REDACCION | Jueves 19 de noviembre de 2015
Desde el día 16 y hasta el 30 de noviembre nuestra vitrina mensual muestra la exposición Protección a la Infancia y trabajo infantil en la España del siglo XIX y primer tercio del XX. Durante estos días los vecinos que se acerquen al Ayuntamiento, pueden contemplar documentos del Archivo municipal, fotografías y las primeras legislaciones laborales relativas a la regulación del trabajo infantil en España y la asistencia a la escuela desde la Ley Benot de 1873.
Además de esta exposición el Archivo Municipal ha dedicado su documento del mes por internet a esta cuestión. Durante el mes de noviembre presentamos en la página web el Acta de reconstitución de la Junta Local de Protección a la Infancia y Represión de la Mendicidad del 13 de julio de 1927.
De esta manera el Archivo Municipal se suma a las actividades organizadas por el Ayuntamiento de Alovera para celebrar la Semana de la Infancia del 13 al 22 de noviembre.
La situación social producida por la Revolución Industrial en siglos XVIII y XIX convirtió los artesanos en obreros y trajo consigo una necesidad de producción y un volumen de trabajo cada vez mayor. Se necesitaba más mano de obra y se emplean muchos niños y mujeres que sufren una gran explotación en condiciones de trabajo muy duras, impensables en nuestras sociedades del mundo desarrollado.
Las familias pobres e incultas se acogieron al trabajo infantil pensando en el salario que aportaban a la economía familiar. Los empresarios contrataban la mano de obra infantil que resultaba barata e indefensa a la vez que existía una mentalidad favorable de la época, según la cual se les quitaba a los niños del vagabundeo y aprendían gratis un oficio.
Los niños trabajaban desde los 8 años (en el campo desde los 6) jornadas de 15 horas que hacían imposible la asistencia a la escuela.
La primera ley en España que intenta regular el trabajo de los niños es la llamada Ley Benot de 1873, prohíbe el trabajo a niños menores de 10 años en determinados ámbitos como la fábrica, taller, fundición o minas (no es una prohibición total, podían trabajar en el servicio doméstico o en el campo por ejemplo). No olvidemos que aunque nos cueste imaginarlo en nuestra sociedad desarrollada, los niños menores de 10 años tenían una función laboral muy concreta en los estrechos túneles de las minas, donde no cabía un adulto. Esta ley también establece la escolarización obligatoria. Sin embargo existía un gran incumplimiento y la falsificación de la edad era cosa corriente. La Ley de Trabajos peligrosos de los niños de 1878, establece en este sentido, una serie de sanciones y prohibiciones en determinadas actividades peligrosas de fuerza, equilibrio o acrobáticas.
Estas leyes sin embargo no se ocupan de la mendicidad de los niños o el abandono de éstos por sus padres o tutores legales. La Ley de Eduardo Dato de 1900, sí contemplará estas cuestiones además de la lactancia mercenaria y la regulación del trabajo infantil. Esta ley aumenta las limitaciones del trabajo de los menores respecto a la Ley de 1873. Prohibe taxativamente cualquier tipo de trabajo de los niños menores de 10 años, regula la jornada laboral, reduce en edad y tiempo el horario de trabajo nocturno y prohíbe el trabajo en domingo y días festivos de los niños obreros. Establece además un sistema de penas y multas por incumplimiento mucho más efectivo. Esta ley da lugar a varias disposiciones sobre los menores entre 1904 y 1912 que se aplicarán en todos los municipios de España.
Esta legislación favorece, entre otras cuestiones, la creación de Juntas Provinciales y locales de Protección a la Infancia y represión de la mendicidad, a las que se confiere unas funciones específicas vigilancia y control de la mendicidad, del abandono infantil y de protección del menor. Se expone también un documento de la Junta Local de Alovera de 1927.
El trabajo infantil casi desaparecido en España y en las sociedades desarrolladas occidentales, todavía está por desgracia, en pleno auge en muchos países del Tercer Mundo. No es algo del pasado, no olvidemos nunca que todavía existen miles de niños sin infancia que se han hecho adultos antes de tiempo.
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