Una treintena de alumnos, llegados de lugares tan dispares como Barcelona, Navarra, Cádiz o Jaén, han participado en el curso “Los espacios palaciegos en la Edad de la Nobleza: el arte al servicio de una idea” que ha organizado el Centro Asociado de la UNED de Guadalajara.
El curso, que se inició el pasado 4 de julio y finalizó el día 6, ha servido para explicar cómo la nobleza influía en la sociedad, en el comercio o en la industria de la época a través de algo tan simbólico e importante como los palacios. A lo largo de estos dos días han desfilado por la Sala de Medios del Centro Asociado de la UNED de Guadalajara, algunos de los mejores especialistas en Historia de España como José Antonio Guillén, Félix Labrador o Enrique Cantera Montenegro, entre otros.
A lo largo de estas tres jornadas se ha valorado cómo la nobleza intentaba en los siglos XVI y XVII imponer su ideal de ciudad modificando amplios espacios y poniendo orden en ellos para así dejar constancia de su poder. Una situación a la que no fue ajena Guadalajara capital, ciudad que fue elegida por la familia Mendoza para establecer en ella su propio modelo de ciudad-palacio. Una intervención que- según los expertos- les llevó a construir, con el paso de los siglos, algunos de los edificios más representativos de la ciudad como el Palacio del Infantado, la iglesia y la cripta de San Francisco o la desaparecida iglesia de Santiago.
En esa época los nobles intentaban mostrar su poder a través de símbolos que plasmaban en un determinado modelo de fachada, en el lenguaje singular y poco conocido de los blasones y escudos de familia, o, incluso, en la forma de disponer las habitaciones y los patios en el interior de su palacio. Unas técnicas que se han analizado con detenimiento a lo largo del curso.
En estas jornadas se ha valorado también el impacto económico que tenía en cualquier comunidad la instalación de un palacio. Un acontecimiento que se convertía en un dinamizador económico para la zona e incluso en un impulsor de la innovación en temas industriales y agrícolas.
El curso ha finalizado con una visita a Cogolludo donde los alumnos han conocido la Iglesia de Santa María, construida en el siglo XVII, y han podido contemplar el cuadro de José Ribera, “Los preparativos para la crucifixión”, que se encuentra en su interior.
La visita más esperada de la jornada ha sido un recorrido guiado por el Palacio de Cogolludo, el primer palacio renacentista construido fuera de Italia. Un espacio en el que han podido ver en la práctica todo lo analizado durante el curso sobre cómo el diseño, la decoración, o la distribución de un edificio suponían un ejercicio de poder por parte de la nobleza.
El curso ha estado dirigido por Esther Alegre Carvajal, profesora de Historia del Arte de la UNED en Guadalajara.