La localidad de Palazuelos volverá a honrar la figura de su patrón, San Roque, agradecida como aún le están por la creencia de que su intervención sobrenatural libró de la muerte a muchos palazuelenses de una muerte segura por epidemia.
San Roque nació en Francia a mediados del siglo XIV. Se dedicó a curar a los infectados de la peste y la devoción por él se extendió muy rápidamente. Su onomástica es el 16 de agosto. Santo protector ante la peste y toda clase de epidemias, su intervención era solicitada por los habitantes de muchos pueblos que, agradecidos, terminaban por nombrarlo santo patrón de la localidad. Palazuelos también fue azotado por la epidemia de peste que invadía la Península Ibérica en el siglo XV. Entonces, sus habitantes invocaron a San Roque para librarse del dolor y la muerte.
La imagen de San Roque, además de la que existe en la iglesia parroquial, se encuentra también en Palazuelos en una hornacina incrustada en la muralla, en el lugar de la Puerta de la villa.
No hay referencias precisas del inicio de esta tradición que, probablemente, se inicia entre los siglos XV y XVI. Los estudios históricos de Adrián Blázquez, Catedrático de la Universidad de Pau (Francia), nacido en Palazuelos, han prestado una especial atención a esta celebración. Los habitantes de la villa de Palazuelos quemaban un boto en honor al santo en un acto simbólico. Era el recuerdo del voto o promesa realizado a San Roque con el que conmemoraban el feliz resultado de su intercesión en la epidemia de peste. Con el paso del tiempo la renovación del voto al santo se convirtió en la quema de un “boto” por parte de quienes almacenaban líquidos. El boto es un recipiente flexible de cuero, de gran tamaño, donde se guardaba el vino y otros líquidos en tiempos pasados. Está hecho con piel de cabra, impregnada de pez en su interior Quizás esta transformación de la tradición se produjo por pura homofonía para evitar su pérdida. La fiesta, tras años de olvido - debido en buena parte al éxodo rural- está hoy completamente viva.
Un grupo de vecinos del barrio de la Puerta de la Villa, decidieron recobrar algunas de las fiestas y costumbres perdidas de sus antepasados, entre ellas la “quema del boto”, celebrada el día 16 de agosto en la Festividad de San Roque. Fue en el año 1984 cuando restauraron la tradición. En años sucesivos, la asistencia al acto de la quema del boto ha venido aumentando hasta alcanzar una importante afluencia en las vacaciones estivales. Muchos son ya los que se suman a la celebración. La dificultad de encontrar grandes “botos” se salva con una imitación hecha con cartón fallero o botillos pequeños, de manera que la tradición está enteramente rescatada. No es lo único que los palazuelenses han rescatado. También han hecho lo propio con la Tanguilla, un juego popular del siglo XII que se dejó de practicar en los años 1950 y que se añadió a la tradición del boto en el mismo fin de semana en el año 1996. Los actos están organizados por la Asociación Cultural “Quema del Boto”.