REDACCION | Miércoles 23 de diciembre de 2015
Coquinas, pulpos, pijotas, cañaíllas, chirlas, chanquetes. En el primer semestre de 2015, en Andalucía se han decomisado 12.400 kilos de pescado de talla o peso inferior al reglamentario, casi tanto como en todo el año 2014. Es mercancía que, sin pasar por lonja ni control sanitario, se vende a precio de oro en los restaurantes. Tras el negocio, silenciosas redes de furtivos que camuflan su pescaíto troceándolo o lo esconden en almacenes clandestinos.
El consumidor piensa que, si se lo sirven en un restaurante, es legal. Pero lo cierto es que se cuela mucho pescado que se vende en negro. Algo en el sistema de control no funciona, porque lleva sucediendo desde hace mucho tiempo y sigue pasando. Está claro que fallan los controles, y es preocupante”. Los datos aportados por los Servicios de Inspección Pesquera de la Junta de Andalucía secundan la inquietud de Elvira Jiménez, responsable de la Campaña de Océanos de Greenpeace España, ante la repercusión que en los caladeros andaluces tiene la pesca de inmaduros, especies de talla o peso inferior al reglamentario para su consumo.Solo en el primer semestre de 2015, en esa comunidad se incautaron 12.406 kilogramos de almejas, pijotas, cañaíllas, chirlas, atunes, boquerones, pulpos, jureles, chocos, coquinas, sardinas o chanquetes…, que, sin pasar por las lonjas y sin ningún tipo de control sanitario, iban destinados a pescaderías, restaurantes o chiringuitos donde, sobre todo en estas fechas, se venden a precio de oro.
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