REDACCION | Jueves 10 de septiembre de 2015
La urbanización en la que 4.000 jubilados ingleses gastaron sus ahorros se hunde entre la desidia del ayuntamiento y la quiebra de la promotora. Les vendieron chalets de lujo en una zona desértica, de riesgo sísmico y levantados sobre una rambla que cuando llueve provoca riadas. Pagaron entre 120.000 y 250.000 euros por unas casas que hoy se caen a pedazos por la inestabilidad del terreno. Los 4.000 jubilados británicos que se asentaron en la murciana urbanización Camposol preparan una querella contra la promotora, en concurso de acreedores, y contra el ayuntamiento de Mazarrón, por haber permitido semejante chapuza. La fiebre del ladrillo – ese mal endémico español– se convirtió en delirio a 15 kilómetros de Mazarrón ( Murcia), cuando en los años noventa comenzó a levantarse en medio de un paraje desértico y de riresgo sísmico una macrourbanización pensada para los europeos del norte. Mucho sol y playas cercanas fueron atractivos suficientes para que unos 4.000 jubilados británicos compraran una casa en la urbanización Camposol, la más grande de la región, con algo más de 4.000 viviendas. La promotora, Justo y Manoli SL, empresa del Grupo Masa, acaba de entrar en concurso de acreedores. Lo que iba a ser un retiro dorado resultó ser una ratonera, de la que ahora los jubilados no pueden escapar. Invirtieron sus ahorros en unos chalés que se caen a pedazos porque el terreno se hunde; las aceras se levantan y son intransitables; muchas calles están sin asfaltar y presentan socavones insalvables. A esto se une el grave deterioro de las redes de saneamiento y agua potable, y la inexistencia de servicios como la depuración de aguas residuales, transporte público y correos. Y lo que es más grave quizá: la mayoría no dispone de la cédula de habitabilidad, por lo que están habitando ilegalmente sus propias viviendas. Continúa leyendo el artículo, descargando la revista completa en PDF.
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