mismo tiempo y cada «cabaña» posee una playa exclusiva. Los precios más bajos ascienden a 900 euros por noche.
Otro rico que aparece en Forbes, Bernard Arnault, número cuatro y propietario de Louis Vuitton y Dior, pasea su fortuna de 28.000 millones de euros por alguno de los complejos turísticos que posee. Si un año se traslada a Palm Beach (Florida), otro cruza las aguas del Mediterráneo en su yate «Amadeus», de 70 metros de eslora, uno de los más caros del mundo. Más grande aún es el yate de Roman Abramovich, aunque el magnate ruso del petróleo prefiere las montañas de Colorado a las playas que visitaría con «Le Grand Bleu». 10.000 millones de euros en el banco dan para mucho.
Montados en el dólar
Y mientras medio mundo se despide de los «voyages», Oprah Winfrey se pierde en Antigua con Eric Clapton como vecino; Richard Branson se compra una isla en las Vírgenes Británicas, y Johnny Depp invierte casi tres millones de euros en adquirir «Little Hall’s Pond Cay», su isla del Caribe. Y el cofundador de Microsoft no se queda corto: Paul Allen prefiere veranear cerca de casa, y cada año se retira a Lopez Island, en las remotas joyas del estado de Washington, las islas San Juan. A pesar de lo maravilloso del enclave, parece que el magnate de la informática sólo descansa de verdad cuando surca los mares en el «Octopus», un yate que le ha costado 140 millones de euros y que incluye un cine, una cancha de baloncesto, un par de helicópteros y un submarino con capacidad para alojar a diez personas. El número 80 de Forbes no sale de Los Hamptons: Steven Spielberg, que comparte vecindario con Ron Perelman y Calvin Klein, es propietario de «Quelle Farm», una inmensa mansión a pie de playa. Con sabor español, el propietario de Inditex y séptimo en el ránking de los más ricos disfruta su descanso estival en su tierra natal. Amancio Ortega posee una residencia de verano en la isla «A Toxa», en Vigo.
La mayoría de los «billionairs» posee una segunda residencia en algún rincón del planeta. Según un informe de la consultoría inmobiliaria Knight Frank titulado «The Wealth Report», el 17 por ciento de las fortunas de Norteamérica tiene casa en Francia, porcentaje que aumenta hasta el 42 por ciento cuando hablamos de los «nuevos ricos» de Rusia. En el país galo se encuentra además el hotel más caro del mundo según la revista Forbes: la suite del Hotel Martínez, en Cannes, cuesta 30.000 euros por noche. Los que eligen destinos españoles proceden mayoritariamente de Iberoamérica, frecuentando la Costa del Sol, los dos archipiélagos, Marbella y Benidorm. Y es que, según esta investigación, la Península Ibérica se encuentra entre los enclaves favoritos en cuestión de casas de verano, acompañada de México, Reino Unido, Francia, Italia, Suiza, Mónaco y Singapur.
LOS MAYORES PALACIOS FLOTANTES
«Eclipse»
162,50 metros
Propiedad del magnate ruso RomanAbramovich
«Dubai»
162 metros
El dueño es Mohammed ben Rashid
«Al-Said»
155 metros
Es propiedad del sultán Qaboos, de Omán
«Prince Abdulaziz»
147 metros Pertenece al rey Abdullah de Arabia Saudí
«El-Horrya»
145,75 metros
Forma parte de la flota del Gobierno de Egipto
«Al-Salamah»
139,28 metros
Pertenece al príncipe sultán de Arabia Saudí
EL SÚMMUM DEL LUJO: UNA ISLA PROPIA
Leonardo DiCaprio
El actor más rico de Hollywood es dueño de Blackadore Cay, en Belize
Nicholas Cage
La isla Leaf Cay de 16 hectáreas en Las Bahamas le costó 2,2 millones de euros
Shakira
Bonds Cay es el nombre de la isla que la «Loba» posee en las Bahamas
Mel Gibson
El polémico actor posee la isla privada más grande del sudoeste del Pacífico: Mago, en las Fiji
Noticias relacionadas