REDACCION | Domingo 01 de noviembre de 2015
La Asociación de Mujeres de Fuentenovilla, en colaboración con el Ayuntamiento y con la empresa Littlepic, convocó ayer y con motivo de la festividad de Todos los Santos una jornada muy especial. A la que parece irrefrenable tendencia de los niños a recorrer las casas de cada localidad pidiendo chucherías, con el famoso truco o trato, la Asociaciación ha añadido varias actividades más en las que han participado fuentenovilleros de diferentes generaciones, así como también vecinos recién llegados, quienes han podido conocer cómo se celebraba tradicionalmente el Día de Todos los Santos en la localidad.
La Asociación ha llamado a este día 'Recuperando Tradiciones', de manera que como explica su presidenta, Camelia Ión, “queremos que perdudre en el tiempo y tenga muchas más ediciones en este formato”. Y como la costumbre típica era la de vaciar la pulpa de las calabazas, y dibujarles caras terroríficas para “asustar en los rincones más escondidos del pueblo a todo el que pasara”, recordaba ayer Rosa de la Torre, niños y mayores se reunieron a la vera de La Picota para, todos juntos, diseñar las calabazas. A eso de la una de la tarde, estaban hechas, y preparadas para acoger las velas que las iban a iluminar fantasmagóricamente su interior. Angel Cano, de ocho años, hizo una. “El taller ha sido muy divertido y yo he hecho una calabaza muy terrorífica, como me ha enseñado mi abuelo”, decía.
A partir de las seis de la tarde, todas quedaron expuestas en la maravillosa plataforma que es la picota de Fuentenovilla. Una tradición recuperada. La otra costumbre de Los Santos es la de degustar el dulce de los puches. Las socias más mayores se ofrecieron a cocinar estas gachas dulces para todo el pueblo. Una de ellas fue la propia Rosa de la Torre. “Antes, como escaseaba el azúcar, cocíamos la remolacha azucarera, y con el agua que escurría, hacíamos los puches”, recordaba. Después de comerlos, por la noche, mozos y mozas tapaban con las sobras, con engrudo de harina de almortas o incluso “con barro, cuando llovía”, las cerraduras de las puertas. Cuando llegó el progreso, bromeaba Rosa, “cambiamos los puches por chocolate con churros, porque había una señora que los hacía”. Además de esta bollería, en el Centro Social se pudieron degustar pastas y repápalos, otro dulce, crujiente, típico de Fuentenovilla.
Y como a los niños les gusta tanto la tradición anglosajona de Halloween, la Asociación les preparó una fiesta de difraces, en la que hubo un detalle para todos los que se disfrazaron. A partir de las 23 horas, fueron los mayores quienes acudieron disfrazados al baile nocturno. En esta caso sí hubo premios para los mejores.
Montserrat Rivas, alcaldesa de Fuentenovilla, participó activamente en esta recuperación de tradiciones: “La Asociación de Mujeres, que recientemente renovaba su junta directiva, nos propuso esta actividad otoñal, aprovechando además el largo fin de semana de los niños. Creo que han sabido meclar las tradiciones con las demandas de los niños, de la misma manera que los vecinos de siempre de Fuentenovilla han encontrado el espacio para enseñar a los nuevos lo que es típico de nuestro pueblo”.
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