OPINIÓN

¿Arte o Ciencia?

La Columna de Economía de Arturo García

Lo sorprendente es que una vez inmersos en los problemas, prefieren cerrar hospitales, suprimir ambulancias, y despedir a personal sanitario antes que cerrar las embajadas. ¡Qué cosas tiene Carlota, que escribe poder con jota!

Miércoles 22 de octubre de 2014
Uno de mis profesores de Economía, no sé si fue en el primer año de la carrera, comenzó su asignatura planteando la siguiente pregunta: ¿es la Economía un arte o una Ciencia? Evidentemente, nos quedamos perplejos (al menos yo). Varios años después, comprendí lo que quería decir. Una ciencia se resuelve aplicando fórmulas, de tal manera que si hay un problema se puede dar con su solución aplicando las fórmulas correspondientes. Un arte, por el contrario, no tiene fórmulas ineludibles, y sus problemas no pueden ser resueltos aplicando una fórmula explicada en un libro de texto. La Economía, aun teniendo partes de ciencia, es más bien un arte, aunque sólo sea por el número elevado de temas a considerar en cualquier decisión, entre las cuales está la subjetividad humana en su comportamiento económico. No hay fórmulas matemáticas a aplicar. SIGUE

Sin embargo, hay temas fáciles y difíciles de entender, y preguntas fáciles y difíciles de responder. Pongamos por ejemplo, lo que está pasando en Cataluña, y veámoslo desde una de las perspectivas de la Economía: la reasignación de recursos escasos.

Cataluña tiene problemas económicos, al igual que otras muchas comunidades autónomas. Pues bien, estos días en los periódicos se ha podido leer que la Generalitat ha cerrado el 40% de quirófanos y el 30% de camas de los Hospitales, y va a proceder al despido de 2.400 despidos y a reducir 54 ambulancias. El último de los titulares que he leido me resulta increíble: la Generalitat ha ordenado cerrar cinco días todos los hospitales públicos. Quiero creer que esto no será finalmente así, pero aunque simplemente pase la mitad, es de traca.

Y es que el dinero es escaso, aunque no lo pareciera. Y el abrir embajadas por medio mundo, entre otras muchas cosas, es lo que tiene. Lo sorprendente es que una vez inmersos en los problemas, prefieren cerrar hospitales, suprimir ambulancias, y despedir a personal sanitario antes que cerrar las embajadas. ¡Qué cosas tiene Carlota, que escribe poder con jota!
Que la Economía no tiene fórmulas para salir de la crisis se ve en las respuestas dispares que todos los días tenemos en prensa de economistas de gran prestigio. Por ejemplo, Joseph Stiglitz, el premio Nobel de Economía de 2001 y ex economista jefe del Banco Mundial defiende que la austeridad no es el mejor camino para Europa. Cree que el control del déficit no es la mejor receta para que la zona Euro resuelva sus problemas, y propone un mayor tamaño y autonomía del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).

Desde luego, esto no tiene mucho sentido. El control del déficit es bueno por sí mismo. E incluso aceptando el dogma keynesiano de que los estados deben incurrir en déficit para superar las crisis, este déficit debe estar bajo control. Dudo mucho que los déficit superiores al 10% que hemos visto estos años se pueda decir que son buenos ni que están bajo control. De hecho, estos déficit son una parte importante de los problemas que actualmente azotan a países y, en España, a gobiernos autonómicos.

Y para terminar, es necesario recordar las palabras de hace unos días de Trichet, que se está despidiendo ya de su cargo de Presidente del BCE: pide a los gobiernos que sean conscientes de la gravedad de la crisis actual y que no la menosprecien. La canciller alemana ha dicho que si es necesaria una recapitalización de la banca europea, se hará. Y el BCE se ha comprometido a proveer de toda la financiación que necesiten los bancos de aquí a julio de 2012 en sus operaciones de financiación periódicas, además de la reactivación los préstamos a largo plazo, la compra en el mercado primario y secundario de 40.000 millones de euros en cédulas hipotecarias a partir del próximo mes de noviembre.

Para interpretar lo anterior puedo recurrir a otras palabras de un profesor de finanzas que tuve: “hay dos tipos de preguntas: las fáciles y las difíciles … y ésta es de las fáciles”. Pues bien, si hay que concluir si los temas se están arreglando o empeorando, no hay que ser un lince para afirmar que van de mal en peor.

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