Treinta y cinco niños y niñas del CRA Santa Lucía de Pareja han cumplido con la tradición de decoración y rotura de los pucheros. Después, los parejanos han compartido un sustancioso almuerzo, a base de tortilla, empanada rellena y producto de la matanza
REDACCION | Viernes 05 de febrero de 2016
Con el 'Jueves Lardero' ha comenzado hoy el programa de festejos del Carnaval 2016 de Pareja. Esta celebración, al igual que otras a lo largo del año, se está subrayando desde el Ayuntamiento con dos propósitos, el primero, realzar las tradiciones y transmitirlas a las nuevas generaciones, y el segundo “dinamizar el medio rural, proponiendo actividades atractivas, también para los parejanos oriundos, con el fin de que sigan viniendo el pueblo”, valora Javier del Río, alcalde de Pareja.
De esta manera, el Ayuntamiento, en colaboración con el Centro Rural Asociado 'Santa Lucía', ha vuelto a convocar la rotura de los pucheros en la Plaza Mayor. Niños, profesores y todo aquel que se ha querido acercar a participar comenzaron la mañana con un chocolate calentito con churros, bien recibido por el estómago, y por las manos, porque a primera hora de la mañana, en el centro de Pareja la temperatura no superaba los seis grados.
Según cuentan los mayores del lugar, era costumbre en la villa que, cuando aún no estaban asfaltadas las calles, una soga cruzara de lado a lado la calle Mayor, justo frente al edificio de las antiguas escuelas. De ella prendían botijos, macetas o viejos pucheros de barro, que los niños encontraban por ahí o que las abuelas cedían a sus nietos para que jugaran a esta yincana tradicional, característica del Carnaval, y previa a la Semana Santa. “Antiguamente, sólo ellos rompían los pucheros”, contaba esta mañana una de aquellas niñas, hoy convertida en abuela. Esto sí que ha cambiado, puesto que ahora los 35 alumnos y alumnas de Budia y Pareja primero habían decorado en las clases de plástica sus vasijas, para luego, con la vista tapada por una bufanda, atizarles con la vara. “Antes se hacían también carreras de sacos, y dentro de las vasijas había agua, ceniza, pinturas y lapiceros o hasta palomas y conejos que luego quedaban en casa como mascotas”, aseguran.
Hoy, las vasijas contenían legumbres, harina, confeti y también agua, que creaban bonitas imágenes cuando el barro cocido se descomponía con los golpetazos. Los participantes se los arreaban con los ojos vendados y después de haber dado tres vueltas sobre ellos mismos, igualmente sin poder poder ver. Los niños y niñas seguían las indicaciones abuelos, padres y profesores, que se acercaron hasta el lugar para presenciar las divertidas escenas. Cuando terminaban, los pequeños se llevaban un regalo del 'Jueves Lardero'.
A última hora, también se animaron algunos mayores. Una vez cayeron los botijos, se rifaron, desde la balconada del Ayuntamiento de Pareja, el conejo y el gallo. Los mozos y mozas de la villa sacan con ella unas perrillas para añadir “un toque especial” al almuerzo. A eso de las dos de la tarde, los parejanos se han marchado, precísamente a almozar, al campo y a los merenderos, aprovechando la mañana y mediodía de sol radiante. Los mozos, con sus pandillas; las familias con los niños más pequeños. En el menú que corresponde al Jueves Lardero parejano no falta la empanada, rellena de embutido y de tocino, el chorizo, el lomo y las tortillas. De postre, piña y brazo de gitano.
“Desde la escuela rural, y dentro de nuestro currículo de contenidos y de aprendizaje es importante que le demos importancia a las tradiciones del lugar. Los niños tienen que aprender las costumbres y la cultura del lugar donde viven. Desde hace ya algunos años, el colegio se suma a esta propuesta del Ayuntamiento, que además a los niños les viene bien para socializar en un ambiente diferente”, explicaba hoy Marco Campos, profesor del CRA Santa Lucía.
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